"¡Exprópiese!": El Hugo Chávez que muchos quieren olvidar
"En aquella casita que está allá vivió Bolívar recién casado. Allí ahora hay unos negocios... ¡Exprópiese!"
Hugo Chávez, de la mano de su hija María Gabriela, giraba sobre sí mismo, acompañado por "custodios del Libertador". Era un domingo soleado de 2010, en pleno apogeo del mítico programa de televisión Aló, presidente y no había señales aún del cáncer que finalmente acabó con su vida este semana. Su dedo acusador apuntaba de esquina en esquina.
"¿Y ese edificio?", preguntó después, como si fuera un juez a punto de dictar sentencia. "Tiene comercios privados de joyerías", respondió el alcalde Jorge Rodríguez. "¡Exprópiese, exprópiese! Tenemos que convertir esto en un gran centro histórico", fue el veredicto.
Dos años después, Caracas rompe récords de violencia y abandono público. Sus calles están sucias; las vías, colapsadas, y el transporte público, bajo mínimos. Todavía se espera que llegue el gran centro prometido.
"En el edificio Francia, uno de los más emblemáticos de la Bolívar, fueron desalojados 91 comerciantes y 600 trabajadores. En la planta baja hay un café del Estado y los otros siete pisos están abandonados", se queja Roberto Orta, presidente de la Asociación de Propietarios de Inmuebles Urbanos. Ninguno de ellos ha sido indemnizado.
Estos negocios expropiados son una mínima parte "de las más de 1100 intervenciones a la propiedad privada , bajo la figura de adquisiciones forzosas, ocupaciones, expropiaciones contra empresas, comercios, terrenos, construcciones sin acabar, fincas e incluso estacionamientos", describe Carlos Larrazábal, presidente de Conindustria.
Parecen muchas, pero pueden ser más. "Nuestros cálculos superan las 2000", apunta José Guerra, referente de Economía en la sombra de Henrique Capriles, el candidato opositor. No todas las nacionalizaciones aparecen en las gacetas oficiales, otras las realizan gobiernos locales y muchas ni siquiera figuran en la prensa.
"Yo respeto al sector privado, pero debe subordinarse a los planes estratégicos de la revolución", adelantó Chávez hace ya años. Dicho y hecho. A la voz de mando de "¡Exprópiese!", el líder bolivariano convirtió las intervenciones contra la propiedad privada en el principal ariete para expandir su política socialista y en una formidable amenaza contra agentes económicos que no comulgan con su revolución.
Intervenciones como las de CanTv (telecomunicaciones), Agroisleña (agrícola) y Sidor (una industria siderúrgica; el 60% de sus acciones eran propiedad de Techint) repercutieron en los venezolanos. La constante intimidación contra Polar, el mayor conglomerado del país, marca el nivel máximo de amenaza.
Las cifras son así de contundentes: en 2011 el gobierno expropió 10 empresas por semana. Los cálculos del sector industrial apuntan a que, desde 2009, se han realizado el 80% de las ocupaciones. Una carrera a toda velocidad, en busca de la "revolución bonita" añorada por Chávez. "La burguesía expropió al pueblo durante 200 años de saqueos, de sangre, de lágrimas, de dolor", se justificó el mandatario en la Asamblea.
Esas justificaciones suelen olvidar las indemnizaciones y que no vienen acompañadas de eficacia administrativa. "No hay mucha información sobre los pagos realizados", añade Larrazábal, quien estima que las deudas pendientes llegan a 20.000 millones de dólares. Basta un ejemplo: el gobierno sólo pagó 12 edificios de los 241 expropiados en Caracas durante los últimos años.
La firma Ecoanalítica calcula que otros 33.000 millones de dólares están en juego en las distintas demandas planteadas en el exterior por empresas extranjeras, incluida la del grupo siderúrgico argentino Techint.
Armas jurídicas que empresarios y propietarios locales no pueden ejercer. "Cada vez que se expropia una empresa funciona como un elemento inhibidor, como una especie de inyección de miedo a millones de venezolanos que tenían la intención de invertir", se queja Jorge Botti, dirigente de Fedecámaras.
Más que miedo, las cifras del agro venezolano producen terror. Sobre todo tras la expropiación en 2010 de Agroisleña, una compañía de insumos agrícolas que abastecía y financiaba a 18.000 productores, rebautizada AgroPatria.
¿Resultados de la intervención? La producción nacional ha descendido un 50%, el índice de escasez alimentaria alcanzó el 15% y la importación se disparó: de 1500 millones de dólares en 1999 hasta los 6300 millones actuales. Un agujero económico que le costó el cargo a Juan Carlos Loyo, ministro de Agricultura.
"Las expropiaciones son el mayor fracaso de la política económica de Chávez", concluye Guerra.
Extraído de lanación.com.ar
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Esperando un mundo regido por la igualdad con base en las diferencias. @ginnoceronte
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