¿Mami?, ¿Mommy?, ¿Mutti?, ¿Aiti?
Veronica Galmez*
Me fascina lo misterioso que puede ser el funcionamiento de nuestros cerebros; y más aún las conexiones inter-neuronales que se van tejiendo desde antes de nacer y de las necesarias para desarrollar el lenguaje y nuestra capacidad de comunicación verbal. Por supuesto no soy experta en el tema, pero si soy curiosa; y más aún cuando la información de primera mano para tomar las decisiones, según yo, adecuadas; podrían estar influyendo en la capacidad de aprendizaje y desarrollo del lenguaje de Ícaro, mi hijo de un año recién cumplido.
Hace unos meses decidimos, mi esposo y yo, venir a vivir a Alemania; obviamente toda una aventura con Ícaro de por medio. La idea es vivir un par de años por acá y luego regresar a Perú a seguir trabajando y estudiando. Nos interesa aprovechar este tiempo para aprender el idioma y pensamos que podría ser una oportunidad interesante para Ícaro. Entonces, creemos que lo mejor resultaría matricularlo en algún tipo de cuna o kindergarten para que vaya escuchando el idioma. Definitivamente vivir en un ambiente multilingüe será toda una experiencia nueva.
He escuchado de todo acerca del multilingüismo; desde cosas positivas (que el multilingüismo vitaliza la mente) hasta cosas negativas (que genera un vocabulario más pobre en cada uno de los idiomas aprendidos), pero muchas de ellas dan vueltas en mi cabeza como mitos urbanos debido a mi ignorancia sobre el tema. Lo que sí me queda más o menos claro es que la edad en la que se comienza a desarrollar el multilingüismo influye sobremanera en la habilidad / capacidad para manejar diferentes idiomas. Y es justamente por ello que surgen más preguntas sin respuesta sobre este tema:
¿Qué efectos tendrá el nuevo ambiente multilingüe en el desarrollo del lenguaje de Ícaro? ¿se demorará un poco más en hablar español? ¿qué conexiones hace su cerebro cuando escucha otro idioma que no es el español, por ejemplo en la guardería o en el tranvía? ¿qué capacidad tendrá para mantener en su memoria tantos idiomas una vez que regresemos a Perú? ¿Qué diferencias existen entre los multilingües tardíos (pero de temprana edad, como es el caso de Ícaro) y los native speakers multilingües, es decir, aquellos bebés que desde que son concebidos viven ya en un ambiente en el cual se habla en más de un idioma.
Investigando sobre este tema, confirmé que los bebés, aún cuando están dentro de la madre, están de hecho escuchando el idioma en el que se habla a su alrededor. Incluso hay estudios realizados a recién nacidos en los laboratorios de los hospitales que permiten evidenciar este hecho. Es increíble: colocan audífonos en las orejitas de los recién nacidos y hacen que escuchen distintos sonidos, y luego les dan un chupón conectado a una computadora. Cuando el bebé escucha su idioma, chupa con más fuerza el chupón. Según me cuenta Rocío Silva, especialista en el tema y tía de Ícaro; de esta manera han descubierto que los recién nacidos reconocen toda la familia de idiomas y no únicamente el idioma de su entorno.
Hay otros estudios que demuestran que los bebés, al nacer, pueden distinguir todos los sonidos de todos los idiomas, pero después de los seis meses de nacido esta habilidad va debilitándose. A partir de los seis meses sólo distinguen los sonidos de su idioma (es decir, el idioma que escuchan todos los días de manera repetitiva). Entonces resulta lógico que si el bebe a esta edad escucha más de un idioma, distinga los sonidos de aquellos idiomas y “guarde” la información en distintas partes del cerebro. De hecho la habilidad que tienen los bebés bilingües para poder alternar entre una zona del cerebro y otra para ambos idiomas también fortalece otras actividades de su desarrollo. Ello no quiere decir que estos bebes sean más inteligentes, pero ayuda a desarrollar sus habilidades cognitivas específicas. Incluso hay un estudio bastante interesante que muestra cómo los bebés bilingües de ocho meses pueden distinguir sus idiomas mirando videos sin audio, ayudándose de los gestos y de las expresiones faciales del hablante para separar los idiomas. Quizá Ícaro ya aprendió a leer la gesticulación de los alemanes! Sin embargo, me cuenta Rocío que los niños bilingües pueden demorarse un poco más en hablar, pero ello no implica que tengan algún retraso del lenguaje.
Bueno, esa fue la teoría. Ahora la vida misma. Hace algún tiempo tuve la oportunidad de vivir por unos años en Finlandia, país con dos idiomas oficiales: El finlandés y el sueco. Al igual que en muchos otros países Europeos, me fue fácil encontrar personas finlandesas que hablaran inglés sin mayor problema, y ni qué decir del español. Es justamente en ese momento en el que te pones a pensar en la cantidad de idiomas que manejan, pero también en la facilidad que tienen para cambiar de un idioma a otro y sin mayor demora para encontrar la palabra adecuada en cada momento de la conversación.
Viviendo en Finlandia pude identificar tres casos o escenarios distintos con bebés y niños viviendo en ambientes multilingües:
1. Padre y madre, cada uno con idioma materno distinto y viviendo en el país natal de uno de ellos.
Marja es una madre finlandesa de dos niños: Deniz de 2 años y medio y Kerem de 1 año. Emrah, su esposo, es turco y los cuatro viven en Finlandia. Hasta hace unos meses, Marja trabajaba como investigadora en un instituto de ciencias, y ahora, luego de una decisión bastante difícil, se dedica por completo a su casa y a sus hijos. Hace unas semanas fuimos Ícaro y yo a visitar a Marja y su familia a Finlandia. Me quedé impresionada con la capacidad de sus hijos de comunicarse tanto en Finés como en Turco de manera indistinta. Es sorprendente la elasticidad que tienen los niños para aprender diferentes idiomas y comunicarse sin mayor problema.
Desde que decidieron tener a su primer hijo, Marja y Emrah acordaron hablarle en ambos idiomas. Marja se puso a aprender turco y Emrah a estudiar finlandés, para que así todos puedan entender todos los idiomas que se hablen en casa. Para Marja lo importante es ser consistente en el idioma en el que se le habla el bebé. Es decir, si se inicia a hablarle en un idioma determinado, se debe continuar de esta manera, así en el ambiente extenso del bebé o niño se hable otro idioma adicional. Me cuenta Marja que para ella no tiene importancia el idioma en el que el niño responda, y que no hay razón para imponer un idioma u otro; por ello es importante comprender y por ningún motivo utilizar la autoridad de los padres para forzar uno u otro idioma en casa.
Para Marja y su familia todo el proceso de aprendizaje fue muy natural y nunca hubo nada forzado. Pero reconoce que sí se requiere cierta disciplina para mantener el idioma en el que se inicia la conversación pero sin importar el idioma en el que venga la respuesta de parte del niño. Ella recomienda: flexibilidad para aceptar la respuesta en otro idioma pero disciplina para ser consistente al hablar en un mismo idioma.
Me cuenta que para ellos es muy importante viajar de vez en cuando al “otro país” (en su caso a Turquía) para que los niños puedan escuchar de manera natural el idioma nativo del padre y para que el niño reconozca que tiene raíces compartidas, así como la utilidad del otro idioma. En este sentido recomienda a los padres con situaciones similares hacer algunos viajes con los niños a temprana edad. Para Marja también fue útil que sus hijos vean y escuchen el otro idioma en algún programa televisivo o audio.
2. Padre y madre, ambos con el mismo idioma nativo pero viviendo en un país extranjero.
Este es nuestro caso. Y más que historias para contarles, tengo preguntas que seguro serán respondidas de acá a unos tres o cuatro años. ¿Qué pasa por ejemplo si es que el idioma aprendido por Ícaro no se mantiene y se practica al regresar a Perú? De hecho depende muchísimo de nosotros los padres. Quizá buscaremos algún colegio bilingüe con un ambiente educativo apropiado y quizá lo complementemos con audios y videos en Alemán. En todo caso, creo que es importante que el niño no se sienta “solo” con el idioma en casa, y para ello es importante que nosotros los padres también hagamos el esfuerzo de aprender y seguir practicándolo, en caso esa sea nuestra decisión.
Uno de mis traumas en la situación en la que estoy ahora es que llegue el día en el que mi hijo regrese de la cuna o kindergarten y me diga algo que yo no entienda. Definitivamente haré el esfuerzo por aprender el idioma. Total, no creo que tome tanto tiempo aprender la estructura básica del idioma para poder establecer una comunicación básica y entenderlo en caso haya algo en particular que quiera hacer o decirnos. Además, por razones de protección y defensa también resultaría importante aprender el idioma extranjero. No vaya a ser que un día tengamos que enfrentar alguna situación extrema de abuso y el niño requiera de nuestro apoyo para solucionar la situación. Sabemos lo crueles que pueden ser algunos los niños.
3. Niños que ingresan a un país extranjero por adopción.
Y sí, la situación podría ser aun más compleja: ¿Qué pasa en aquellos casos en los que una persona, sea mujer u hombre decide adoptar a un niño de aproximadamente 6-7 años y cuya lengua materna no es la de la futura madre o futuro padre? Me pregunto esto a raíz de una conversación que tuve con una amiga extranjera antes de partir de Perú. Ella me contaba que estaba interesada en adoptar un niño Peruano y que de hecho ya había iniciado los trámites, pero que todo el proceso resultaba tan engorroso que probablemente demore un par de años en concretizar la adopción. Entonces me pongo a pensar: ¿Estas demoras podrían influir en la capacidad del niño/niña para aprender la lengua materna de sus potenciales padres y de la comunicación entre padre/madre e hijo/hija? ¿Más aún sabiendo que el país donde vivirá probablemente no sea Perú? Sería interesante conocer experiencias sobre casos similares y sobre cómo se desenlazan las historias.
Definitivamente este post queda chico para ponernos a analizar la carga multicultural en el desarrollo del niño que se suma a la diversidad de idiomas. ¿Quizá otra mamacita u otro papacito se anima a escribir sobre estos temas tan interesantes?
Gracias a Marja Yatkin de Finlandia por compartir conmigo su historia y sus sugerencias; y a Rocío Silva por culturizarme en los avances de la ciencia sobre el tema.
*Mamacita invitada. Aprendiendo a ser mamá de Ícaro (a tiempo completo) en otro país.