La machona que fundó el Tahuantinsuyo
Reescribiendo la historia con Mama Huaco
"En el Tahuantinsuyo hubo dos tipos de mujeres, una como Mama Ocllo, sumisa, familiar, que criaba hijos; y la otra como Mama Huaco, libre, independiente, jefa de ejércitos".
Todos conocemos la leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo, la pareja heterosexual que emergió del lago Titicaca con la misión de fundar el centro político del futuro imperio. Él era todo un monarca, ostentando el poder que le transmitían nada más y nada menos que las mismas divinidades. Ella, su “principal esposa”, era la mujer dedicada al hogar, al cuidado de los hijos, a trabajos agrícolas y de textilería, y a enseñarle a otras mujeres cómo ser buenas mujeres. El lugar adecuado para fundar el imperio dependería de en dónde al báculo sagrado de Manco Capac se le ocurriera hundirle.
Ahora bien, recordemos que si bien estas leyendas no son la historia tal cual pasó, sí intentan ser una interpretación narrativa de cómo se dieron los conflictos y guerras a partir de los cuales se estableció el Cusco como centro político del posterior imperio del Tahuantinsuyo, interpretación marcada por la búsqueda de afirmación de determinados valores sociales. Es decir, las leyendas son esencialmente aleccionadoras al moverse entre lo real y lo moral.
El mito de la pareja heterosexual
Desde esta perspectiva, revisemos la leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo y pensemos si no es demasiado parecida a la otra que nos han contado desde pequeños: Adán y Eva. En ambas tenemos a el primer hombre y la primera mujer creados por los mismos dioses para ser la pareja heterosexual fundamental que empezará a erigir la sociedad. Una historia es ciertamente más culposa y trágica que la otra, pero ahí está, lo que siempre se repite hasta el cansancio: que Dios creó al Hombre y a la Mujer, que no hay tercer sexo, que no hay hombre sin mujer-sometida, que no hay mujer sin hombre-amo.
Es por esto que la leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo ha sido muy cuestionada, pues hay muchas razones para pensar que no se trata de una leyenda genuinamente incaica, sino más bien de una historia que data del siglo XVII y cuya autoría recae en Garcilaso de la Vega, un mestizo bastardo que durante buena parte de su vida hizo todo lo posible para ser aceptado por la nobleza española católica. Entonces el parecido con Adán y Eva deja de parecer pura coincidencia, y resulta que la leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo que nos enseñaron en el colegio tiene mucho más de la Biblia que de la tradición oral prehispánica.
El mito de la horda masculina
Otra versión bastante extendida sobre la fundación del Tahuantinsuyo es la de los hermanos Ayar y sus cuatro hermanas mujeres, aunque hay quienes dicen que en realidad eran parejas, hay quienes dicen que las mujeres eran las madres de los hombres, y probablemente pudieron haber sido todo eso pues el incesto era una práctica extendida. Los cuatro hombres y sus cuatro acompañantes mujeres iniciaron una larga peregrinación con el fin de encontrar un lugar apropiado para establecerse y forjar el imperio. En esta leyenda, Manco Capac y Mama Ocllo son solo una de las cuatro parejas.
En este largo andar, del que se dice que duró varios años, los hermanos se fueron eliminando uno tras otro. Primero fue desaparecido Ayar Cachi, pues su fortaleza mágica resultaba amenazante para los otros hermanos. Luego, dejaron a otro hermano en el camino, que terminó transformándose en una importante huaca. Entre los dos hombres que quedaban, Ayar Auca queda convertido en piedra por órdenes de su hermano Ayar Manco, quien luego de definir el asentamiento final con su bastón mágico, empezó a llamarse Manco Capac. En esta historia, no hace falta mencionar a las mujeres, se asume que, al desaparecer su pareja/hermano/hijo, ellas también desaparecieron; y se asume que al ser Manco Capac el que pudo cumplir con el objetivo, Mama Ocllo quedó a su lado como fiel acompañante.
La versión oculta
Tanto la leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo como la de los hermanos Ayar encierran significados y pistas distintas, pero ambas indican que el hombre heterosexual, futuro patriarca, Manco Capac, fue el fundador. En ambas, la figura de las mujeres es absolutamente subalterna, son un accesorio del varón, cuyo rol más importante en el mejor de los casos es liderar a las otras mujeres para que reproduzcan el orden social.
Pero existe otra versión sostenida por algunos cronistas y que ha sido bastante invisibilizada por la historia. Se trata de una versión alternativa a la historia de los hermanos Ayar, según la cual fue una de las mujeres del grupo –y no Manco Capac– quien tomó dos varas de oro, las lanzó hacia el norte, de las cuales una cayó en tierras duras que no permitieron que se hundiera, y la otra penetró suavemente el territorio en el que luego se levanta el Tahuantinsuyo.
Esta misteriosa mujer ocultada por la historia era Mama Huaco, una de las cuatro mujeres del relato de los hermanos Ayar. Pero a ella no podemos definirla en torno a un hombre (“hermana”, “madre”, “esposa”), porque, de hecho, Mama Huaco era uno de los caudillos del grupo: era capitana de su propio ejército y luego fue uno de los cuatro jefes militares que tomaron posesión del futuro Cusco.
La palabra “huaco”, en aymara, representa a la mujer varonil, aquella “que no se amedrenta ni por el frío ni por el trabajo, y que es libre”. Y de Mama Huaco se dice que era fortísima, diestra, “una imagen femenina con atributos fálicos”. Qué duda cabe, Mama Huaco era una machona.
Una hazaña en torno a las que algunos cronistas han escrito impresionados fue que, en cierta ocasión, en una acción de expansión del imperio, Mama Huaco cogió un "haybinto" (boleadora) y, haciéndolo girar en el aire, hirió a uno de los guallas, antiguos habitantes de Acamama, luego le abrió el pecho y sacándole los bofes sopló fuertemente en ellos. La ferocidad de Mama Huaco aterró tanto a los guallas que inmediatamente abandonaron el pueblo cediendo su lugar a los incas
Mama Huaco es una de las mujeres guerreras y poderosas de la que tenemos conocimiento en nuestra historia, una a la que tenemos acceso solo si desempolvamos bien los textos de los cronistas y de prácticamente la única historiadora contemporánea que la tuvo en cuenta (la gran María Rostworowski).
No sabemos si Mama Huaco se acostaba con mujeres, con hombres, con todxs, pero por lo que podemos observar en la imagen que hace Guamán Poma de ella y sus sirvientas, a quienes tenemos ojo de leca nos resulta evidente que esa disposición y disponibilidad a complacerla también se trasladaba a ámbitos sexuales. Al fin y al cabo, una machona con poder siempre resulta atractiva. Además, si toda la vida la escuela, los medios y el mundo entero se han encargado de hacernos creer que todos los personajes importantes en nuestra historia han sido heterosexuales, las lesbianas tenemos todo el derecho para, mínimo, apropiarnos de una de las figuras del pasado incaico.
Así que, lesbianas, machonas, mujeres insumisas todas, siéntanse orgullosas de que una de las nuestras, hace cientos de años, haya sido nada más y nada menos que la fundadora del Tahuantinsuyo.
Tal vez por eso la banderita del Tahuantinsuyo y la del Orgullo LTGB son casi idénticas.
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Algunos links interesantes para quienes quieran profundizar:
La mujer en la época prehispánica. María Rosworowski.
Acerca de Mama Huaco. Víctor R. Nomberto.
Mitos y leyendas latinoamericanas. Javier Ocampo.
Otros historiadores y cronistas de quienes se ha tomado información son Miguel Cabello de Balboa, Felipe Guamán Poma de Ayala, Garcilaso de la Vega, Sarmiento de Gamboa.