#ElPerúQueQueremos

La sabiduría del bufón

Una reflexión sobre "Ran", una de las joyas de Akira Kurosawa. 

Publicado: 2014-07-15

El mejor ejemplo del mundo al revés es el momento en que el bufón se vuelve el personaje sabio, que reflexiona profundamente sobre la vida. Aquel se fuera la burla de las cortes y se viera reducido a los poderosos, se convierte en un psicopompo en el infierno, cuyos pensamientos sorprenden por su lucidez y densidad. 

Esto sucede claramente en Ran, cuando el bufón Kyoami se transforma y de ser un súbdito de Hidetora Ichimonji lo tenemos como su guía en medio de la locura. Este trastocamiento del orden oficial cumple una función específica: resaltar la decadencia del gran señor.

Reducido a la incapacidad mental, reo de remordimientos, traicionado por sus hijos, Hidetora solo se ve acompañado por su fiel bufón. Al respecto, sorprende uno de los momentos: aquel en el cual Kyoami parece enfrentarse a un séquito de fantasmas. Si bien solo apreciamos sus movimientos, hay que atender a las palabras de Hidetora sobre las pesadillas y el frío que siente para comprender la atmósfera enrarecida que construye Kurosawa, y en la cual solo Kyoami puede protegerlo.

Se destaca además la fidelidad de este personaje, aún a pesar de la libertad que tiene para abandonar a su amo decide mantenerse a su lado, hecho que a su vez conmueve debido a la tristeza que siente al ver a Hidetora destruido.

Sin embargo, lo que más destaca de Kyoami son sus reflexiones, que bien se expresan mediante dichos populares o bien con amargura. En un momento nos dice: "La ignorancia es dicha", aludiendo a la felicidad superficial que significa desconocer la realidad del mundo. 

No deja de atisbarse una concepción fatal en muchas de las palabras de Kyoami, acordes con los desengaños y la caída de su señor, así por ejemplo tenemos su mención al pájaro que, en su ingenuidad, es devorado por una serpiente; o su sentencia ante la tragedia del hombre: "El Hombre nace llorando. Cuando ha llorado suficiente, muere". 

Asimismo, ante el fatal desenlace Kyoami no duda en renegar de los dioses como bien podría hacerlo un nihilista: "¿No hay acaso dioses ni Buda? Si ustedes existe escúchenme. Ustedes son astutos y crueles. ¿Por estar allá arriba pueden aplastarnos como insectos?"


Escrito por

Christian Elguera

Escritor y corresponsal de literaturas indígenas en Latin American Literature Today


Publicado en

Redacción mulera

Aquí se publican las noticias del equipo de redacción de @lamula, que también se encarga de difundir las mejores notas de la comunidad.