Tuvieron que pasar ocho años para que Diazepunk reuniera a la formación con la que llegó a lo más alto del punk melódico peruano. Guty, Take, Charly, Mapache y Javi tocaron el sábado en el Vivo por el Rock 6 y, sí, los tiempos han cambiado, la escena no es la misma, pero gracias a esos cuarenta minutos en el escenario todos pudimos regresar, al menos por un rato, a esa adolescencia romántica donde solo importaba ir a conciertos y nada más.

“Estoy muy emocionado de volver a tocar con Diazepunk”, dice Guty dos días antes del concierto, la madrugada del jueves en un grifo de Monterrico. Imposible olvidar la salida del guitarrista en tal vez uno de los momentos más difíciles de la banda. La mística del grupo mermó con la salida de Guty, y el músico recuerda nostálgico que por eso años ya no podía tocar más, que se sentía cansado y que no vio otra opción a su futuro que dejar el grupo.

Fue un golpe duro para la banda pues no hacía mucho tiempo que habían editado el álbum Ciudad Indiferente, un disco donde los diazepunk sacan su lado más aguerrido y rockero sin dejar de lado la clásica velocidad del punk melódico. “De hecho el Ciudad Indiferente es nuestro mejor disco. El Viernes es un disco infantil y divertido, el Bajo en serotonina es más juvenil, pero con el ciudad logramos lo que queríamos: un disco fuerte y rockero sin dejar de la lado el punk melódico con el que empezamos”, resume Charly, vocalista de la banda.

diazepunk en el escenario extremo del vivo por el rock 6. foto:  Ronny tg

El último miércoles en la noche Diazepunk ensayó dos veces el setlist que mostraron el sábado. En el estudio vi a un grupo de amigos que se divierte tocando. Se cagan de risa. Y a la vez muestran un lado muy disciplinado de hacer música: si alguien se equivoca en una nota o en entrar en alguna canción, lo putean. A este nivel, con un público de miles de jóvenes esperando años por verlos juntos otra vez, no se admiten errores. Desde la batería, Mapache da orden a la banda y todos siempre voltean a verlo para sentir la seguridad del experto baterista.

“Mapache es un profesional de la música. Yo creo que uno de los grandes valores de Diazepunk son sus baterías. Hay gente que se identifica con esta banda por la manera de tocar de Mauricio”, cuenta Javi, el bajista quien también dejó el grupo para irse a vivir a Baltimore, Estados Unidos. Su salida también fue un contratiempo grave para Diazepunk.

Javi cuenta que fue una decisión muy difícil dejar la banda y el país. “Yo entro a Diazepunk medio a la suerte. Antes trabajaba en diseño con Charly y tocaba guitarra. Un día como hueveando me dicen para tocar y yo digo que sí, me metí a clases de bajo, como jugando pasó el tiempo y la banda se volvió en lo más importante de mi vida. Irme fue una decisión muy dura”, recuerda el bajista. Su último concierto fue en el 2009 en un show por los 10 años de la banda ya sin Guty.

¿Vuelve el punk melódico? 

Para entender el lugar de Diazepunk en esto que llamamos rock peruano, es necesario analizar el contexto de su aparición, darle una mirada histórica a los inicios del siglo XXI en Lima de un género que explotó con bandas como 6 Voltios, Inyectores y de otros géneros vinculados como Asmereir, Metamorphosis y un referente como Futuro Incierto con algunos años más encima. ¿Qué pasó con los festivales Rock en el Parque? En estos años estas bandas abrieron mercados, los conciertos en Los Olivos y Comas eran semanales y los locales reventaban. ¿Por qué no pudo reinventarse esta escena que jalaba a miles de personas?   

Más allá de lo establecido que se escucha en el Perú hace décadas, los que fuimos adolescentes entre los años 2003 y 2007 sentimos un primer contacto con la música independiente de la ciudad a gran escala. Estas bandas que tocan géneros no tan comerciales no tenían por qué estar resignadas a lo caleta. Charly dice que no era una industria en el sentido más estricto de la palabra, sino que se trasladó la organización artesanal de conciertos al nivel más alto. Y funcionó bien por algunos años muy productivos para la escena punk melódico peruana. Hoy conciertos de ese tamaño todavía hay en Lima, pero en menor medida y son dispersos y repetitivos, sin espacio para nuevas propuestas que refresquen el punk peruano.

foto: ronny tg

Y entonces llega un hito importante en la historia de Diazepunk: La presentación del segundo álbum Bajo en serotonina. Take recuerda mucho ese concierto, uno de los más importantes de su vida dice, y Guty cuenta que llevó a su madre a ese show para que lo viera tocar. La fiesta fue en un local llamado “Free” en la cuadra cinco de la avenida Arequipa. En el local, recuerdo, no entraba un alfiler. El “Free” reventaba de jóvenes empapados de sudor y hambrientos de pogo. Cientos se quedaron afuera. Hoy aquel local ya no existe, y en su lugar hay una discoteca de reggaetón.

“En ese concierto nos dimos cuenta hasta dónde podíamos llegar. El bajo en serotonina es un disco de punk melódico desde el primer hasta el último tema”, opina Charly. Y Mapache agrega: “Si bien hoy el sonido de este disco puede ser considerado bajo, en ese momento la producción nos costó mucho, los ensayos, las grabaciones, antes todo era más difícil, lograr un buen sonido era difícil y caro”. Charly y Mapache le dan mucho valor a este disco porque fue el que les permitió llegar a públicos más amplios, y que hoy, a más de una década después de su lanzamiento, todavía se le recuerda como un disco importante del punk melódico nacional.

Y así, alrededor de los años 2006-2008 los festivales necesitan reinventarse pero no lo logran. Los que fueron adolescentes en la época crecieron, ingresaron en la universidad, y los conciertos se van perdiendo en el tiempo, repetitivos y con poca novedad.

foto: ronny tg.

La historia del rock peruano está marcada por hitos puntuales, y el del punk melódico es tal vez uno de los últimos más grandes. Por supuesto, fiestas como Vivo por el Rock apuestan a un nivel mucho más popular, y si Diazepunk, Inyectores, Metamorphosis, Asmereir están en el cartel es porque estas bandas están arraigadas en una época muy importante para el punk peruano y de la cual aún vivimos hoy ciertas consecuencias. Sería soso e irresponsable obviar esta gran generación de músicos, productores y bandas que lograron abrir públicos y campos en el siempre difícil medio musical peruano.

Entonces: ¿qué tiene Diazepunk que vuelve locos a los jóvenes que aman el punk melódico veloz y feelin? Take la tiene clara y es muy sincero, hasta para pedir puchos: “Para mí lo mejor de tocar en esta banda es la amistad. Tocar punk para mí es hacer música con mis amigos de toda la vida y creo que eso se refleja en la música”. Javi va un poco más allá y da un valor fundamental a la lírica. “Charly es un gran compositor. Si tú ves solo las letras de la banda, ves que abarcan muchas temáticas y llevan la música, las letras enganchan con el público”, dice el bajista.

Vivo por el Rock 6


Este 2015 Diazepunk ha hecho un gran círculo en su historia y regresa a sus orígenes. Han pasado muchos años desde la última vez que tocaron juntos. Los miles que esperaron por verlos están felices y emocionados. 

A las 2:30 p.m. del sábado la banda se reúne en Barranco. Javi amanece mal del estómago, y eso lo tiene nervioso. Charly le compra un par de pastillas. Guty también está ansioso pero con unas cuantas cervezas se le va pasando. La gente va llegando, todos con muy buena onda por ver a la banda reunida una vez más. El último en llegar es Take y se le ve medio apurado y preocupado por asuntos laborales. Mauricio ya está en San Marcos haciendo sonido desde la mañana.

foto: ronny tg.

A las 4:30 la gente estaba más que preocupada. No solo no llegaba la movilidad que debía enviar la organización, sino que el staff necesitaba estar allá unas horas antes para poder armar todo con calma. Sí, el festival Vivo por el Rock ha demostrado que Lima está para producciones mayores, pero incluso a ese nivel puede haber errores de producción. Faltas graves para el público como el acceso, y no enviar movilidades algunas bandas tal vez fueron las grandes fallas del festival de música más grande del Perú.

Ya en San Marcos, Inyectores está tocando en el escenario Extremo, donde también tocará Diazepunk. En el backstage la banda toma cerveza y whisky, aunque con la mesura suficiente para subir y romperla. Y así lo hacen. Aparece la banda en el escenario, y el público aplaude con los brazos arriba, miles felices de ver finalmente a la banda en vivo. Empieza la bulla. Diazepunk está en el escenario.

Arrancan con no fue mi intención y empalman con solo quiero verte otra vez, dos temas muy rápidos de su primera etapa. Este primer bloque lo completan días grises y parte de mi historia. El público canta y poguea, desde los menores de edad hasta los cercanos a los treinta, todos metidos en el show de Diazepunk, cuyo setlist de 12 canciones fue un buen resumen de sus cuatro álbumes. Por supuesto, no faltaron Nid, 10:10 y Dormir en el fuego, una de las más potentes de la banda.

El concierto termina con todos coreando el clásico Abre los ojos, y queda en el aire una pregunta: ¿Es este un regreso formal de la banda? O quizá es una despedida o el inicio de una etapa en la que se juntan para tocar en shows especiales, fórmula que le funciona a algunas bandas en el medio. “Todavía no sabemos qué va a pasar”, confiesa Mauricio varias horas después de terminado el concierto, mientras cena un arroz con pollo antes de seguir con la chamba del sonido en vivo.

foto: ronny tg.

el final 


Ese jueves de madrugada después del ensayo, un joven de unos 20 años se acerca a la banda y pregunta:

- Gente, ¿ustedes son Diazepunk?

- Así es, amigo.

- A la mierda. ¿Me puedo tomar una foto con ustedes?

- Claro.

El joven abraza a Javi, Mapache, Mauricio, Take y Charly. Les dice que son una banda increíble, que de todas maneras irá al Vivo por el Rock 6. El hombre se despide emocionado, y desaparece feliz con una foto de Diazepunk en su celular.

foto: ronny tg.