Crítica: Magnolia, de Paul Thomas Anderson (1999)
"But it did happen", dice en letras pequeñas en uno de los cuadros que Claudia tiene colgados en su apartamento. Pero sí sucedió, y sobre todo, sí tuvo sentido. Verán, Magnolia es la primera película de Paul Thomas Anderson que he visto, antes siquiera de Boogie Nights o There Will Be Blood (que le valió su segundo Oscar al gran Daniel Day-Lewis), las cuales, a menudo, son mejor descritas o reseñadas, ya que tienen aceptación más unánime que este largometraje.
Paul Thomas Anderson empezó a escribir el guión de esta película con la construcción y el nacimiento del personaje de Claudia, la misma a la que aludo en las líneas previas, y así siguió durante dos semanas hasta que logró terminarlo. Esas dos semanas de construcción de guión han parido uno de los que, para mí, es de los mejores films de los noventa, además, claro, de ser un magnífico drama con una puesta en escena que le hace justicia.
Veamos la película por partes, el prólogo del film es un pequeño recuento de leyendas urbanas, hechos que parecen haber sucedido como lo hicieron no simplemente por el azar, sentando al mismo tiempo la premisa sobre la que se basa la historia: que hay historias que se entrelazan todo el tiempo sin que nadie se dé cuenta y no puede ser simplemente causalidad. Así, después de esta introducción para la idea del film, vemos una segunda introducción, esta vez de todos los personajes que intervienen y forman parte de este constructo dramático tan complejo. Con largos travellings, pocos cortes entre las tomas y una poderosa banda sonora, los personajes pasean frente a nosotros y, casi más importante, alrededor de "What do kids know?" (¿Qué saben los niños?), un programa concurso que protagonizan niños con altos conocimientos académicos que responden preguntas de cultura general. ¿Entonces toda la película gira en torno al programa? No realmente. La película es la narración episódica de la vida de ciertos personajes que se conocen entre sí por algo más que pura casualidad; así es como vemos a Jim Kurring (John C. Reilly), un policía de la ciudad yendo a casa de Claudia Gator (Melora Walters), quien es hija del conductor del programa de concursos, Jimmy Gator (Philip Baker Hall), programa en donde la estrella es Stanley Spector (Jeremy Blackman), y así, formando una cadena de la que nadie en realidad quiere formar parte.
La historia está bien construida y el guión es tremendo, pero con la necesidad de reflejar el análisis introspectivo de cada personaje y sus emociones, la película se va estirando, alargando, y quizás muchos la consideren demasiado extensa (son 3 horas), a pesar de que sea lo necesario para que la historia cierre, para que la tormenta encuentre la calma y todo tenga sentido al final. El final es inesperado, original, y continúa con gracia la estela que va dejando el film, que, sin embargo, a ratos, parece perderse y con ello se pierde además la atención del espectador.
El reparto, con un John C. Reilly consistente y con quizá la mejor caracterización de la película, cubre la cuota de manera bastante eficiente e impecable. Tom Cruise, según tengo entendido, realiza su primera incursión que se sale de la casilla de "hombre de acción" y su papel, por el que interpreta al líder de una escuela para ligar con mujeres y manejarlas a su antojo, es, además de fantástico, realmente memorable y con las líneas más graciosas de toda la película. Aunque quien en realidad es el personaje más creíble sea quien tenga menos líneas, Jason Robard hace un trabajo bastante bueno y su Earl Partridge, un anciano moribundo que quiere ver a su hijo por última vez, es un personaje con quien uno puede relacionarse fácilmente.
El director Paul Thomas Anderson ha declarado que esta, de todas las películas que ha dirigido, es su favorita, pero que también fue un error. Y yo lo entiendo. Se nota en este gran drama, en este gran film, en esta gran historia, que alguien se ha entregado demasiado y ese es P.T. Anderson. Algo que, después de todo lo dicho, quiero resaltar es que en el afán de hacer que la película sea un gran viaje para el espectador y quizá con la intención de prepararlo para ello, Anderson hizo un montaje especial con escenas específicas para el tráiler. La película, junto al tráiler, combinan perfecto para que el film se disfrute al máximo, así que también recomiendo que lo vean.
Magnolia es una historia magnífica sobre cuánto podemos sufrir y cuánto podemos perdonar hasta que llega el momento en que hemos llegado al límite y cosas extrañas pasan con nosotros que nos hacen querer cambiar, ser algo diferentes. Estas cosas extrañas pasan todo el tiempo y a pesar de los rasgos surrealistas de esta película es la que mejor realiza el trabajo de llevar estas situaciones a pantalla: la soledad, el egoísmo, lo casi muertos que estamos en ciertos momentos de vida. Esta película es una historia de enfrentarse a lo inesperado, llevando al espectador por el mismo camino que sus personajes, a pesar de sus fallos en la narración (inevitables quizá por la extensión), logra mantener un relato que sintetiza de manera bien lograda lo más duro a lo que uno se puede enfrentar en la vida, incluso cuando eso a lo que nos enfrentamos es nosotros mismos o nuestro pasado. Porque nosotros acabamos con el pasado, pero el pasado nunca termina con nosotros... ¿verdad?
Bonus Track:
Este es prólogo de la película, en el que se nos presentan los personajes. Hay un detalle, que quizás yo había omitido, pero he descubierto gracias a uno de los comentarios y es el cambio en el ritmo en que se mueve la cámara cuando vemos a John C. Reilly por primera vez en contraste con el resto del tráiler. Aunque parezca una tontería, señala un rasgo importante dentro del desarrollo de su personaje.