Para no Olvidar: Marly Anzualdo
Marly Anzualdo, hermana de Kenneth Anzualdo, estudiante de la Universidad del Callao que fue secuestrado y desaparecido durante el gobierno de Alberto Fujimori. Ella sigue luchando por verdad y justicia!
Caso Sotanos del SIE - Kenneth Anzualdo y Martín Roca
Martín Javier Roca Casas y Kenneth Ney Anzualdo eran estudiantes de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional del Callao. Ambos eran dirigentes universitarios y amigos entrañables. El primero tenía 27 años, mientras que el segundo frisaba los 25 años.
El 17 de agosto de 1993, Martín Roca participó en una marcha de protesta con otros compañeros universitarios. Fue en esos momentos en que los estudiantes sorprendieron a dos sujetos que estaban filmándoles y que no quisieron identificarse. Entonces, se produjo un altercado y los estudiantes les arrebataron la cinta de vídeo y la destruyeron.
Según versiones de los testigos, a las 11.15 pm. de esa misma noche, tres individuos vestidos de civiles, que posteriormente serían identificados como los oficiales de la Marina de Guerra de Perú, Percy Tarazona Estévez, Ricardo Moreno Bautista y Oscar Alarcón Montes, acudieron a la casa de Martín Roca, ubicada en el AAHH Villa Señor de los Milagros, Carmen de la Legua, Callao, para preguntarle por la cinta de vídeo. El estudiante negó poseerla. Los oficiales se fueron pero, al poco tiempo regresaron con más militares y con la orden del comandante Elías Ponce Feijoo para allanar la casa.
Al día siguiente, el Oficial Tarazona regresó a la casa. Entonces, los familiares del estudiante lo detuvieron y lo trasladaron a la delegación de ese distrito. Allí, el oficial se comunicó con un oficial de Inteligencia que se identificó como comandante Ponce, quien al llegar a la comisaría confirmó que el oficial Tarazona realizaba labores de inteligencia.
Luego de esto, la casa de Martín Roca fue vigilada permanentemente por personas sospechosas, que según testigos, pertenecían a las Fuerzas de Seguridad. El padre de Martín Roca buscó al abogado Alberto Lau Cavero, para que les brindase asesoría legal. De acuerdo con lo que le sugirió su abogado, Martín Roca se entrevistó con oficiales de la DINCOTE. Allí le dijeron que no tenía ninguna investigación en curso.
Martín Roca envió solicitudes a la Prefectura del Callao para que le brindaran garantías para su vida e integridad personal. La Policía Nacional se negó a cumplir la orden.
Eran las cinco de la tarde del 5 de octubre de 1993, cuando Martín Roca salió de su domicilio. Luego de terminar sus clases universitarias, a las diez y treinta de esa noche, emprendió el regreso a casa. Luego sería detenido por miembros del Servicio de Inteligencia de la Marina. Desde entonces, su paradero fue un misterio. Esa noche, la policía y la Marina de Guerra realizaron un rastrillaje en el Asentamiento Humano donde vivía Roca. El operativo duró hasta el amanecer del día siguiente.
El 7 de abril de 1994, la Fiscalía Provincial del Callao de la Tercera Fiscalía Penal denunció al Capitán de Fragata de la Marina de Guerra Elías Manuel Ponce Feijoo y OM3 Percy Tarazona Estevez, por la desaparición de Martín Roca Casas. El Comando General de la Marina contrató dos abogados para los acusados. Además, se abrió un proceso contra Alberto Lau por delito contra la Fe Pública en agravio del Estado.
El 17 de noviembre de 1994, la Primera Sala Penal del Callao archivó el caso ya que no “encontró” suficientes pruebas. Luego la Corte Suprema de Justicia falló a favor de los militares. Con la Ley de Amnistía, se dispuso el archivamiento definitivo.
Las autoridades judiciales no solicitaron la presencia de los militares y policías que participaron en el operativo rastrillaje en el AAHH Villa Señor de los Milagros, la noche en que fue detenida la víctima. Además, no se tomaron las declaraciones a los miembros del Servicio de Inteligencia de la Marina. A pesar que el Ministerio de la Defensa no reconoce la detención de Martín Roca, admite que se detuvo a cuatro personas durante esa operación, aunque ninguna corresponde al desaparecido.
Pero las desapariciones no quedaron allí. Dos estudiantes de la misma facultad de Martín Roca que habían participado en su búsqueda, también desaparecieron.
El 16 de diciembre de 1993, Kenneth Anzualdo salió de su domicilio, ubicado en La Perla, Callao, con destino a la universidad. Eran casi las cuatro de la tarde. Tres compañeros suyos se despidieron de él cuando subió a un ómnibus de la línea 19-B. Eran las 8y 30 de la noche. Faltaban pocos días para que declare ante el despacho de la Tercera Fiscalía Provincial por la desaparición de Martín Roca. Él había sido una de las personas que estuvo con Martín Roca el día de su desaparición., por ello, denunció el hecho a APRODEH.
El chofer que condujo el vehículo en el que subió Anzualdo, señaló que el microbús fue interceptado, a la altura de la avenidas Santa Rosa y La Paz, por un auto celeste, del que descendieron tres sujetos que se identificaron como Policías de Investigaciones. Ellos detuvieron a Anzualdo. El hecho fue denunciado recién el 28 de diciembre de 1993 ante el Fiscal Provincial Penal del Callao. No se obtuvo resultados satisfactorios.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos recibió la denuncia del caso de Keneth Anzualdo, el 13 de abril de 1994. En el 2001, el Estado Peruano aceptó su responsabilidad en la desaparición de Martín Roca Casas.
A partir de la publicación del libro “Muerte en el Pentagonito” realizada por el periodista Ricardo Uceda, se aclaró la participación de los autores del secuestro. Hasta entonces, los familiares de las víctimas atribuyeron ido el secuestro y la desaparición de los estudiantes a efectivos de la Dirección de Inteligencia Naval. Sin embargo, de acuerdo a las revelaciones de dicha publicación, los autores del crimen pertenecieron al Servicio de Inteligencia del Ejército.
En el caso de Anzualdo, Uceda revela que tres agentes del SIE lo siguieron en la noche del 16 de diciembre. Uno de ellos era Jesús Sosa Saavedra, integrante del grupo Colina, quienes detuvieron el vehículo cuadras más adelante, simularon una batida, lo detuvieron y luego lo condujeron al Cuartel General del Ejército, conocido como El Pentagonito. Ahí fue interrogado y probablemente torturado en los sótanos del SIE.
Uceda recoge el testimonio del propio Sosa Saavedra, quien señala que Anzualdo, al igual de Roca fueron calcinados en el SIE y que la operación –que estuvo a su cargo– fue ordenada por el Departamento de Búsqueda de Información o SIE-1.