LUIS DE LA PUENTE UCEDA: UN LEGADO A LA JUVENTUD
LUIS DE LA PUENTE UCEDA
LUIS
LUIS UN LEGADO A LA JUVENTUD
En un país que se debate entre la corrupción y el desastre institucional, entre el crimen y el miedo de la ciudadanía, la inoperancia e incapacidad política; mientras el pueblo padece de hambre y los campesinos y nativos ven peligrar sus tierras, la figura de Luis Felipe de la Puente Uceda, se yergue como el ejemplo más preclaro de una generación que trató de cumplir con su deber histórico. A los 50 años de su muerte, sin tumba conocida en algún lugar inhóspito de Mesa Pelada, en las montañas cuzqueñas, yacen sus despojos de quien en vida dejó todo: familia, su hacienda, su profesión, que le habría permitido disfrutar de fortuna bien habida por su talento y trabajo, para encabezar un movimiento guerrillero que le costaría la vida a él y a sus compañeros de esas aventuras que a veces cambian la Historia como ocurrió con el Che y Fidel.
Él fue ejemplo en todo, somos testigos quienes lo rodeamos. A su genuino amor y ternura por los pobres demostrado con los campesinos y sus hijos con quienes trabajó la tierra, hasta la fraternidad con los amigos y compañeros caídos en desgracia. Como estudiante universitario fue un brillante alumno pese a que estudiaba y trabajaba para sostener a su madre y hermanos. Y siendo terrateniente se recibió de abogado – inconcebible para muchos codiciosos de ahora – con una tesis sobre Reforma Agraria, nada menos.
En la Universidad Nacional de Trujillo, muy temprano comienzan a manifestarse sus condiciones de conductor hasta convertirse en el líder indiscutible de las masas estudiantiles bolivarianas. Orador vehemente, de gestos viriles y tajantes, era escuchado con atención y enardecía al auditorio cuando atacaba sin tapujos al adversario ya sean estos de otros grupos estudiantiles, malas autoridades universitarias o a la dictadura del General Odría. Pues es muy importante hacer notar que Lucho surge como líder en momentos muy duros para el país, con los partidos aprista y comunista fuera de la ley – lo que nunca ocurrió con la Revolución de Velasco – casi todos los dirigentes universitarios habían estado presos en el Panóptico o en el Frontón donde él adquiere asma que no lo dejaría el resto de su vida. Ahora cualquiera le dice “Cosito” al presidente Humala y no pasa nada. Entonces cualquier crítica al dictador podía implicar una deportación. A él le llegó de todo. Así se hizo líder, toda una vida de lucha – no en vísperas de elecciones – hasta terminar como un cadáver sin tumba donde su esposa e hijos pudieran depositarle un ramo de flores.
Su valor, su coraje, siempre estuvo presente en cualquier instante y en cualquier terreno. Pero no se equivoquen, él nunca fue un prepotente, un patrón. Como fue educado en un hogar burgués, Lucho era conocido por sus buenos modales. Su trato afable y bromista, cantaba y tocaba guitarra. Vestía pulcramente y era sumamente servicial con todos. Pero cuando llegaba la hora de los enfrentamientos, sus enemigos tenían que pensarlo dos veces. A los inmorales y a los corruptos los flagelaba sin miramientos. Ya en el MIR decía: “Los fondos del Partido son sagrados, si alguien tiene una emergencia que pida, veremos cómo lo ayudamos”. Una vez a un buen compañero que vendía nuestro periódico que no devolvió lo que tenía que devolver, le dio una dura reprimenda. Su honestidad era un ejemplo que todos teníamos que seguir. Posteriormente las Federaciones estudiantiles se convirtieron en un botín y los gobiernos de nuestra República “minera” se parecen a las repúblicas “bananeras” gobernadas por United Fruit.
Mucho habría que hablar sobre este joven excepcional. (Ver: “LUIS DE LA PUENTE UCEDA SEMBLANZA Y PERSPECTIVA HISTÓRICA”. UCV – Trujillo. 2003, del autor de esta Nota) Para muchos jóvenes de ahora será tal vez un nombre desconocido, como lo son los primeros mártires revolucionarios del Apra como Manuel Arévalo, pero es que hay gente interesada en el olvido: son los mediocres, corruptos y vividores que han hecho de la política un modus vivendi, que les permite acomodarse por donde sopla el viento. Nunca han estado en la cárcel por razón de sus ideas, y los que llegan a estar o estarán será por ladrones. Tampoco temerán recibir un balazo de un “soplón” de la dictadura por su lucha revolucionaria, sino por un ajuste de cuentas en sus negocios con narcos y otros turbios faenones.
Y nuestra juventud ¿qué hace? Antes los líderes políticos, fueron líderes universitarios. En esa fragua se forjaron. Por eso es que había cuadros y líderes de distinto nivel y jerarquía y no improvisados que solo son operadores que hacen lo que se les manda. Da pena ver que partidos que antes tenían sus propios intelectuales, poetas, profesionales destacados, economistas, etc. todos se fueron. Cuando llegaron y llegan al poder, tienen que echar mano a “técnicos” de las empresas privadas a las que retornan luego de haber servido sus intereses en algún Ministerio. ¿Qué sensibilidad social puede tener un empleado que alquila sus servicios a una empresa o al Estado?
¿Dónde están las organizaciones obreras, campesinas, estudiantiles que respondían a una orientación ideológica, precisamente como obra de concientización política de los Partidos? Todas las Universidades tenían sus Federaciones y el presidente de la Federación de Estudiantes del Perú era una personalidad de connotación nacional. Los dirigentes sindicales nacionales de igual manera. Allí está Negreiros, abatido en plena calle por la dictadura. Para no citar a los eliminados por el fujimorato. Historia conocida – aunque no tanto para los jóvenes –fue la labor nefasta del japonés Alberto Fujimori quien en nombre del neoliberalismo, terminó con todas las organizaciones laborales y eliminó cuanto pudo los derechos de los trabajadores. De tal manera que el Derecho Laboral, que antes tuvo gran importancia en la jurisprudencia, ahora es una rama raquítica.
Pero toda esta triste realidad no se produce por casualidad. Algunos líderes de partidos que, incluso, han pasado más de una vez por el gobierno, increíblemente nunca han fortalecido sus partidos desde el Poder sino por el contrario los han desmantelado. ¿Cuál ha sido su objetivo? Seguir reinando: Yo o nadie. Si no que lo diga el ayer “Doctor”, quien hoy dice que es solo “profesor”. En estas condiciones ¿Quién eleva la conciencia política del pueblo? ¿Quién instruye a las masas sobre los problemas trascendentales de la Nación? Pues para qué, si a todos les conviene mantenerlas en la ignorancia para poder manipularlas.
Teóricamente se habla de DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, pero ella supone, justamente, colaborar, contribuir. ¿Y cómo se va a contribuir desde la ignorancia? Nuestros jóvenes se dedican a “chatear”, a ver fútbol o “Esto es combate”. La Política se ha devaluado tanto que a nadie le interesa, salvo cuando busca una “chambita”. Los jóvenes inteligentes se dedican a lo suyo, pues la política les repugna. Hay una indiferencia total: no hay compromiso. Los profesionales hablan en neutro: no toman partido ante los problemas que requieren de sus conocimientos. Nadie se compra el pleito. Todos miran desde el balcón que nuestras instituciones se vayan al demonio, que los campesinos sean masacrados. Es entonces donde la figura de Luis de la Puente cobra la dimensión histórica que le corresponde: su compromiso con el pueblo. Recién recibido de abogado se produjo una masacre de comuneros de Talambo, Chepén – La Libertad – en la hacienda del Vicepresidente de la República de Prado el oligarca Moreyra. Al abogado de los campesinos lo apresaron, entonces De La Puente con otros universitarios asumió su defensa. Lo que luego le valió ser perseguido. Ya entonces quienes defendían a campesinos eran llamados “agitadores”. Por eso hoy vemos como en las redes sociales se dice: hombres como Luis de la Puente se necesita ahora no para hacer una guerrilla como puede pensar un cándido, sino para poner a un país que anda “patas arriba” - como diría Galeano - de pie y encaminado a un futuro con Justicia Social. Es legado de Lucho, como simplemente le llamábamos sus compañeros. ¡Gloria a los caídos!