Luego de dos semanas de intensas de negociaciones, 195 países firmaron el sábado pasado el Acuerdo de París para enfrentar el cambio climático. El documento, que cuenta con 31 páginas (11 sobre el acuerdo y sus principios generales, y 20 acerca de las decisiones concretas en las que se reflejan esos principios), ha sido aplaudido por los gobernantes de esas naciones y buena parte de la opinión pública, pero también hay reparos y comentarios críticos.
Quienes hemos estado siguiendo las negociaciones de la COP21 hemos visto lo difícil que éstas fueron, no obstante que durante un año se fue revisando el borrador firmado en Lima durante la COP20. Países en desarrollo versus países desarrollados; los que emiten más gases de efecto invernadero versus los más vulnerables; acuerdos mínimos o ambiciosos y vinculantes; ayudas financieras para países en desarrollo; 2 o 1.5 grados centígrados; cómo lidiar con los daños y pérdidas; entre otros temas fueron los que demandaron maratónicas discusiones y evidenciaron puntos de vista contrarios. Se buscaba el consenso y se logró un acuerdo, a pesar de que las expectativas de algunos países no quedaron satisfechas.
187 países de los 195 que forman parte de la Convención de Cambio Climático de la ONU han entregado compromisos nacionales de lucha contra el cambio climático que entrarán en vigor en el 2020. Los países que no lo han hecho deberán presentarlos para poder formar parte del acuerdo.
A continuación, una mirada a puntos clave del acuerdo, que durante las siguientes semanas y hasta la COP22, que se desarrollará en Marruecos, estarán en el debate climático.
Universal y vinculante
"Este documento es jurídicamente vinculante", dijo la mañana del sábado Laurent Fabius, presidente de la COP21. Esta fue por muchos años una de las principales trabas. El acuerdo adoptado es legalmente vinculante e indica que debe haber claridad, transparencia y comprensión en todos los compromisos asumidos. El acuerdo aborda la noción de “justicia climática”, y subraya la diferenciación entre países de acuerdo con sus realidades.
Aunque los países que han firmado están legalmente obligados a cumplir algunas partes del texto, el acuerdo busca que cada país ponga de su parte lo que pueda, en vez de obligarles a cumplir una tasa. "No puede ser que se usen frases como 'en la medida de lo posible, siempre que sea posible'. No queda claro cómo los países más vulnerables van a poder adaptarse a los impactos y desarrollarse un modelo energético limpio al cien por ciento", dice una fuente consultada por LaMula.pe. Algunas organizaciones se mostraron muy disconformes con la ausencia de los derechos humanos en los objetivos del acuerdo. La única mención a ellos es en el preámbulo, lo que debilita su aplicación.
Disminución de emisiones
El acuerdo dicta detener el aumento de la temperatura media del planeta "muy por debajo" de los 2ºC con respecto al nivel preindustrial, y continuar los esfuerzos para limitar el incremento en 1.5ºC. Para ello, los países firmantes deberán alcanzar su pico de emisiones "lo antes posible" e implementar reducciones rápidas según los avances de la ciencia para alcanzar un equilibrio entre emisiones antropogénicas y sumideros de carbono en la segunda mitad de este siglo. La reducción costará mas tiempo a los países en desarrollo.
En opinión de algunos ambientalistas, transcurrirá mucho tiempo y consideran que la compra-venta de emisiones ha sido un fracaso medioambiental. La reducción debería haber sido vinculante para asegurar un cumplimiento rápido y eficaz. Por su parte, el científico estadounidense James Hansen, considerado el padre de la conciencia sobre el cambio climático, afirma que "es una mentira que digan 'tenemos un objetivo de 2 grados centígrados y trataremos de hacer las cosas un poco mejor cada cinco años'. Son palabras sin ningún valor".
Contribuciones de los países (las INDC)
Cada país debe preparar, comunicar y mantener contribuciones nacionales sucesivas, y han de implementar medidas domésticas de mitigación para lograr los objetivos de sus contribuciones de reducción o limitación de las emisiones. Para tener en cuenta las diferentes responsabilidades en el problema de cada uno y las distintas capacidades para solucionarlo se dice que los países desarrollados tendrán que mantener el liderazgo, aunque se pide mayor ambición a los países en desarrollo en función de sus circunstancias.
"El acuerdo de París deja abiertas muchas dudas y ahora toca a la sociedad civil asegurar que las promesas se mantengan y se cumplan; acelerando la transición de los combustibles fósiles a una sociedad con el energía 100% renovable”, alerta 350.org.
Mitigación
El acuerdo reconoce la importancia de los bosques como sumideros de carbono y recalca la necesidad de trabajar para evitar su deforestación y degradacións, con la ayuda internacional que ello requiera.
Hay que resaltar que en este tema, que hace referencia a los objetivos de mitigación a largo plazo, desapareció primero una meta de reducción para el 2050, después la descarbonización y finalmente la referencia a la “neutralidad” de emisiones que debía alcanzarse en la segunda mitad del siglo. Lo que dicen los objetivos a largo plazo del Acuerdo de París es que se podrá seguir emitiendo gases de efecto invernadero siempre que estos puedan ser capturados y almacenados geológicamente, además de por el efecto “sumidero” que poseen los sistemas naturales.
Pérdidas y daños
Si bien admite que el cambio climático ya afecta a los países más vulnerables y reconoce la necesidad de poner en marcha el “mecanismo de pérdidas y daños” asociados a los efectos más adversos del cambio climático, exime a los industrializados de responsabilidades legales y de la obligación de pagar a los afectados. No detalla ninguna herramienta financiera para abordarlo.
Al respecto, la organización Action Aid afirma: "El asunto de los daños y perjuicios era un punto claro durante las negociaciones. Los países en desarrollo pidieron un acuerdo para ofrecer apoyo a las personas que ya están sufriendo consecuencias catastróficas por el aumento de los niveles del agua y temperaturas sofocantes. En vez de esto, Estados Unidos y muchos otros países desarrollados tomaron esta oportunidad de París para negarle a la gente su derecho y ponerlos a la merced de los impactos del cambio climático".
Finanzas
Las naciones desarrolladas se comprometen a aumentar durante los próximos cinco años los fondos destinados a ayudar a los menos desarrollados en estrategias contra el cambio climático. La meta específica es llegar a aportes por US$100 mil millones anuales entre el 2020 y el 2025. Después del 2025 la meta entraría a revisión. La aportación de los países en desarrollo será voluntaria. Además, en el objetivo del acuerdo se recoge una reorientación de las inversiones hacia una senda de bajas emisiones; esto es, pasar de invertir en energías basadas en combustibles fósiles a fuentes bajas en carbono.
Hay analistas que indican que este punto va en la dirección correcta, pero consideran que "el acuerdo final no ofrece ninguna seguridad real para los países pobres en cómo será distribuida esa ayuda financiera, cuando será distribuida y cuánto estará disponible para adaptación". En tanto, Greenpeace afirma que el acuerdo “deja a los combustibles fósiles en vías de eliminación, pero no concreta los compromisos necesarios para alcanzar el objetivo”.
La adopción del Acuerdo de París tendrá lugar en una ceremonia de alto nivel en la sede de Naciones Unidas, en Nueva York, el 22 de abril del 2016. Entrará en vigor cuando al menos 55 partes, que sumen en total el 55% de las emisiones globales lo hayan ratificado.
Revisa aquí el documento aprobado en París.
Puedes ver la cobertura de la COP21 en LaMula.pe