'Birdman' y el cine de Alejandro González Iñárritu.
Con el estreno en salas de 'Birdman', hacemos llegar nuestro comentario sobre ésta. Además, repasamos la filmografía previa de su director.
Alejandro González Iñárritu ha declarado que Birdman es una respuesta a la mejor situación mental en la que hoy se encuentra, una muy feliz, y que es el primer filme que ha disfrutado plenamente realizar. Birdman luce como un nuevo y luminoso comienzo para el mexicano, con su nombre hoy abreviado a Alejandro G. Iñárritu, tal vez pensando en lo que viene. En efecto, Birdman, formalmente una comedia, es una partida del tono sombrío y la mayoría de temas recurrentes que obsesionaron al director durante su filmografía previa; no obstante, uno prevalece con un nuevo enfoque: la carga del pasado. Se ha cuestionado si en lo de G. Iñárritu hay arte elevado o ego controlador; sin embargo, ¿por qué no ambos? Finalmente el ego es parte esencial de Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance): el ego de González Inárritu, el ego de Birdman/Riggan Thomson.
En Birdman, los conceptos de la reinvención, del hallar nuevos sentidos a la vida, del combatir los propios demonios, de saborear "lo real", parecen más cercanos al realizador/co-escritor. Había que darle un rostro al planteamiento y una salida en clave de humor negro. No es gratuito el guiño a la fama de Michael Keaton como hombre murciélago ochentero. Riggan Thomson (Keaton en grandioso desempeño) es el corazón de la película. Veremos a través de su mente, oiremos dentro suyo. Todos guardamos una voz íntima que recrimina, impulsa, nos hace sentir poderosos. Observaremos sus luchas: una externa por el reconocimiento y una interna entre rechazar sus viejos días de gloria o abrazarlos. La relación de amor-odio con su álter ego volador se adentra en lo psicótico. Riggan necesita demostrar algo, a pesar de quienes dudan y esperan poco de él. Será la "inesperada virtud de la ignorancia" a la que hace referencia el título.Para acoger esta especie de catarsis, González Iñárritu genera inmersión en un mundillo particular. Se trata de un microcosmos de personalidades encontradas que no escapa de ser una sátira algo cínica del showbiz de Broadway. Todo sucede casi enteramente en el teatro St. James y sus alrededores. Esta representación posee un sentido de la existencia muy cercano que se alimenta de otros estados de la realidad, internos y externos, y que discurren por un solo conducto, lo que el director ha calificado de "meta-realidad". Dicho esto, la puesta en escena ultra-dinámica de Birdman es tan teatral como la obra de Raymond Carver, eje de la cinta. La fuerte presencia de Edward Norton como Mike Shiner es sobresaliente. Antagónico que hace de un actor antagónico que llega para desepeñar un rol antagónico. Los diálogos en contrapunto van saltando, de la segunda a la primera línea, y de allí al mismísimo cerebro del personaje central. El guión es pues, impecable.
Alejandro González Iñárritu y sus socios mexicanos.-
La actual presencia mexicana en las primeras ligas del cine internacional es algo a remarcar. Acabamos de sumar a la lista al baterista de jazz Antonio Sánchez y su alucinante score construido con espontaneidad, al parecer poco convencional para la Academia, que lo excluyó de sus nominaciones. No fue así para los Globos de Oro, entregados por la HFPA, que este año además premió a G. Iñárritu (junto a Bo, Giacobone y Dinelaris) por el guión de Birdman. Queda ver qué sucede en el Oscar. No es la primera vez que G. Iñárritu es nominado, que de ganar en la categoría de director (aunque nuestro favorito es Linklater), nos pondría ante la histórica ocasión en que dos directores mexicanos se hagan de esta estatuilla en dos ediciones seguidas. Recordemos que en 2014 se la llevó a casa Alfonso Cuarón (Gravity). Por otro lado, no olvidar que Cannes ha premiado por la mise en scène a González Iñárritu, Carlos Reygadas y Amat Escalante, mexicanos los tres.
González Iñárritu, Cuarón y Guillermo del Toro, los llamados "Tres Amigos", han recibido reconocimiento mundial, Hollywood los engríe, se han apoyado mutuamente en sus proyectos y comparten colaboradores. González Iñárritu reemplazó al frecuente Rodrigo Prieto, mexicano, por Emmanuel “El Chivo” Lubezki - sí, también mexicano - definitivamente uno de los mejores directores de fotografía del presente, ganador del Oscar por Gravity, creador - para dar ejemplos - de las hermosas imágenes de las películas del retorno de Terrence Malick y el inolvidable plano-secuencia del auto en Children of Men (Cuarón). Lubezki es un experto.
La sociedad de G. Iñárritu con Rodrigo Prieto, su anterior director de fotografía, se remite a su primer largometraje. En 2000, González Iñárritu, Prieto y el escritor mexicano Guillermo Arriaga dieron inicio a la "Trilogía de la muerte".
La Trilogía de la muerte.-
Alejandro González Iñárritu (Ciudad de México, 1963), conocido en confianza como "El Negro", tuvo un debut auspicioso en el cine con Amores perros. El impacto de la película causó su rápida inserción en el mercado cinéfilo global y la consiguiente co-producción internacional para sus siguientes trabajos. Amores perros, 21 Grams y Babel conforman una trilogía en la que cada película está estructurada en tres o cuatro plot lines, en narración no-lineal, que colisionan, atadas por un nudo que siempre es un terrible accidente mostrado en la historia. El papel del azar, la casualidad, es explicado matemática y líricamente. También, las tres guardan en común el ser películas sobre la pérdida, el daño y el dolor (González Iñárritu pasó por la experiencia traumática del fallecimiento de su hijo a días de nacido), la relatividad del bien y el mal, y personas lidiando con sus días y emociones. Además, componen retratos complejos de las desigualdades socioeconómicas y diferencias culturales contrastantes, que van desde barrios, casas y departamentos, hasta ciudades enteras y países.
Junto a González Iñárritu; el guionista Guillermo Arriaga, el director de fotografía Rodrigo Prieto, la diseñadora de producción Brigitte Broch y el músico Gustavo Santaolalla; todos dieron forma a La Trilogía de la muerte. La trilogía en su conjunto ha obtenido decenas de premios y diez nominaciones al Oscar, habiendo ganado uno. La música del argentino Gustavo Santaolalla, aparece en precisos momentos de la trilogía. Minimalista, reflexiva, de sabor latinoamericano, basada en charango y guitarra eléctrica, recibió el beneplácito de la Academia por Babel.
Amores perros.-(México, 2000)
Amores perros parte de un punto en el que tres caminos se intersectan. Una huida, un accidente, el azar; el antes y el después. Son tres caminos, tres historias cruzadas en las que sus sujetos no se conocen, pero asomarán o circularán como ajenos al espacio del otro. Asistiremos a ver esas historias por segmentos. Sus títulos refieren a parejas: hombre joven y cuñada, hombre adulto y novia reciente, hombre viejo e hija abandonada. El amor motiva a estos hombres, pero el amor puede no regresar, puede generar conflictos o desdichas. "Amores perros" es un doble juego de palabras. Hay violencia y vanidad, y sin embargo allí están los perros, cómplices, como criaturas esencialmente inocentes que se acomodan a su entorno, que pueden mirarse como vivas imágenes de quienes las cobijan. Cuando el personaje de "El Chivo", presencia fantasmal, alguien que quiso cambiar el mundo y que hoy mata por encargo, se ve enfrentado a su propio ser reflejado en el enorme perro al que salvó la vida, es cuando decide enmendar el rumbo. La inocencia puede morir, pero algo de bondad sobrevivir. El siguiente paso es la redención. Destacan Gael García Bernal, en su debut en cine, y Emilio Echevarría como "El Chivo".
21 Grams.-
(México, Estados Unidos; 2003)
Como en Amores perros, los semáforos en las calles de 21 gramos están para ordenar marchas y simbolizar paradas del destino. Nuevamente enfrentamos tres historias, pero éstas, más que intersectarse, confluyen en un fatal encuentro. Sus personajes fusionan sus vidas, en carne y pensamiento, arrastrando con ellos culpas del pasado, para luego ser conducidos por las del presente. De allí que el deseo, la venganza, y - nuevamente - la redención marquen las pautas del relato, tras penetrar ese núcleo que es el accidente correspondiente. Ahora bien, este multirelato se nos sirve en picadillo. Vamos hacia adelante y atrás, alternando los tres ejes en tres tiempos. Dudamos de si así mejora el impacto dramático, pero ello puede ser útil para confrontar estados de deterioro, preguntarnos qué llevó a estos, y jugar a armar el rompecabezas. En un minuto de 21 gramos todo resplandece; de pronto, ya no. El futuro es incierto, a pesar de que la muerte se sienta próxima. La religión y un cierto misticismo están muy insertos (señalar que G. Iñárritu es un tipo religioso, mientras Arriaga es ateo). Se menciona en la película que el cuerpo pierde veintiún gramos al morir. Se cuantifica el "peso del alma", de la liberación no obtenida en vida. Destacan Sean Penn, Benicio Del Toro y Naomi Watts.
Babel.-
(México, Estados Unidos, Francia; 2006)
En el Génesis bíblico, la Torre de Babel es aquel edificio en el que un Dios enfurecido confundió las lenguas de los hombres para castigarlos por su afrenta y orgullo. El resultado fue la dispersión y el no entendimiento. Pero a las barreras del idioma las han superado las de las naciones y sus habitantes. Sí, en Babel hay un statement político, aunque es un tema el que impera: la conexión humana. Existe esta teoría de que lo que uno haga acá puede afectar lo que suceda con un individuo al otro lado del mundo. Tres historias alternadas y vinculadas, tres continentes, cuatro países, cinco idiomas. De este modo, la premisa convirtió a Babel en la más ambiciosa película de la trilogía. Las variadas geografías terrestres y sociales albergan a personas y familias cuyas decisiones van causar dolor y angustia. Son las decisiones que nos harían pensar toda la vida en "ese maldito instante"; y los errores, que con ayuda de las probabilidades, perjudican a más personas de las imaginadas. Con buenas actuaciones de por medio (Adriana Barraza, Cate Blanchett, Brad Pitt), son el dolor y el miedo lo más efectivamente trabajado en Babel. No todo funciona con la misma coherencia, sin embargo la intención e ideas que impone Babel nos atrapan.
Durante Babel, González Iñárritu y Arriaga tienen una sonada discusión por atribuciones creativas, lo que origina su separación. Esto será notorio en Biutiful, la película con la que el director regresa al español como idioma principal. Aún se mantienen a bordo Rodrigo Prieto, Brigitte Broch y Gustavo Santaolalla. González Iñárritu ya venía manejando desde la trilogía los planos largos, los cenitales, los puntos de localización, los contrapuntos, los seguimientos, la proximidad, las cámaras en mano. En Biutiful perfecciona sus técnicas de dirección. Asimismo, incorpora al equipo a los co-guionistas argentinos Nicolás Giacobone y Armando Bo.
Biutiful.-
(México, España; 2010)
Biutiful es una película de transición. Con la partida de Arriaga, y el balance que éste otorgaba al partnership, Biutiful resulta ser la película más religiosa y mística de González Iñárritu. Probablemente la más personal hasta ese momento. El director impone un carácter poético, desolador, de final edulcorado y logradas imágenes al andar de Uxbal (Javier Bardem) y su búsqueda de paz. Se le sigue, y se le ve afrontar una vida de padre protector, bienhechor de actividades ilegales, confidente de los difuntos y enfermo terminal de cáncer. Uxbal deberá, silenciosamente, arreglar sus asuntos al interior de una Barcelona desconocida de inmigrantes, talleres de trabajo esclavo, departamentos marchitos y tristezas. Aún así, es una ciudad que Uxbal contempla (en ese contexto las bandadas de aves y los cielos son un sello característico del director), y allí González Iñárritu se aventura en terrenos oníricos y metafísicos. La actuación de Bardem es soberbia y por él nos dejamos llevar. Y es que Biutiful se va dilatando, algunas historias paralelas se tornan pesadas, y por momentos la película pierde claridad en su norte; sin embargo retoma el cauce para ofrecernos una visión muy cercana de la muerte, una visión corporal y espiritual, que pasa de ser escalofriante a - aunque indulgente - bella.
Durante una conferencia de prensa en el Festival de Cine de New York con el cast de Birdman, Edward Norton contó una anécdota. Sucedió en el Festival de Cine de Venecia, mientras revisaban las en su mayoría entusiastas críticas que iban llegando con el estreno de la película. Cuando una de éstas simplemente calificó a Birdman de "buena", González Iñárritu pidió la leyeran. El crítico escribía: "no me gustaron los anteriores filmes de González Iñárritu. Es un alivio verlo apartarse de sus turgentes pretensiones semi-religiosas para abarcar todas las emociones del mundo". Ante ello el mexicano exclamó: "¡eso suena fantástico!".
Bueno, hoy esperamos con entusiasmo anticipado su próxima cinta, en pleno rodaje en Canadá, programada para su estreno en 2016: The Revenant, protagonizada por Leonardo DiCaprio, Tom Hardy y Domhnall Gleeson. Estará basada en una novela de Michael Punke y será una historia de venganza y aventuras enmarcada en el thriller y el western. Sí que González Iñárritu ha alzado vuelo.