La actual concentración mediática del oligopolio El Comercio, en la que sus medios comparten una visión única y parametrada de la realidad nacional (visión idéntica a la del velasquismo que paradójicamente lo expropió), me ha hecho recordar una vieja mitología griega.
Se trata del mito de las Tres Grayas, unas horribles viejas brujas que vivían en una cueva y tenían un solo ojo y un único diente para todas ellas, los cuales compartían y usaban por turnos.
Y pareciera ser, por la uniformidad de sus portadas y columnas, que los satélites informativos concentrados de El Comercio comparten también un único ojo para “leer” el acontecer político nacional y para atacar a quienes ponen en peligro el disfrute de sus intereses económicos y las bases reales de su poder.
Las Grayas, que significa “viejas” en griego, eran tres deidades preolímpicas, hermanas entre sí. Eran hijas de Forcis, un dios marino que se casó con Ceto, su hermana, con la cual engendró dos grupos de horribles monstruos llamados Grayas y Gorgonas.
Sus nombres eran Dino (“temor”), Enio (“horror” y Pefredo (“alarma”). Emociones con las que también juegan actualmente los medios que integran el grupo oligopólico de El Comercio.
Estas hechiceras vivían en una cueva situada muy lejos hacia el ocaso, donde no llegaban los rayos del Sol ni los de la Luna, y en un lugar donde siempre era de noche. En la actualidad, viven en la calle de La Rifa.
Las tres viejas vigilaban, asimismo, la entrada que conducía a la tenebrosa guarida de sus otras hermanas, las Gorgonas. Dicha guarida podría ser ubicada ahora en el local de Alfonso Ugarte donde despacha Gorgolán García.
Las Grayas nacieron ya ancianas y con cabellos grises, aunque los poetas las designaban a veces eufemísticamente como “hermosas”, y fueron haciéndose cada vez más y más viejas. Y también pueden ser comparadas con las tres hilanderas del destino (las Moiras).
Estas adivinas tenían un oráculo y sabían la forma de matar a la Gorgona, consistente en lograr de unas ninfas unas sandalias aladas, una especie de alforja llamada kibisis (donde guardar la cabeza de la Medusa) y el casco de invisibilidad de Hades.
Por eso, Perseo las buscó, informado por Hermes y Atenea de que las Grayas sabían cómo matar a la Gorgona. De manera que, les robó el ojo y el diente, obligándoles así a revelar el secreto. Lo cual le permitió, posteriormente, decapitar a la Medusa.
El final de las Grayas sigue siendo un misterio, ya que ningún otro mito volvió a reparar en ellas. Se dice que tras la victoria de Perseo las hermanas perdieron mucho de su poder, y que su reputación cayó notablemente entre los dioses. Incluso Tanatos, la muerte en persona, solía divertirse con ellas escondiendo sus ropas y vituallas, riendo al verlas tropezar y golpearse torpemente al intentar recuperarlas.
Algunos señalan que al perder aquel ojo perdieron también la inmortalidad. Otros juzgan que siguieron siendo inmortales, pero que la pena y la vergüenza les impiden reclamar su lugar entre los dioses, ya que en el Olimpo no hay lugar para los vencidos.
¿Aparecerá algún Perseo moderno que controle a las Tres Grayas para así cortar la monstruosa cabeza de El Comercio concentrado que convierte en piedra a los cerebros de los incautos peruanos que leen sus publicaciones, las cuales se agitan como serpientes venenosas?
El tiempo, la justicia, y la paciencia de nuestro pueblo, lo dirá.