La intensidad con la que Frida Kahlo (1907-1954) llevó su vida se la puede encontrar también en su trabajo pictórico. No debe extrañar, entonces, que con el tiempo se haya convertido en un genuino ícono mundial del arte contemporáneo. Por ello, sin duda, Kahlo es una de esas creadoras que tiene, además de admiradores de sus obras, seguidores acérrimos de su figura e historia.
Así que acceder hoy al archivo de imágenes de su padre, el fotógrafo Guillermo Kahlo, será recibido por ellos —por todos, en realidad— como una valiosa oportunidad para hurgar con fascinación en la biografía de la pintora.
Y es que gracias a estas escenas, difundidas por el portal Vintag, el espectador se convierte en testigo de un proceso único: la transformación de la cándida Frida, una de las hijas de un inmigrante alemán en el México de principios del siglo XX, en Frida Kahlo, la indómita mujer que cautivó a Diego Rivera —y a León Trotski— y cuyas pinturas revelaron un vigoroso y convulsionado mundo interior lleno de color.
Como se podrá observar a continuación, las fotografías, pese a los años transcurridos, son útiles para descubrir el brillo de lucidez presente en los ojos de Frida y que año tras año pareciera tomar mayor consistencia.
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