Apenas recibió la orden de disparar, el piloto FAP Óscar Santa María no dudó en dirigir su nave SUKOI 22 hacia el glo­bo plateado que esperaba suspendido en el aire de la Base Aérea La Joya en Arequipa. Más de 1,800 soldados se encontraban expectantes y atentos una posible batalla aérea, pues su­ponían que se trataba de un aparato espía enviado por los chilenos. El am­biente era de tensión bélica. 

En fracción de segundos, y a una ve­locidad inimaginable, el globo brillante realizó un movimiento vertical desco­locando al avión y contradiciendo con facilidad las leyes de la gravedad. El comandante Santa María giró la nave como pudo y realizó el primero de los más de 60 disparos que impactaron en el objeto sin ocasionarle mayor daño. Luego, el globo plateado desapareció como un rayo. “El objeto parecía ab­sorber los disparos. Estoy convencido que hay vida extraterrestre”, fueron las palabras del comandante Santa María frente al auditorio del Club Nacional de Prensa de Washington, donde se lo llevaron de inmediato enterados de lo acontecido aquella escalofriante tarde. Corrían por entonces los años 80.

Este incidente ha marcado un hito en cuanto a avistamientos de Objetos Vo­ladores No Identificados (OVNI’s); sin embargo, en nuestro país no se tomó con la relevancia que ameritaba. Re­cién en el 2003 se crea una Oficina de Investigación de Fenómenos Aéreos que poco tiempo después fue cerrada. El 18 de octubre del 2013, la Fuerza Aé­rea del Perú decidió reabrir el Depar­tamento de Investigación de Fenóme­nos Aéreos Anómalos (DIFAA) con el firme propósito de investigar a pro­fundidad, ahora sí, todo contacto con seres extraterrestres que violan nues­tro espacio y rutas aéreas, transgreden nuestro sistema de seguridad, moles­tan a las aeronaves en vuelo y parali­zan el sistema en los aeropuertos. Es que esto está ocurriendo con más frecuencia de la que imaginamos.

“Considerando que actualmente hay diferentes actividades áreas que ocurren dentro de nuestro espa­cio aéreo, la FAP ha considerado crear este departamento con personal espe­cialista. El trabajo del Departamento está abocado al análisis de denuncias, ocurrencias y avistamientos de ovnis, meteoritos y basura espacial”, nos co­menta el coronel FAP Julio Vucetich, quien es el director y la cabeza del De­partamento. 

Según sus investigaciones, este fenómeno no es nuevo, viene de los tiempos preincas y recomienda no tomarlo en forma alarmante, sino como una ventaja a futuro, como una posibilidad incluso de que podamos aprovechar y aprender de todo lo que están trayendo `ellos´. “Yo puedo afir­mar que no estamos solos en el uni­verso. Dentro del equipo que hemos formado podemos decir que sí existen indicios de vida extraterrestre”, dice el coronel.

Junto con su equipo realizaron un en­cuentro científico donde abordaron el tema de las Líneas de Nazca y su re­lación con los extraterrestres. Afirman que algunas de las líneas no tienen respuesta científica ni astronómica y presumiblemente han sido confeccio­nadas con la intención de dar a cono­cer información a otros seres sobre su cultura y costumbres. Recordemos que la FAP apoyó las investigaciones realizadas por la arqueóloga y mate­mática María Reiche. 

“El caso de Machu Picchu es otro enigma, porque las piedras que su­bieron hasta esa altura no la pueden haber hecho con algún equipamiento, presumiblemente lo hicieron con otro tipo de ayuda”, explica el coronel refi­riéndose a nuestra maravilla del mun­do moderno, asumiendo que en esa época no contaban con los medios ni conocimientos para ese nivel de cons­trucción.

El equipo de DIFAA está confor­mado por 8 especialistas de diferentes áreas y 4 especialistas de la FAP en la parte operativa. Es un equipo mixto cuyo objetivo principal, en base a la in­formación vertida, hechos, evidencias, fotos, filmaciones, es hacer una evalua­ción seria de los avistamientos y crear un mapa de fenómenos anómalos.

Su equipo trabaja ad honórem y se encuentra buscando convenios con universidades para una parte de la investigación, los recursos con los que cuentan son asignados por la Fuerza Aérea y eso los obliga a un desarrollo serio y eficaz. Su intención es dar respuesta a las preguntas que se hace la gente, pero trabajándolo desde un punto de vista científico. Cuentan con una página web, correo electrónico y muchas ganas de hacer las cosas bien.

“Cuando yo estuve en Iquitos en el año 1995 he visto un ovni, pero no lo pude evidenciar ni tomar fotos, era de no­che y estaba a gran altura. Ellos están evaluando y observando nuestro com­portamiento, buscando elementos de análisis como pasó en Argentina, que se encontraron vacas seccionadas de las patas pero sin corte de sangre, sino un corte tipo láser. Suponemos que son muestras que ellos se llevan para analizar”, nos cuenta el coronel con la pausa y seriedad clásica de un militar. 

Es lógico que exista reserva de in­formación, pues el temor ante lo des­conocido puede generar una histeria colectiva o una crisis, y eso es lo que la DIFAA trata de evitar. Sin embargo, sus informes e investigaciones pueden llegar incluso hasta el propio presiden­te de la República en caso la situación lo amerite.

Existe un alto número de informa­ción falsa creada por gente que apro­vecha para generar miedo e intriga. Sin embargo, no se sabe de agresiones de extraterrestres. Incluso las veces que han sido atacados, como en el caso del piloto Santa María, solo atinaron a escapar velozmente y no repeler el ataque. Esto puede hacernos suponer que vienen en son de paz y que por el momento su única intención es ob­servar y supervisar algunos sucesos. Sin embargo, la DIFAA no se confía y se encuentra vigilante. 

“Vamos a entrar en contacto con Chile para que nos apoyen en estas investigaciones e intercambiar infor­mación de casos emblemáticos. Ha­remos lo mismo con USA, Francia y Alemania”, expresa Vucetich mien­tras nos señala la revista oficial de la FAP donde aparece información de su Área y detallan parte de sus inves­tigaciones.

Finalmente, nos obsequia un pren­dedor de la FAP y nos despide en la puerta con una frase: “Definitivamen­te yo creo que no estamos solos, que hay gente de otros mundos que pue­den estar trabajando con gobernantes de grandes potencias que están sacan­do provecho de su avance tecnológico. Pero por lo que nos muestra la histo­ria, no hay razones para temer. A ellos les interesa conocernos y nosotros de­bemos de ver la forma de conocerlos a ellos también”, finaliza el coronel.