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El "Perro del Hortelano" ronda la PCM

Publicado: 2013-02-19

El tercer informe Willaqniki, elaborado por la Oficina Nacional de Diálogo y Sostenibilidad (ONDS) de la Presidencia del Consejo de Ministros, incluye el desafortunado artículo “Las culturas y el conflicto en el Perú”, en el que se señala que la sociedad peruana está formada por diversas culturas y subculturas, siendo las más significativas “la cultura andina, la cultura urbano-popular y la cultura criolla”. No solo se trata de una definición arbitraria y que tiende a homogenizar nuestra compleja diversidad, sino que en ella se deja de lado lo que el informe llama “culturas amazónicas”, en una nota a pie en la que se anuncia que serán abordadas en un próximo informe. Una muestra de que persiste la idea de “lo amazónico” como un fenómeno homogéneo, distinto y sin conexiones con el resto del país.

El problema va más allá. En la definición de algunos elementos centrales del mundo andino los funcionarios de la ONDS no pueden superar los prejuicios y viejos estereotipos que han poblado el discurso oficial a lo largo de nuestra historia republicana. Así, en el “mundo andino” primaría la desconfianza y el recelo –sobre todo hacia los foráneos–, lo que explicaría el rechazo a la presencia de actividad minera. Se refiere asimismo a la existencia de una “cultura de la resistencia pasiva”, que incluye “disimular las intenciones y practicar una lucha soterrada, en un plano visible, se acatan las leyes…pero se puede trabajar para minarlos si se consideran ajenos y hostiles a sus intereses”. Sin presentar ningún argumento, el texto señala que esta “resistencia pasiva” estaría “dando paso a una cultura de la confrontación en las nuevas generaciones socializadas en otro clima social”.

Hay más: en este “mundo andino” persistiría una “visión jerárquica y estamental de la sociedad”, expresada en “el trato y respeto ceremonioso hacia el mestizo o criollo”, que en el argumento de la ONDS se vincula a una lógica clientelar al afirmar que “muchos campesinos tienden a subordinarse y mantener relaciones respetuosas con autoridades públicas, reconociéndoles su poder e influencia y brindándoles regalos que propicien su favor”. Según esta confusa lógica, las relaciones clientelares se construyen de abajo hacia arriba, olvidando décadas de populismo estatal y caudillismo local y regional.

La estrechez de esta columna impide abordar a detalle las confusiones y vacíos del documento, suscrito por el gobierno peruano y presentado por el mismísimo primer ministro. Basta señalar las más importantes ausencias: no hay menciones a la etnicidad, ni a los pueblos indígenas, salvo una escueta mención en la reseña histórica; tampoco se alude a los problemas derivados del desconocimiento de los funcionarios públicos de los idiomas quechua o aymara, ni a las tensiones existentes entre la población del Ande y de la Amazonía.

Resulta lamentable el intento de construir –a partir de supuestos rasgos culturales– una imagen de la población de los Andes como una suerte de enemigo esencial de la gran inversión y del desarrollo en general. Al parecer, el espíritu de los artículos del “perro del hortelano” del expresidente Alan García sigue rondando los pasillos del Estado peruano. Más grave en tanto esta visión prejuiciosa proviene de una entidad estatal que ha definido el conflicto como aquello que constituye una amenaza a la gobernabilidad y el orden público. Esperemos que discursos como estos no terminen como la justificación para responder con represión a las protestas y movimientos que los ciudadanos y ciudadanas del Ande realizan en defensa de sus derechos.

Pd. Para leer el informe Willaqniki entrar a

http://www.pcm.gob.pe/transparencia/willaqniki/willaqniki03.pdf


Escrito por

El Arriero

Javier Torres Seoane: Antropólogo de profesión y comunicador de oficio.


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Un blog de Javier Torres Seoane