Amor es... Oxitocina, vasopresina, dopamina y serotonina
El amor es un proceso bioquímico que ocurre en el cerebro, involucrando varias de sus áreas (principalmente el sistema límbico), glándulas y neurotransmisores. El corazón se acelera en presencia de la persona amada, es verdad, pero no está relacionado -específicamente- con el amor.
Si bien los neurólogos y los biólogos tienen ahora más claro lo que es el amor, todavía no se ha desentrañado todos sus misterios, ya que es un proceso extremadamente complejo, que abarca diversas etapas y no se da exactamente igual en todas las personas.
De igual forma, todos los ingredientes químicos y biológicos que nos hacen sentir enamorados son prácticamente los mismos que eventualmente nos hacen sentir ansiosos, deprimidos y obsesionados. La frontera entre uno y otro estado es también dinámica y no siempre clara.
La base biológica del amor, por supuesto, sí es clara y antiquísima: contribuir a la reproducción de la especie, algo que abarca tanto la atracción sexual y el vínculo emocional de la pareja (amor romántico), hasta el vínculo emocional con los hijos, que nos lleva a protegerlos y criarlos (amol filial).
Según el biólogo e investigador mexicano Ignacio Camacho Arroyo, de la Universidad Autónoma de México, es propio de la naturaleza biológica del amor tener tres etapas, que se correlacionan con tres combinaciones bioquímicas distintas.
En la primera etapa, que conocemos como "enamoramiento", interviene principalmente el cortisol (hormona mayormente relacionada al estrés), estimulando un cuadro de ansiedad-euforia y modificando nuestra percepción para que se enfoque en las virtudes de la persona amada, descartando (por ahora) sus defectos.
En el hombre disminuye la testosterona, lo que facilita que se enfoque en una sola pareja, mientras que en la mujer aumenta, volviéndola más alerta, desinhibida y eventualmente agresiva.
En la segunda etapa, llamada "de amor estable", el cortisol disminuye y con él la ansiedad y la euforia. Es el turno ahora de la oxitocina y la vasopresina, hormonas que se producen luego de consumado el acto sexual y que crean los lazos de seguridad, intimidad y bienestar en la pareja.
A medida que la pareja intima y se conoce, otros neurotransmisores continúan aumentando su caudal, principalmente la dopamina, la serotonina y otros opiáceos endógenos como las endorfinas y las encefalinas, que refuerzan las emociones amorosas vinculándolas al placer y la recompensa sexual.
Una vez que los hijos nacen otras sustancias como la vasopresina y la oxitocina contribuyen a crear el amor filial, de los padres por los hijos, ayudando a la madre a sobrellevar el embarazo, el parto y la lactancia.
La tercera etapa es el amor de compañía. Este sentimiento no se basa tanto en factores bioquímicos, sino en el conocimiento y la comunicación que ha podido establecer la pareja hasta ese momento.
Dependiendo de la pareja, esta puede ser la etapa más duradera del amor, o puede ser el momento en que ambos busquen en otras personas los sentimientos de euforia de la etapa inicial del amor. Algo que se conoce como "el problema de la fidelidad".
Si bien es normal que en cierto momento de una relación sus integrantes puedan sentirse interesados por terceras personas, esto no siempre tiene que desembocar en la infidelidad, ya que una pareja puede recuperar la euforia e interés iniciales variando intencionalmente sus actividades y conductas.
Hasta donde se sabe, el debate de si los seres humanos somos endogámicos o poligámicos todavía no está resuelto. Algunas parejas lo son mientras que otras no y todavía no está claro si eso es más un fenómeno cultural que biológico, o viceversa.
Información de la UNAM. Resumen de Sophimanía