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Garcilaso de la vega/óleo sobre tela/80 x 80 cm/1949/colección maría jadwiga sabogal (foto por: robert laime)

Sabogal, más allá del indigenismo

Comentario sobre la obra: “Garcilaso de la Vega” (1949) de José Sabogal.

“con la misma simpatía, pintó a zambos y mulatos, a indios costeños, a mestizos de todos los colores. [...] enseñó a hablar un nuevo idioma, adecuado a la expresión de un mundo recién descubierto. Hasta él no hubo sino balbuceos del arte de lo peruano”

Luis E. Valcárcel

Publicado: 2013-10-08

Por: Abraham Rojas.

El Museo de Arte de Lima (MALI) expone la retrospectiva más rigurosa sobre la vida y obra de José Sabogal, artista de las primeras décadas del siglo XX, además de ser representante del Indigenismo por sus famosos cuadros en el cual retrata a los hombres de los Andes y sus costumbres. 

foto por: robert laime.

En la muestra pude apreciar no solo obras de temática indigenista, sino también cuadros con motivos criollos (gentes limeñas y sus costumbres), retratos de personalidades importantes de la época (intelectuales, empresarios y amigos del artista), proyectos para mural, diseños para revistas (revista Amauta, obras literarias), mates burilados, bocetos, y hasta xilografía. Es aquí que me di cuenta que Sabogal mostraba mucho más que solo cuadros “indigenistas”.  

El retrato

Entre sus cuadros me llamó la atención uno en particular. Era el retrato del escritor Garcilaso de la Vega. Pero este retrato no era de estilo realista, sino más bien era un retrato alegórico. El rostro de Garcilaso está dividido por una línea vertical que lo modelaba. El lado derecho presenta una tonalidad de color marrón, mientras que el lado izquierdo tiene una tonalidad de piel blanca. El personaje muestra ambas manos alzadas. De la mano derecha sale una flama mientras que en la mano izquierda coge una pluma de escritor entre sus dedos. Finalmente, atrás del rostro de Garcilaso, en el margen derecho, se divisa una construcción inca mientras que en la parte izquierda se observa un escritorio y libros. Los colores predominantes eran cálidos.

Me sorprendió mucho este cuadro ya que era distinto a los retratos de indígenas o de personajes limeños. Este retrato, al observar sus detalles y la composición, evoca muchos significados y da pie a diversas interpretaciones. Sin embargo, lo que más salta a la vista es la unión de dos razas (la blanca y la cobriza) encarnado en un solo personaje, en este caso el Inca Garcilaso de la Vega, donde se hace claro el tema: El mestizaje.

El Inca Garcilaso

Al parecer, la elección de retratar al escritor peruano de la época colonial no fue casual. Sabogal era ambicioso. No solo quiso retratar a los indígenas y rescatar la importancia de ellos dentro de la cultura peruana, sino que abarcó tanto lo criollo como lo mestizo en la búsqueda de un Perú integral. Y el personaje que mejor representa esa idea de amor por lo nuestro, del intelectual comprometido con su tiempo, sus orígenes, pero sin menospreciar la influencia foránea, ni la formación académica que tuvo, es sin duda el escritor Inca Garcilaso de la Vega. Así que la elección del personaje me pareció acertada.

Ahora vendría el cómo retratar a Garcilaso. En el cuadro se evidencia que el rostro no es una representación del todo fiel al rostro real del escritor. No es realista en el sentido de representación exacta de la realidad. Una opinión personal, aunque subjetiva pero válida, sería que el rostro tiende a un cierto estilo minimalista, es decir, formas reducidas a lo esencial, despojadas de detalles donde prevalece las formas básicas. Luego, al observar aún más, la forma del rostro hace recordar al arte de algunas culturas pre-incas en cuanto al uso de las formas geométricas y la simplificación de las formas. Aunque esta apreciación es solo una opinión. Por último, el rostro de Garcilaso está dividido en dos tipos de raza: el hombre español con barba, tez clara y ojos grandes; y el indígena lampiño de tez cobriza y ojos ligeramente rasgados. Recordemos que los padres del escritor fueron un español conquistador y una ñusta nieta del Inca Túpac Yupanqui.[1]

Luego tenemos las manos alzadas. La mano que sostiene una pluma de escribir se podría interpretar como la representación de la actividad literaria, la actividad de escribir, el trabajo intelectual. La mano de la que surge una flama tiene una connotación simbólica que a primera vista nos sería un poco tedioso de descifrar. Sin embargo, revisando algunos artículos críticos sobre Sabogal, en especial sobre este cuadro, pude darme cuenta que la flama “[…] simboliza la inspiración en las fuentes andinas.”[2] También es notorio que la mano de donde sale la flama es una mano curtida y callosa, propia de una actividad física, de un trabajo manual además de que se encuentra en posición más baja que la otra.

Finalmente, cabría mencionar los colores usados en el cuadro en donde destacada principalmente los tonos amarillos, rojos, marrones, negros y ocres. El uso de éstos nos remite también al arte pre-incaico donde prevalecían mayoritariamente estos colores.[3]

Interpretación y comentario

Después de haber analizado el cuadro y los elementos que se encuentran en él, podríamos comentar una posible interpretación en base a lo observado.

Aquí claramente podemos ver que el cuadro representa la unión de dos razas encarnadas en un solo personaje. La unión de lo andino y de lo occidental. No es un encuentro conflictivo o contradictorio, sino un acercamiento entre dos culturas, dos mundos distintos que dan como resultado un nuevo ser, el hombre mestizo. Y ese hombre mestizo sería, para Sabogal y su época, el símbolo de la identidad en el Perú.

Por otro lado, también podemos mencionar el papel que desempeña tanto el trabajador como el intelectual. En este cuadro, Sabogal los representa en el detalle de las manos alzadas y les otorga importancia. Ambas actividades (el trabajo manual y el trabajo intelectual) no deben ser desestimadas. Sin embargo, al parecer, la mano que sostiene la pluma está ligeramente más alzada y recae la mirada, de quien mira el cuadro, en ella, como si el trabajo intelectual fuese más importante que el trabajo manual. No obstante, no habría contradicción en la propuesta de la unión de las razas ya que esto se explicaría por el hecho de que Garcilaso fue obviamente un hombre de letras, revaloró en sus obras literarias los pueblos andinos y sus costumbres, y es por ello que es más notorio en el cuadro la pluma que alza por el oficio que desempeñó.

Conclusión

En la época que le tocó vivir Sabogal, los primeros años del s. XX, hubo un debate nacional sobre cuál era la verdadera identidad peruana, cuál era el camino que se debía seguir para un genuino arte. Para ese entonces nuestras letras (y demás artes en general) eran imitativas, seguían modelos foráneos o clásicos. La posibilidad de un arte original radicaba o en el criollismo o en lo indígena. Sobre este debate, el intelectual Miguel Ángel Rodríguez Rea hace un análisis crítico, pero enfocado en la Literatura Peruana, en su libro “La Literatura Peruana en debate: 1905 – 1928”.[4] Esto nos lleva a pensar que José Sabogal nunca estuvo desentendido de esta problemática en las artes peruanas. El buscaba un Perú integral, que hermane a las distintas razas en el Perú. Es por ello que no debería encasillársele como solo un pintor “indigenista” cuando su obra es amplia y variada. Hace pocos años hubo una exposición de Sabogal, en el Centro Cultural Peruano Británico, llamada “Sabogal: su entorno, su tiempo” en el cuál se buscaba desmitificar la imagen de Sabogal indigenista. El diario Perú 21 en su edición virtual recogió las palabras de la curadora Elida Román sobre la muestra:

“A aquellos que crecieron creyendo que José Sabogal fue un artista preocupado por el indigenismo y por la izquierda progresista habría que decirles que, al parecer, los engañaron. Sabogal cubre temas más amplios, porque también se preocupa por plasmar lo criollo y lo mestizo. Y si estuvo cerca de Mariátegui o de Haya de la Torre fue porque le gustaba rodearse de intelectuales. No necesitaba de militancias”.[5]

Así pues podemos concluir este pequeño comentario de opinión personal sobre uno de los cuadros de José Sabogal que se encuentra en la exposición del Museo de Arte de Lima. Un cuadro dedicado a uno de los más importantes literatos de la época colonial que asumió y concilió sus dos herencias culturales: la indígena americana y la europea, alcanzando renombre en la intelectualidad peruana. Y José Sabogal demuestra en su arte que lo realmente autentico está en la unión de nuestras múltiples raíces, en la unión de todos los peruanos para construir una sociedad mejor.

Notas:

[1] Gonzáles Vigil, Ricardo. Enciclopedia Temática del Perú: Literatura. Ed. El Comercio, Lima, 2004, pág. 47.   

[2] Villegas, Fernando. El Instituto de Arte Peruano (1931-1973): José Sabogal y el mestizaje en arte. Ed. Illapa n°3, Lima, 2006, pág. 21. http://www.academia.edu/1469142/El_Instituto_de_Arte_Peruano_1931-1976_Jose_Sabogal_y_el_mestizaje_en_arte_Illapa_3_diciembre_2006 Fecha y hora de consulta: 02/10/2013 – 14:00 horas.

[3] Makowski, Krzysztof. Enciclopedia Temática del Perú: Primeras civilizaciones. Ed. El Comercio, 2004.

[4] Rodríguez Rea, Miguel Ángel. La Literatura Peruana en debate: 1905-1928. Ed. Universitaria Ricardo Palma, Lima, 2002.

[5] Diario Perú 21. José Sabogal desmitificado. Edición virtual, Lima, 2009. http://peru21.pe/noticia/326721/sabogal-desmitificado Fecha y hora de consulta: 02/10/13–15:00 horas.


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