Woody Allen y el eterno problema ontológico en sus películas
"El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores"
¿Existe algo más allá de la muerte? ¿Es acaso “esta” la realidad de la que tanto estamos orgullos así como a veces tristes? ¿Existimos realmente o somos un garabato sobre este papel al que llamamos vida?
Estas y otras preguntas de corte ontológico son las que al menos alguna vez en nuestras vida nos hemos cuestionado y es que el hombre de por sí se cuestiona casi todo lo que le rodea. Pero para evitar que nos destrocemos el cerebro hasta volvernos locos, la ciencia creo una rama que se encargaría de ayudarnos a intentar resolver nuestros problemas y enrumbar nuestras divagaciones, traumas, paranoias, etc.
Para entender estos temas tendríamos que leer infinidad de libros de psicoanálisis y estudiar sus diferentes escuelas; pasando por Sigmund Freud hasta llegar a Woody Allen. Sí, hablaremos de él y de su aporte en el cine al introducir temas psicológicos en sus producciones.
¿Por qué no dejo de destrozar mi vida buscando respuestas que jamás voy a encontrar, y me dedico a disfrutarla mientras dure? Con esta pregunta una vez planteada por el Director damos puntapié el inicial para entre todos juntos y felices destrozarnos la masa encefálica.
Genio, gran guionista, paranoico, irreverente y provocador; esas son algunas de las características que pintan de cuerpo entero al Señor de los lentes con marco grueso.

“Una vez más he intentado suicidarme… esta vez mojándome la nariz para meterla en el enchufe de la luz. Infortunadamente, se produjo un cortocircuito y sólo conseguí que explotase la nevera. Obsesionado siempre con la idea de la muerte, cavilo sin cesar.” Como bien lo indica estas líneas extraídas de un libro el mencionado Director; temas como la muerte, el inicio de la vida sexual y los postulados psiquiátricos de Freud son los temas a los que recurre constantemente para de una manera causarnos una “auto terapia” que conlleve a replantearnos nuestros problemas y obtener carcajadas como solución.
Lo importante aquí no es hablar sobre el Woody Allen que se casó con su hija adoptiva ni sobre los problemas judiciales que está afrontando con su ex esposa. Aquí el Woody que nos interesa es el diagnosticado neurótico, genio, creador de la primera comedia romántica, etc. Pero seamos sinceros, para poder entender y seguir las películas de este Director, debemos de tener una cierta cantidad de lecturas y conceptos de psicología. Sólo de esa manera comprenderemos a sus personajes y llegaremos a la conclusión que Woody guarda muchas similitudes con sus creaciones. Sus protagónicos en su mayoría son sujetos con tendencia al fracaso, torpes, enamoradizos y sobretodo débiles físicamente. “La vida es una tragedia aderezada con notas de humor” y así es debemos afrontarla, al menos eso es lo que nos recomienda. Hasta la actualidad Woody Allen sigue asistiendo a su terapia semanal con un psiquiatra para tratar su depresión y tendencia a baja autoestima. No sabemos qué tan cierta es esa depresión, pero si en el supuesto que se trate de otra de las tantas paranoias del judío-norteamericano, le está sirviendo muy bien para sus trabajos cinematográficos, ya que se podría decir que sus “terapias” le ayudan a expulsar esas intrigas que tanto lo han perseguido desde niño. Tal vez yo no sea un experto en el mundo interior de Woody, pero si de algo estoy seguro es en calificarlo el Sigmund Freud de las pantallas; la mayoría de las tramas de sus historias giran en torno al sexo o en su defecto tienen menciones reflexivas sobre el acto sexual. Repasemos. “Toma el dinero y corre”, “Annie Hall”, “El Dormilón” y “Todo lo que usted quería saber sobre sexo, pero temía preguntar” y si creen que estoy exagerando o que mi mente está desvariando aquí les remarco un par de frases que brindó en su momento cuando le tocaron el tema de la sexualidad “El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores” y aquí la otra “Sólo existen dos cosas importantes en la vida. La primera es el sexo y la segunda no me acuerdo”. Aquí tratamos de ser imparciales –aunque muy a menudo no lo consigo- y sobre todo evitar juzgar el tema que tratemos, sea este el que fuere.
Con cuatro Premios Óscar y dos globos de oro, ya no se le puede criticar nada a este genio de la comicidad universal, tanto es el revuelo que marcó en el punto álgido de su popularidad que en la localidad de Oviedo, España no tuvieron mejor idea que rendirle pleitesía colocando una estatua de tamaño real del actor, director, guionista, músico y un largo etc. Ya para cerrar este capítulo Woody Allen nos deja una reflexión muy importante sobre lo que significa “la felicidad”: “El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia”.