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patricia juárez, la palabra del mudo

¿Por qué mienten Juárez y Castañeda sobre el presupuesto de la ciudad?

Publicado: 2014-12-27

Con la atención puesta desde hace varios meses en los escándalos del ejecutivo y, más recientemente, las protestas contra el nuevo régimen laboral para jóvenes, un tema muy importante para los limeños está pasando, si no por debajo del radar, sí a media altura: la transferencia municipal, que debe completarse en cuatro días.

Desde la semana pasada, Patricia Juárez, próxima teniente alcaldesa capitalina y aparentemente la vocera designada de Luis Castañeda Lossio, que sigue tan mudo como siempre, ganó espacio en los titulares con una denuncia. La comuna está quebrada, dijo, y aseguró que la administración Villarán les está dejando a los nuevos/viejos gobernantes de la ciudad la mísera suma de 15 millones de soles para la ejecución de obras.

Esto ha sido desmentido ayer en un comunicado de la Municipalidad. El comunicado informa que el presupuesto de apertura es de 176 millones (más de 10 veces lo reportado por Juárez). Más aún, el comunicado aclara (no debería hacer falta) que este presupuesto inicial no está escrito en piedra. 

Como sabe cualquier gestor, sea en el sector privado o en el público, en el transcurso del año los presupuestos de apertura se actualizan y se modifican en respuesta a necesidades, y en conexión con el recaudo y los ingresos. Al final del año, la ejecución de gasto suele diferir del presupuesto inicial, y en efecto tal ha sido el caso en el municipio limeño en años recientes: de 14% a 44% en 2010, por ejemplo, con Castañeda a cargo.

Ayer también, el regidor pepecista Alberto Valenzuela, a quien nadie mínimamente enterado puede acusar de villaranista, hizo precisiones similares en Perú21 (y hoy las vuelve a hacer en La República). 

Juárez/Castañeda han acusado a Villarán de desviar el presupuesto hacia el gasto corriente (planillas, contratos de servicios y compensación de asesores) y han hablado de "sueldos dorados" en la Municipalidad. Valenzuela, entre otras cosas, demanda poner fuera de ese saco a los servicios básicos y críticos de la ciudad, como los inspectores de transporte o los serenos, algo que, convenientemente, Juárez/Castañeda no hacen. Para ellos, planilla es planilla, y nada más importa. 

¿Qué hay detrás de esta disputa política? Dos cosas parecen obvias. La primera son los anuncios de despidos masivos, que podrían afectar a más de 2,000 trabajadores, anunciados por la nueva administración para la Municipalidad de Lima. Declarándose (falsamente) "quebrados" y responsabilizando de ello a la gestión anterior, Juárez/Castañeda están buscando cobertura para esa movida. 

Como anota Valenzuela (y también la Municipalidad), aquí no parece estar habiendo un distingo preciso entre los tipos de contrato y los servicios afectados. Más bien, lo que hay es una limpieza de cancha: esos puestos de trabajo podrán ser llenados después, cuando, mágicamente, el municipio deje de estar en quiebra. Clientelismo, en otras palabras.

Y además de eso, la nueva administración de Luis Castañeda asume el mando sin haber hecho explícitos sus planes para la ciudad y sin haberle dicho a la ciudadanía cuáles son las "obras" que trae en la mochila (el monoriel no cuenta). Afirmar que no hay plata prepara el camino para descontinuar los proyectos de inversión dejados por la gestión anterior, por un lado, y por el otro excusarse ante quienquiera les reclame cumplir con la promesa, por genérica que haya sido, de hacer cosas concretas en la ciudad.

Nada de esto es auspicioso para Lima en el 2015. 




Escrito por

Jorge Frisancho

Escrito al margen


Publicado en

Redacción mulera

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