El Gobierno no debe dilatar más la resolución del conflicto en Quillabamba porque la población se sigue movilizando frente a la falta de atención a sus demandas y ya son miles de personas y todas las organizaciones sociales unidas en un solo frente alrededor del comité de lucha, por lo que el gobierno debe acercarse con una delegación (y veedores de medios, Defensoría, iglesia y congresistas de la región) a esta ciudad y reunirse en un local de la iglesia con la mediación de esta o en el cuartel, pero resulta inaceptable que el gobierno aluda al temor de que les pueda pasar algo a los representantes del gobierno (alguien de PCM y uno o dos ministros claves) que estarían viajando a encaminar el conflicto, para no acercarse a Quillabamba y pretender que los dirigentes vayan al Cusco. Esto es inviable porque es casi toda la población la que está reclamando la presencia del gobierno y esta es una oportunidad del Ejecutivo para recuperar confianza en Quillabamba más que un problema de dirigentes que están azuzando el conflicto como pretenden hacer creer algunos irresponsables que quieren que se impongan condiciones a como de lugar ¿Por el principio de autoridad? Sin importarles la gobernabilidad ni la situación de las poblaciones locales. 

La posición de imponer la reunión en Cusco solo genera mayor desconfianza y más tensión y mientras más se alarga el conflicto y no hay diálogo, aparece más clara una posición autoritaria de imponer la represión en lugar del diálogo perdiéndose una buena oportunidad del gobierno antes de las elecciones regionales y locales con diferentes intereses en curso. Si ya se había avanzado en algunos puntos en la PCM en Lima ¿Por qué no se explica en Quillabamba estos avances y la propuesta para abordar los puntos álgidos como la corrupción y la suspensión de los talleres para la aprobación del EIA de Santa Teresa II? Proyecto que la población unida en un solo frente considera de un impacto ambiental y social con graves consecuencias en el acceso al agua y en los proyectos de la microcuenca de cara hacia el futuro cercano.

La presencia de medios, la Defensoría, la iglesia y congresistas de diferentes posiciones políticas en el diálogo permitiría que la solución del conflicto sea una labor conjunta y no la posición de uno o dos partidos políticos de la zona que pretenderían "ganarse con el conflicto", más aun cuando dada la situación el que debe ganar es todo el pueblo de Quillabamba y el gobierno tiene la oportunidad de recobrar algo de la legitimidad que perdió por los compromisos fallidos reiteradamente en esta parte del país.

¡¡Diálogo para una solución por la vida y no más muertes inútiles!!

Juan Aste