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El Valle de Tambo en tiempos de paz

Publicado: 2015-09-09

Fotos: Archivo Hermann Bouroncle

El actual valle de Tambo era conocido en tiempos incaicos como el valle Tampupailla o Tambopalla, siempre con el mismo verdor. Tras la conquista, Francisco Pizarro adjudicó todo el valle, junto con la caleta de Chule, a Diego Hernández, el 22 de enero de 1540. Chule era el único puerto de Arequipa en 1546 y luego fue el puerto principal por cerca de un siglo.

En 1553, fue también el Curato de la costa sur de Arequipa; su iglesia atendió al Valle de Tambo hasta que el puerto y el valle fueron abandonados por los daños que causó la erupción del volcán Huaynaputina, el 19 de febrero de 1600. La agricultura se reinició en Tambo recién en 1630.

Dos siglos después de su llegada, por Cédula Real del 15 de septiembre de 1740, el Rey de España, Felipe V, creó el Curato de Nuestra Señora de la sunción del Valle de Tambo y nombró como Cura Propio al Presbítero don Francisco Villegas por haber ganado el concurso.

La antigua y precaria iglesia fue reemplazada por un nuevo templo. El doctor Tadeo de la Llosa lo construyó en 1782 con gruesas paredes de adobe y portadas de sillar labrado de Tambo. Las dos torres son de sillar, una campana de 1790 y la otra de 1873. Las paredes de la iglesia lucen ahora su color original y al sillar se le ha quitado la capa de yeso que, lo cubría. Es la más antigua y es la Iglesia Matriz de toda la provincia de Is1ay.

Esta vida, pacífica y tradicional, dedicada a la agricultura, ha cambiado drásticamente desde que el agua comenzó a escasear y se descubrieron grandes yacimientos mineros en sus alrededores.

En la década de los 80 se denunció reiteradamente la contaminación que llegaba –vía los vientos- al valle de los humos de la fundición de Ilo de propiedad de la Southern Perú Cooper Corporation. Las autoridades nunca prestaron atención a estos reclamos.

Los actuales problemas se iniciaron con la llamada “Guerra del Agua”. A fines de la década de los setenta empezó a planificarse el proyecto Pasto Grande, en Moquegua, con el objetivo de irrigar esas pampas. Cuando se construyó la represa de Pasto Grande, en 1989, con capacidad de almacenamiento de 200 millones de metros cúbicos (MMC), se tomó agua del río Vizcachas, uno de los principales tributarios del río Tambo, que luego son derivadas a la cuenca del río Moquegua. A partir de ese momento el valle de Tambo vio disminuir el caudal del río.

Como compensación, en el 2004 se planteó una represa que, finalmente, beneficiaría al valle de Tambo. Así, se propuso la de Paltiture, en territorio moqueguano, que almacenaría 30 MMC. Se construiría sobre los terrenos de la comunidad de Tolapalca, pero los comuneros desconfiaron y no dieron su autorización. También se frustró el proyecto de represa de Huayrondo y ahora se habla de Paltuture, como la solución final, pero aún no se concreta.

En el valle de Tambo se cultiva papa, ajos, cebollas, arroz y páprika. En sus cerca de 15.000 hectáreas se ha desarrollado una agricultura próspera, de ribetes empresariales. Sin embargo, la frontera agrícola no puede expandirse mientras el agua siga siendo un impedimento.

En ese contexto, aparece Southern Copper, que presenta su primer Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para Tía María en 2009. Para abril del 2011 se desató la violencia, la policía acabó disparando y matando a 3 personas. Los resultados del análisis del EIA por parte de Unops, arrojando 138 observaciones, atizaron la protesta y el proyecto tuvo que ser suspendido indefinidamente.

El resto de la historia, muy similar, desatada este año, ya la conocemos. Y esperemos que no tenga un tercer capítulo.


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