Además de abogado y periodista, Raúl Mendoza Cánepa es también un escritor. Ha publicado los poemarios Memoria del ande y La invención del reino y la novela La tentación infinita. Ahora nos sorprende con un emotivo conjunto de poemas titulado Retratos de mi padre (Calambur editores, 2014), un libro que a manera de plegaria indaga en la memoria y figura del padre. A propósito de esta publicación, se produjo esta grata charla en la cafetería de la librería El Virrey.
Entrevista CARLOS M. SOTOMAYOR | Foto: Herbert de la Flor
- ¿Cómo se origina Retratos de mi padre, cuál es el punto de partida de este poemario?
- Cuando surge el tema cojo el teclado, no puedo decir la pluma, y escribo. Y no me detengo hasta que me canse. Retratos de mi padre surge de un golpe de inspiración. Una inspiración triste, pues el origen es la muerte de mi padre. Había escrito un año antes La invención del reino, un poemario que mi padre solía tener en su mesa de noche. Y siempre lo leía. Cuando murió mi padre, eso fue en el 2013, no había pensado en escribir un poemario. Pero una mañana inspirada en la que podía escribir cualquier cosa, lo que se me dio fue aprovechar ese momento de inspiración para escribir sobre él. Y, sobre todo, sobre lo que son las memorias. Hay algo de ficción en la historia, porque es el hijo que vuelve a la casa familiar para despedirse de ella y ve los cuadros, las fotos, y piensa un poco en el pasado. Y es una forma de recuperar al padre a través de la memoria.
- Hace algunos años, charlando con Micaela Chirif sobre su poemario Cualquier cielo, mencionábamos cómo a través de la poesía podía encontrar el dolor un canal de expresión…
Si no fuera poeta si no hubiera leído poesía, sería un simple desahogo. Toda persona tiene el derecho de desahogarse y escribir lo que sea. Yo intenté darle un cauce a mi dolor y sublimarlo. Y aquí entramos a la etapa psicoanalítica, a la liberación de dolor a partir de la expresión poética, en este caso. Hay otros que lo han hecho. Los poemas de Jorge Manrique, pero que son más filosóficos y existenciales. Habla de la vida y la muerte. Este no, este es más concreto, afincado en la realidad y en la memoria de quien lo escribe. Pero sí es una forma muy personal de sublimar ese dolor y convertirlo en creación. Una creación que, creo, emociona al lector.
- El poemario tiene una impronta religiosa…
- Confieso que soy católico. En cierta forma hay ese temor al infierno. Y la esperanza en la salvación. Y eso se aplica a veces a la gente que se va. Y uno desea que estén mejor que nosotros, ¿no? Y que todo aquello que hizo acá en la tierra sea redimido a través de la misericordia. Entro un poco al terreno religioso. Y siempre hay esa esperanza que en este caso lo compartí en algunos tramos de mi poesía, que es una especie de plegaria, finalmente. Empieza con una epígrafe y termina en una oración pequeña. Es un poco el abrir y cerrar del poemario y que le da una suerte de línea de conjunto y que lo convierte en una plegaria a Dios.
- Me contabas hace unos días que preparas una novela.
- Sí. La tengo en proceso de edición. Me ha costado mucho corregirla. La escribí a lo largo de varios meses. En un golpe de inspiración. No puedo planificar algo porque no es mi temperamento. El mío es tomar la pluma y no soltarla hasta terminarla. Puedo amanecerme, inclusive. Me afecta, incluso, emocional o físicamente. Y la novela es un poco de eso. Es una historia de amor. No le tengo miedo a los tópicos o los temas fuera de moda. Pero es también una historia de sufrimiento del poeta que no logra que su poesía no llegue, en este caso, a la mujer amada. Y es un poeta que a lo largo de toda la historia se presenta como un derrotado, pero al final de manera imprevista vence.
- ¿Tiene título?
- No sé si lo cambie. Por ahora se va a llamar Los genios del mal. Porque hay algo de transformación del personaje. Es un personaje vivo que como todo ser humano sufre una suerte de transformación. Se transforma incluso moralmente, pero hay una lucha interior para convertirse en lo que llega a ser, una suerte de genio del mal, de demonio, que al final se arrepiente. Pienso publicarla en marzo. El personaje escribe un poemario a lo largo de la historia. Y ese poemario va a ir añadido a la novela. Es una forma también de hacer que la gente que lee novelas lea poesía también.
