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Montañista César Rosales se prepara para conquistar el Kanchenjunga en el 2014

A sus 31 años de edad, ya ostenta los mayores records de velocidad en grandes montañas de Sudamérica. A RUMBOS confiesa su deseo de alcanzar en marzo del próximo año los 8,586 metros del Kanchenjunga, la tercera montaña más alta del mundo.

Publicado: 2013-08-16

Entrevista: Noemi Acuña
Fotos: Archivo César Rosales      

Los ochomiles son el sueño de todo montañista, dentro de poco escalarás el Kanchenjunga, la tercera montaña más alta del planeta ¿Cómo se dio la oportunidad?

Es una invitación de Alberto Peruffo, jefe de esta expedición, amigo mío y guía italiano bien preparado y con varios ochomiles.

Lo intentaré. Siempre digo que voy a intentar una montaña, si se logra llegar a la cumbre será lindo, y si no es así, no pasó nada, por eso digo intentar. Este año iba a salir pero se ha postergado porque no le han concedido los permisos a la expedición. Será el próximo año en marzo, y allí vamos a ver lo que se puede hacer.

kanchenjunga (8,586m)

El Kanchenjunga tiene tres picos ¿Cuál van a escalar?

Es cierto. Ahora lo que vamos hacer es la cresta y superar los tres picos.

En lo himalayas se discute mucho sobre la válidez del uso de oxigéno o no en una escalada ¿su expedición lo utilizará?

Lo ideal como montañista es subir sin oxígeno, en nuestra expedición esa es la idea, pero de todas maneras vamos a llevar algunos balones por seguridad. Uno puede decir lo hago así, y sí mi cuerpo no responde, hay que ser precavidos.

Te proyectas a los 14 ochomiles como Richard Hidalgo o no...

Sería genial. Vamos a ver primero cómo me va esta vez. Si todo va bien, imagino que puedo continuar y las empresas apoyarán. No es fuerza lo que hace falta, sino los recursos.

También vas a escalar Ojos del Salado en Chile, en modalidad skyrunning (corriendo en la montaña)

Hace poco me ha llamado Valerio Bertoglio para invitarme a Chile y probar Ojos del Salado en enero del 2014. Él me ha sorprendido un poco con esta idea. Aunque soy guía de montaña, esta modalidad necesita una preparación muy fuerte y en eso estoy ahora. Es una buena oportunidad, estoy muy contento.

Eres de los pocos que practica Skyrunning en el Perú ¿Cómo empiezas?

Todo comenzó con la motivación y ayuda de mi amigo Valerio Bertoglio, guía de montaña italiano y Skyrunning. Habíamos escalado juntos y me decía que mi resistencia física era buena para enfrentar este tipo de deporte. Él me dio todas las pautas y para probar mi capacidad acompañé, llevando agua y otras cosas, a mi amigo Jaime Ramírez durante su record en el Aconcagua en el 2006. Allí me di cuenta que sí podía dar más.

Después vinieron los records…

Después busqué montañas que nadie había intentado correr. El primer objetivo fue la cima del Chimborazo (6,310 m.) en Ecuador, el 2008. Me preparé por mi cuenta con la ayuda de algunos amigos, siempre con las indicaciones de Valerio, que llamaba desde Italia. El record fue de 2 horas, 28 minutos y 41 segundos, ida y vuelta, saliendo del refugio a 4,800 m.

Las cosas salieron muy bien y Valerio y otros voluntarios de Italia me alentaron a continuar. Yo también empecé a sentirme bien y seguro. De allí nos trasladamos el 2009 a Bolivia, al Huayna Potosí (6,088 m) y logré alcanzar un record de 2 horas, 21 minutos y 34 segundos.

Siempre fuera… ¿Y en el Perú?

Después de ascender estas montañas decido hacerlo en mi país. El objetivo fue el Huascarán, las dos cimas, pero la condición se complicó. El clima y la misma montaña no se prestan para este tipo de deportes, hay muchas grietas y avalanchas. Por todo eso, cambié de destino y me fui al Chopicalqui (6,364 m.).

Muchos amigos me ayudaron en los puntos de apoyo. El 15 de junio del 2011 logré ascender está montaña desde el campo base Cebollapampa (3,900 m.) ida y vuelta en 4 horas, 43 minutos.

Además de estos records, tienes otras escaladas a nivel deportivo…

Dos guía italianos, Miguel Martínez y yo abrimos una ruta nueva en la cresta sur del nevado Copa (6,188 m.) en 4 días y 3 noches de vivac. Después, en el Santa Cruz Grande, Raúl Laveriano, Oscar Sánchez, Elías Flores, Joel Buiza y yo, logramos una ascensión de 1,000 metros de pared de hielo.

Además de los himalayas y Chile ¿Cuál es tu próximo paso?

Hay muchas cosas, no quiero anunciarlas todavía porque no estoy seguro, si tuviera apoyo sí diría esto me interesa, estas montañas voy a escalar. Los records que hice siempre fueron de la mano de amigos extranjeros y del programa de formación de guías Don Bosco. Se necesita sponsor, porque capacidad humana hay, no sólo para mí, creo que es el momento que las empresas apuesten por el montañismo y sus diversas disciplinas.

De las tres montañas ¿Cuál te ha dado mayor satisfacción?

En la tres me he sentido vivo, lloré como un niño.

¿Qué te motivo ser montañista?

Yo soy de la cordillera negra, mi pueblo queda por Yungar, cerca de Carhuaz, desde allí se ve casi toda la cordillera Blanca. De siempre las apreciaba pero no me imaginaba conquistar sus cumbres. Cuando era pequeño asistía al oratorio de los andes, programa social promovido por el padre Ugo de Censi, fue allí que uno de los tutores, cuando ya estoy por terminar la secundaría, me habla de la escuela para guías de montaña Don Bosco. Es una posibilidad muy buena, inténtalo, me aconseja.

Comencé mi carrera en el 2000. En pocas semanas tengo mi primer contacto con un bloque de hielo, todo eso fue una maravilla para mí. Con nervios también, porque cuando vas por primera vez te asustas cuando hay avalanchas. En el 2004 me gradúo como guía oficial de montaña y obtengo la certificación internacional UIAGM.

¿Qué rol ha jugado la casa de guías Don Bosco en tu formación profesional?

Un rol fundamental. Además de conocimientos y materiales, por ellos voy a EE.UU. a complementar mi inglés, he trabajado en Argentina y Chile, el viaje a Ojos del Salado y los himalayas también es por su parte. Valerio Bertoglio, Franko Michielle, el padre Antonio Zavaleta y Giancarlo Sardini han sido algunos de mis grandes maestros. Estoy muy agradecido.

En el montañismo ¿Hay un objetivo más allá de la cumbre?

No sé, es un poco difícil explicar. Llegas a la cima para sentirte no sé…, aquí es donde viene la duda, ¿sentirse cómo? superas tantos obstáculos, llegas a la cumbre, te emocionas total y dices ¿De acá para arriba como me sentiré? ¿Qué habrá? te llenas con un montón de preguntas, pero es una alegría indescriptible. Yo invito a todos los jóvenes a que prueben el montañismo. No es cosa de locos, cualquiera puede hacerlo. Inténtenlo.

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Escrito por

Revista Rumbos

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