La reanudación de las relaciones entre EEUU e Irán está causando revuelo en los países del Golfo Pérsico. Y es que de darse un acercamiento pacífico y sincero entre ambos países, se tendrían que replantear las políticas de los países de la península arábiga y desarrollar un nuevo paradigma tras 35 años de manejarse uno que contemplaba características fundamentales muy distintas para Oriente Próximo.   

Es importante recordar que el primer "coqueteo" entre EEUU e Irán fue la inmemorial llamada telefónica que se diera entre Hasan Rohaní, presidente de Irán y Barack Obama. Comunicación inaudita, tras tanto tiempo de tensiones geopolíticas entre ambos países.

Las nuevas relaciones entre los países en cuestión se están dando ante la venida de un nuevo diálogo en torno al programa atómico iraní. Ayer, en Ginebra, se reunió Javad Zarif, ministro de exteriores de Irán, y su delegación con miembros del Consejo de Seguridad y un representante de Alemania (conocidos como el "grupo 5+1") con el fin de conversar sobre el, ya mencionado, programa nuclear de Irán. El resultado de esta reunión definirá el sentido de las relaciones entre EEUU e Irán.

Lo deconcertante del asunto es que ningún político de los países del golfo pérsico se haya manifestado ante esta situación, a pesar de que podría signficar el fin de una era de riesgo constante de guerra entre EEUU e Irán. Sin embargo, la prensa sí lo ha hecho mostrando un malestar que podría significar expresamente el verdadero sentir de los políticos que han optado por el silencio.

Toby Matthiesen, investigador de la Universidad de Cambridge y autor de Sectarian Gulf manifestó a El País: "Sin duda esos países se beneficiaban del status quo. Si Irán deja de ser el enemigo, ¿por qué va a mantener EEUU su presencia militar en el Golfo y sus multimillonarias ventas de armas a la zona?”. Sin duda, el argumento de Matthiesen es uno que se deberá tomar en cuenta, al constituirse el nuevo paradigma entre los países de Oriente Próximo: El replanteamiento del equilibrio de sus fuerzas, ante una nueva posible realidad militar y diplomática sobre la que ya se podría estar decidiendo manteniéndolos al margen.  

Abderrahman al Rashid escribió en el diario panárabe "Ash Sharq al Awsat" (con sede central en Arabia Saudí): "No entendemos por qué Obama ha decidido abrir la puerta, que hasta ahora había permanecido cerrada frente a un régimen que presidentes de EEUU consideraban malo”.

EEUU ha dejado precedentes en los países de la península arábiga a lo largo de los años, lo que han degenerado en una gran desconfianza que es más afín al rechazo expreso que tiene Israel hacia la potencia norteamericana: La caída de Hosni Mubarak en Egipto y; la ocupación israelí en Palestina y Siria, en la que EEUU prefirió la mejora en sus relaciones con Irán a expensas de Siria.

Más allá de la desconfianza hacia EEUU, se percibe una atmósfera de pánico ante los chiíes considerando a Irán como un país chií. Los chiíes son una minoría que está dispersa por toda la península arábiga y son acusados de generar desmanes que derivan en inestibilidad en Irán con consecuencias en todos los países del Golfo Pérsico. Sobre esto, Bahréin, el país más pequeño del Golfo Pérsico, el pasado setiembre condenó a 50 chiíes a pena de cárcel por espiar para Teherán (capital de Irán), hecho que obliga a optar por una actitud más alerta ante los cambios que se están dando en Irán, en relación con Estados Unidos así como refuerza la desconfianza.

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