Pornífero o el Despliegue de Flujos Cybersexuales
¿Cómo poder abordar un proyecto de práctica post porno en un país tan complejo como Perú cuya idiosincracia clasista/racista e hipocresía manifiestas son el pan de cada día - si ya el tratar de implementar la transgeneridad como acto político resulta de por sí una batalla casi en solitario-? Es simple: la terquedad, ese vicio y cualidad heredados de mi querida marikadisidente Giuseppe Campuzano.
El intentar desapegarse y analizar con frialdad cuasi clínica dejando de lado entusiasmos pueriles se imponen cual disección en una clase de biología de colegio. Estirar los pliegues y escudriñar las tripas de un evento cuya materialidad interventiva se desparramó en un lugar imprevisto y cogió desprevenidos a parroquianos y convités en un típico bar barranquino de clase media. El contraste fue inmediato: esperado con ansiedad por algunos entendidos en la materia, desdeñado por quienes sintieron amenazada su burbuja social y celebrado cachondamente por entusiastas advenedizos, Pornífero Festival cumplió con éxito su primera fase de infección de espacios restringidos a cuenta de una suerte de peligrosidad social inusitada, pero a la vez, deseada. Lima, ciudad conservadora y moralista por herencia colonial, siempre ha avanzado a mitad de camino entre la postmodernidad desafiante y el repliegue y confinamiento de actitudes rebeldes relegadas a espacios privados so pena de castigo social-moral e incluso jurídico. Esta actitud me trae a la memoria el comentario que me hizo mi querida Madre allá por los años noventas al ver un show televisivo de lxs Locomia: ante su contundente homosexualidad, ella solo atinaba a decirme - Ay hijo, es que son españoles ... Plop. Aquí empecé a notar cómo la hipocresía que no permite llamar las cosas por su nombre juega un papel decisivo en la reafirmación de una heteronormatividad compulsiva (algunos la llaman acertadamente "heterrorismo").
El material audiovisual cuidadosamente seleccionado y proyectado, las obras plásticas e interventivas embebidas del concepto post pornográfico, los conversattorios de introducción al tema y las performances con un alto nivel de adrenalina psico-sexual se conjugaron perfectamente en una noche donde los flujos y reflujos de mentes y cuerpos encandilados en una vorágine visual casi ritualística, se develaron cómplices en un despunte de libertad, si bien efímero, absolutamente necesario para lograr un intercambio simbólico-orgiástico entre los implicados y asistentes al festival.
Y es que decirle adiós a la pornografía convencional heterosexista es imprescindible para lograr generar un cambio político-socio-sexual. Nosotros, los entes marginales, estamos obligados a luchar y nuestra arma más próxima es el sexo, un sexo sucio y sin glamour alguno que la industria pornográfica capitalista se ha esforzado en crear e imponer. El fin político del post porno es precisamente la de-construcción de una imagen falsa y opresiva de la sexualidad a través de acciones sexo-experimentales que buscan desafiar constantemente, primero, a uno mismo, y luego a los demás. La heterosexualidad como régimen político y el machismo compulsivo como soberanos de un sistema represor horizontal muestran sus fallas con el advenimiento del (neo)liberalismo, el mercado y el consumismo surgiendo un sinnúmero de contradicciones en cuanto a la asunción de lo que significa la masculinidad y la objetivación y marginación del cuerpo de la mujer y de otros cuerpos considerados patológicos. Por ejemplo, los intersticios entre lo masculino y lo femenino revelaron su papel social y se rebelaron contra algo que el capital, la iglesia y la clínica han formateado a voluntad y conveniencia: el cuerpo y el sexo. Así, estos cuerpos "marginales" socialmente pudieron tener acceso a una réplica infecciosa como lo haría, digamos, alguna enfermedad venérea.
Pornífero pudo reflejar que poseemos una tradición rica y milenaria en cuanto a prácticas sexuales se refiere donde la cultura ancestral, ritos y costumbres shamánico-psico-sexuales han estado presentes desde siempre ("Con la Miel en los Labios" performance de Carla Montalvo o la feminización del cuerpo masculino en "Osado" performance de Miguel Villaseca). Lo mismo sucede en Europa donde las brujas y magos ejercían prácticas ritualísticas ligadas a lo sexual en contraposición al régimen opresivo del canón católico (Cyberperformance de lxs Quimera Rosa y Majo Post Op, en este caso, asistidas de tecnología). Al hacer esta somera comparación, intuyo que las relaciones entre el primer, segundo y tercer mundo están por completo ligadas a los contextos político-sociales y regímenes dictatoriales que siempre han estado ahí, cambiando de estrategia, nombre o tendencia (llámese capitalismo, comunismo, socialismo, liberalismo,etc.) cuya finalidad primordial ha sido la constante sujeción de cuerpos, su capitalización, uso/abuso y descarte. Incluso, la gran mentira de tratar de asimilar a la comunidad lgbtq o minorías sexuales deviene simplemente en una infame farsa como si fuéramos retrasados o discapacitados mentales, todo en nombre del mercado. A esto se suma la lucha de clases y raza que se producen en todo sistema de control estatal. Por tanto, el cuerpo como artefacto político de combate nos es propio a todos y cada uno de nosotrxs. Se nos etiqueta como "ser marginal" porque estamos al borde o no somos productivos para proyectos capitalísticos o de generación de plusvalía. La sexualidad esta diseñada para el disfrute, el placer por el placer en sí mismo y eso es un bien que intentan quitarnos con un lavado de cerebro incesante y destructivo, una mutilación del "otro" diferente por temor, conveniencia o puro sadismo.
No existe una escena post porno en Perú. Somos artistas contados con los dedos de la mano los que nos atrevemos a ejercer y visualizar libertades sexuales en el arte del cuerpo. Asumo que mi lucha muy personal proviene de mi enorme terquedad por intentar propugnar un cambio de mentalidad en una Lima clasemediera y racista, pero claro, todo aquel que se asume como "artista" persigue esta lucha ciega; la gran diferencia es que nosotros usamos el culo, las tetas, la verga y el coño sin vergüenza alguna pues ahí está el centro de generación de sensaciones, ideas y discursos posibles, nuestros deseos multidisidentes no son comprendidos, asimilados ni mucho menos financiados por las típicas instituciones de arte. En este sentido, el uso de las redes sociales es fantástico y beneficioso para una posible infección antes mencionada: trabajos de La Fulminante infiltrándose en el canal de El Vaticano, por ejemplo, a través de la manipulación sucia de hackers me parece genial. Somos una banda desbordada de flujos cybersexuales esperando atacar en cualquier momento sin previo aviso, un sex- hacker hambriento de chocar/destruir para volver a construir (típico leitmotiv surrealista). Incluir a Perú dentro de las redes/garras del post porno no ha sido una tarea difícil, pero sí laboriosa. Quiero dejar bien en claro que no soy el abanderado del post porno en este país, solo es una consecuencia lógica de mi trabajo/lucha social a través de la performance. Finalmente, quiero indicar que Frau Diamanda, drag-performer, representa justamente la falla del sistema heteronormativo donde solo existe lo masculino y lo femenino; es la prueba en carne viva, en su constante devenir, de su falacia al de-construir - vía un híbrido, un cuerpo mutante/mutado o post cuerpo donde ambos géneros se combinan en dosis diversas - el sistema patriarcal heterosexista. Me atrevo a presagiar que el drag es una forma burda de lo que en un futuro cercano será el cuerpo post humano: un cyborg intersexuado.
Héctor Acuña, Marzo 2014