En diciembre de 1879, Manuel Ignacio Prado, presidente del Perú, huyó como un cobarde luego de haber estallado la guerra con Chile, lo que fue considerado el más vergonzoso abandono del cargo… hasta que llego otro, años más tarde. Si lo olvidaste, te lo hacemos recordar: Alberto Kenya Fujimori Fujimori, 121 años después, el 19 de noviembre del 2000, repitió el mismo acto de abandono ante el destape innegable de lo podrido de su régimen. 

El peor presidente de la historia republicana peruana renunció vía fax desde Japón, en un acto por demás repudiable, ante el acorralamiento de lo evidente y con un Vladimiro Montesinos huyendo del país.

Era más que obvio que este ladrón y asesino no quisiera volver al Perú. La farsa de su viaje a Brunei sirvió de trampolín para largarse y escapar de su innegable destino: estar preso.

El que funge de presidir este país, Ollanta Humala, se equivoca y con creces. Él dijo que el fujimorismo nació de la cloaca, nosotros queremos corregir ello: el fujimorismo es la cloaca pura y sin mezclas, y Alberto Fujimori es la rata grotesca que reina en ella.

Un sector importante de la prensa peruana insiste en seguir con un absurdo y detestable debate a nivel nacional sobre la situación del fútbol peruano, insiste con el tema Manuel Burga, hasta el ministro Urresti mete su cuchara y habla como «hincha» sobre «su selección». Estas y otras circunstancias no hacen más que notar que el pueblo peruano es alimentado constantemente por temas que no sirven en lo absoluto. ¡Como si tener una gran selección nos hará ser mejor país o mejores ciudadanos!

Lo que nos hará ser mejores ciudadanos es recordar la podredumbre de quienes nos gobernaron, de quienes hicieron lo que les dio la gana, de quienes robaron y mataron, y que siguen enquistados en el poder.

Hace 14 años un dictador, al verse acorralado, renunció vía fax desde Japón y eso no recordamos los peruanos porque nos alimentamos de estupideces. ¡No debemos olvidarlo, porque quien olvida sus errores está condenado a repetir la misma historia!