¡Cómo se pide chumbeque!
Diario EL TIEMPO – Piura.
Cuando decimos chumbeque, imaginamos el dulce color naranja, destilando miel con olor a canela, clavo de olor, suave, crocante que se deshace en la boca. Chumbeque también suena a huerequeque, Jequetepeque, Ñeque, Reque, Lambayeque, es decir suena a vocablo mochica, norteño, mezcla piurana y lambayecana, pero para nada nos suena a chileno, y resulta que Iquique tiene la fábrica de chumbeques más grande del mundo.
El chumbeque en Piura es una golosina, un postre de pueblo, de esos que vendían los panaderos en enormes canastas en la puerta de los colegios o en los estribos de los buses, y por segundo año consecutivo estará en Mistura. Lo lleva Gaby Agurto Trelles.
Los chumbeques de Gaby tienen su origen en una panadería de La Unión. De allí hace 60 años, su madre, doña Antonia se robó la receta y la preparó en su casa y le puso su toque personal. De ella aprendió Gaby y desde hace 22 años dedica su vida al chumbeque.
Para Gaby, el chumbeque es su razón de ser, aunque nunca pensó en dedicarse a la repostería, comenzó el negocio como jugando. Una tarde le dijo a su madre, una eximia repostera, que preparara chumbeques para saciar las ganas. Pero preparó más de los que podían comer y una tía decidió venderlos. Se llevó cuarenta unidades y al día siguiente ya tenía pedidos y así se inició el gran negocio a tal punto que durante tres meses, solo dormía tres horas diarias. Fueron días de agitación, de masa y horno hasta que hicieron cuentas y vieron que sí se podía.
Gaby, una administradora de empresas, se dedicó de lleno a la preparación del chumbeque. Ahora sus productos se venden en el aeropuerto Guillermo Concha, en una tienda de la plaza de Armas y en un snack de El Molino y, por supuesto, en su casa.
Por estos días, Gaby está secuestrada por el chumbeque para Mistura. Harina, manteca, unas gotas de colorante natural como el achiote, azúcar, limón y agua son los ingredientes básicos de todo buen chumbeque. Ella se va llevando los primeros diez mil y en cuatro días vuelve para seguir amasando ese postre que para los piuranos es nuestro, y que los sullaneros defienden como propiedad y hasta elaboraron el chumbeque más grande del mundo para romper un récord.
Gaby, en cambio quiere romper su propio récord. El año pasado vendió diez mil unidades ahora piensa en las 15 mil, por ello cuida cada detalle, desde la calidad de los ingredientes hasta el tiempo de amasado, reposo y cocción de cada uno de sus dulces. A cada porción le pone su toque personal.
La innovación es el chumbeque de piña con manjar blanco. La fórmula es la misma, solo que se le añade un dulce de piña y manjar blanco.
Con los españoles
En Piura, el chumbeque se conoce desde siempre, o al menos desde la colonia. Dicen que llegó a nuestro país con los españoles por esta parte del mundo. No olvidemos que Piura es la primera ciudad fundada por los españoles en América del Sur.
Wikipedia, la enciclopedia de la Web, recoge la versión de que la palabra chumbeque ha sido identificada como una raíz mochica (tal como Lambayeque, Jequetepeque, Huerequeque, Reque) y está expresado en la literatura peruana. En el año 1919, Víctor Morey publicaba Aventuras de Pepito y Chumbeque; del año 1920 es el periódico Chumbeque. Vargas Llosa también lo menciona en su obra Pantaleón y las visitadoras.
Piura está presente también en la historia del chumbeque por el arraigo que tiene entre la población y el dulce se ha vendido desde hace muchos años por los panaderos de casa en casa, de colegio en colegio, de oficina en oficina…
Sinónimo de Iquique
Dice Náyade Aguirre, una chilena amante del chumbeque, que en el país del sur, chumbeque es sinónimo de Iquique y la historia señala que en 1920, el cantonés Kaupolín Koo Kau se radicó en Iquique, donde españolizó su nombre a Ernesto Koo Flores. Debido a sus conocimientos de medicina china tradicional, se desempeñó como doctor de los trabajadores de las oficinas salitreras. Con el cierre inminente de éstas a causa del decaimiento de la producción de salitre, Koo decidió emigrar al pueblo de Pozo Almonte, donde conoció a su esposa, Petronila Bustillo Sandoval, quien era repostera. Ambos habrían sido los creadores del dulce, mezclando una tradicional receta cantonesa con los productos de la zona del Norte Grande.
Sin embargo también dice la tradición que esta familia tenía una empleado doméstica del norte del Perú que fue quien llevó la receta.
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