"No dejaremos que ningún plan israelí en relación a Jerusalén o la mezquita de Al Aqsa prospere", afirmó Mahmud Abás en su primer pronunciamiento desde que comenzara la más reciente ola de violencia. "No nos rendiremos ante la política de ocupación y de agresión", afirmó y subrayó que la paz, la calma y la seguridad no pueden alcanzarse sin el fin de la ocupación israelí y el establecimiento de un Estado palestino en las fronteras de 1967.
El líder palestino responsabilizó al Ejecutivo israelí de sus políticas y de los asaltos de colonos judíos al pueblo palestino, que, alertó, "están amenazando el proceso de paz y la tranquilidad en la región". Además, recalcó que "todos los casos de ejecuciones sobre el terreno, la nueva arma israelí empleada contra nuestros niños y jóvenes de Jerusalén, serán llevados ante el Tribunal Penal Internacional".
Abás aseguró que su pueblo es partidario de la paz y subrayó que "tiene el derecho a defenderse a través de la resistencia pacífica y la lucha legal y política", pero "no permanecerá rehén de acuerdos que Israel no respeta". Hizo alusión así a los acuerdos de paz de Oslo, de los que ya se desvinculó el mes pasado, en un discurso en la ONU y que desde 1993 han marcado la hoja de ruta del proceso de paz.
Bloqueo de áreas palestinas
El Ejecutivo israelí de Benjamín Netanyahu ha acusado a Abás en repetidas ocasiones de instigar con su silencio el odio y las agresiones contra israelíes. Analistas políticos consideran que Abás, consciente de que las protestas juveniles responden a la frustración de las nuevas generaciones ante la falta de un horizonte político y económico, es partidario de no reprimirlas, ante el temor de que se conviertan en un bumerán contra la clase dirigente partidaria de negociar con Israel.
Su discurso siguió a la decisión israelí de bloquear las áreas donde residen palestinos y desplegar cientos de soldados en las ciudades del país. En una medida sin precedente, adoptada en una reunión del gabinete de seguridad israelí que terminó en la madrugada de este miércoles (14.10.2015), se autorizó también a la policía a bloquear los barrios árabes en Jerusalén Oriental de forma que se impide el paso a los palestinos a las áreas predominantemente judías.
El gabinete también aprobó una serie de medidas de castigo y disuasión . Se prohibirá reconstruir la casa de un terrorista que haya sido demolida. Las autoridades podrán incautar sus propiedades. A los palestinos con permiso de residencia permanente para Jerusalén, se les podrá revocar si cometen un atentado, prohibiendo así su entrada en Jerusalén y en Israel. En los medios de transporte público viajarán 300 efectivos de seguridad, indicó el portavoz Micky Rosenfeld. Israel ha llamado a 1.400 reservistas de la policía de frontera por decreto de urgencia.
Siguen los ataques
No obstante, Jerusalén volvió a ser escenario de al menos dos ataques con cuchillos cometidos por palestinos en esta jornada, con dos atacantes abatidos, dos viandantes israelíes y un turista heridos. Desde principios de mes, una serie de acuchillamientos y ataques con armas de fuego están sacudiendo el país. Un total de siete israelíes han muerto, así como más de 30 palestinos, casi la mitad de ellos agresores que fueron abatidos tras sus ataques.
Una polémica por la visita y el derecho a rezar en la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén avivó las tensiones que han desembocado en la nueva oleada de violencia. En principio sólo los musulmanes pueden orar en la Explanada, pero en ocasiones especiales también pueden acceder allí los judíos. Los palestinos temen que Israel conceda a cada vez más judíos un permiso para vistar el área y con ello desplazar a los musulmanes del control del lugar, es tercero más sagrado del Islam pero también sagrado para los judíos por contener los restos del templo biblico. Israel lo niega.
Fuente: DW
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