El economista neozelandés especializado en medio ambiente, Gareth Morgan, ha lanzado una controversial campaña titulada "Cats To Go" - ("Gatos Váyanse"). Se trata de eliminar poco a poco la idea de adoptar o tener un gato. Su campaña a través de las redes sociales empieza con una oración un poco extraña para los amantes de los gatos: "esa pequeña bola de pelusa es un asesino desde que nació".

Nueva Zelanda registra una de los registros más altos del mundo en cuanto a adopción felina. La teoría de Morgan es que los gatos son animales salvajes y representan una gran amenaza para la vida silvestre del país y por ello, sostiene, los dueños deben esterilizar a sus gatos y asegurarse de que sus mascotas actuales sean las últimas.

Los diversos grupos de Derecho de Animales han criticado duramente esta medida y muchas personas han quedado sorprendidas al ver cómo este animal tan querido por muchos puede llegar a ser tan odiado.

Pero por otro lado, sorprendentemente, algunas personas han demostrado su  apoyo a esta causa. Por ejemplo, Laura Helmuth, redactora de la revista Slate, escribió un artículo explicando por qué Morgan esta en lo cierto: "si contenemos a nuestros gatos, los animales silvestres tendrían mas oportunidades", escribió. Continuando con su postura, explicó que los gatos salvajes causan mucho daño en una isla llamada "Stewart Island", según lo informaron ecologistas y protectores de esta isla en Nueva Zelanda. "Eso me llevó a continuar con la investigación, recopilar toda la información que haya sobre el tema y crear una web para luchar a favor de esta campaña", explicó.

Este problema, cuenta Helmuth, existe en otros lugares del mundo, pero se está extendiendo en Nueva Zelanda porque tienen una fauna animal única (algunos de sus pájaros nativos no vuelan, suelen caminar) y porque el crecimiento y desarrollo de gatos domésticos se está expandiendo muy rápido, desbordándose en algunos casos en colonias de gatos salvajes que causan mucho daño. "Me gustan los gatos, pero también los leones y los tigres, pero no consideraría jamás adoptar uno por el impacto y las consecuencias que causarían en los demás y en el patrimonio natural. No se trata sólo de que sean bonitos para tenerlos", Concluyó en su artículo.

Fuente: businessinsider.com