El último 23 de junio, los gobiernos de Perú y Bolivia realizaron en Puno su primer Gabinete Binacional en el que se llegaron a varios acuerdos en materia de salud, medio ambiente, salud, educación.
La reunión, que estuvo encabezada por los presidentes Ollanta Humala y Evo Morales, se llevó a cabo en la Isla Esteves (Lago Titicaca) y finalizó - tras seis horas de trabajo- con la firma de una Declaración de 36 puntos.
El documento incluyó, en su punto 32, el respaldo del gobierno peruano a la aspiración del país altiplánico de tener una salida al mar. Este apartado señala lo siguiente:
"La República del Perú mantiene su más amplio espíritu de solidaridad y comprensión en relación a la situación de mediterraneidad que afecta a Bolivia".
Estos buenos deseos llegaron hasta Chile y despertaron la molestia del gobierno de Michelle Bachelet, quien afronta serios cuestionamientos internos por problemas de corrupción.
El canciller chileno, Heraldo Muñoz, fue el primero en pronunciarse. Este pidió que Bolivia y Perú clarifiquen la declaración conjunta que hicieron:
"No nos queda clara la redacción, porque hay una mención, una referencia en el uso de la fuerza que no atinamos a entender. Luego, sin embargo, hay que valorar que se subraye el significado y la importancia del derecho internacional".
Pero lo dicho por el titular sureño de Relaciones Exteriores fue solo la punta del iceberg. Poco después, se anunciaría de manera oficial la suspensión de la reunión entre Bachelet y Humala pactada para el 1 de julio, un día antes de iniciarse la cumbre de la Alianza del Pacífico.
La Cancillería de Chile adujo que no existían las condiciones para llevar a cabo este encuentro y alegó problemas de agenda. Asimismo, se estaría pensando en enviar una nota de protesta a Perú.
Ante esta situación, el embajador peruano en Santiago, Eduardo Rojas, trató de calma los ánimos. El diplomático aseguró que la declaración firmada entre Humala y Morales, Chile no debe interpretarla como una provocación.
"No hay ningún pronunciamiento que tenga que interpretarse como que nosotros estamos opinando sobre el proceso".
El excanciller peruano José García Belaunde expresó su extrañeza por la reacción de Chile tras el convenio firmado con Bolivia. El diplomático indicó que la posición nacional, expresada en el punto 32 del Documento de Islas Esteves, es la que siempre ha tenido el Estado peruano con respecto a una salida al mar de Bolivia, por la que este país demandó a Chile ante la Corte de La Haya, proceso que está en curso.
Entonces, ¿por qué el exceso de celo en La Moneda? ¿O acaso el gobierno de Bachelet recurre a esa vieja manía, también usada en Perú, de exacerbar el nacionalismo para amainar las crisis políticas internas?