Los potones del deseo
“tetas como misiles”, me dice k., que es experta en esos asuntos. “el binomio poto - teta nunca falla”, piensa este lateador, que ha arriesgado su pellejo junto con el de k. para llegar hasta la mismísima base de este monumento neoerótico del gileo, mezcla de realismo abultado y lujuria contenida. buscamos infructuosamente el nombre del autor de tamañas figuras, y la noche se lo traga en el anonimato más cruel.
“los potones” (o “los potoncitos”, según el humor) de chorrillos parecen pero nunca serán una pareja enamorada, no, hay algo en el engañoso lenguaje corporal de la parejita... ¿el amor será así?, me pregunto mientras repaso mis clases de anatomía del doctor sueiro: parejas hiperatrofiadas con implantes de aire marca trome, manitos estratégicamente puestas para que nadie piense mal. me pregunto si será así el amor, esa unión y todo ese discurso de emprendedor que dice transmitir este conjunto escultórico de fibra y cemento. porque, la verdad de la verdad, si buscabas el monumento a la arrechura, aquí tienes tu monumento y ahí estás tú.
por supuesto, amigo lector, me dirás que víctor delfín la empezó en el parque del amor. tal vez, pero la sensación es diferente, lo de delfín es otro rollo, monumentalismo queriendo hacer épico el cortejo y rodeado de un kitsch que, a fuerza de rechazarlo, nos empieza a gustar y nos lo apropiamos… eso es delfín, te guste o no. delfín es la lenta y pétrea manera de meterle letra a tu novia un domingo perezoso de verano, mientras que “los potones” son, a no dudarlo, el homenaje enorme al choque y fuga de nuestras conciencias amatorias mientras te pisa un carro en la alameda miamense con anticucheras ofreciéndote un palito…
los potones son el otro level del donjuanismo criollo. ya olvídate de “mi dulce rita de junco y capulí” y mejor prueba con el baile del caballo, a ver cómo te sale…
por eso, perspicaz lector, dime tú. viendo a estos campeones de la libido galopante, si los pensamientos de las estatuas aparecieran con sus globitos de cómic sobre las cabezas, ¿no es cierto que ya tendríamos la dirección del telo más cercano?
(mientras tanto k. mira al cielo e imagina los misiles destruyendo la ciudad.) (eduardo tokeshi)