El nuevo populismo (o neo-populismo como lo llama el economista Robert Reich) se encuentra muy vigente en estos tiempos de elecciones alrededor mundo. En Latinoamérica, populismo es básicamente un término peyorativo para describir la demagogia ambigua o el predominio de la intuición/emoción política por sobre la razón y los hechos. Pero existen dos caras de la doctrina. El autoritario y el progresista. El primero tiende a ser más fundamentalista y el segundo más reformista. Estos dos modelos son corrientes bastante fuertes en el entorno internacional actual, así que vale la pena prestarles un poco de atención.

Por un lado Donald Trump en los Estados Unidos y Marine Le Pen en Francia con su retórica racista y de extrema derecha que resuena con muchos y por el otro lado Bernie Sanders en Estados Unidos y Pablo Iglesias en España desafiando el status quo plutocrático y moralmente corrupto. Los latinoamericanos más escépticos somos prácticamente inmunes al populismo por su mala fama de propuestas irreales y su pseudo empatía con los sectores mas necesitados, pero en este caso vale la pena olvidarse del estereotipo latino asociado a la palabra y no descartar a este segundo grupo con ideas reformistas. ¿Está cargado de emoción? Sin lugar a duda, pero a diferencia del primer grupo, también esta cargado de muchísimo sentido intelectual y de propuestas congruentes con modelos económicos sostenibles, con firmes propósitos de atacar la brecha de desigualdad socio-económica que es cada vez más espeluznante. Esta desigualdad está presente tanto en Perú como España, tanto en Chile como en Estados Unidos.

En el caso del candidato presidencial Bernie Sanders, éste propone encargarse de las fisuras legales que permiten, mediante el lobbying que es legal en Estados Unidos, comprar leyes y elecciones. Las mismas que permiten a los bancos comerciales comportarse especulativamente y en el que, como dijo el anterior Fiscal General de E.E.U.U. Eric Holder, son “Demasiado grandes para fallar”. Están por encima de la ley. Estos mismos fueron salvados de la banca rota por el gobierno con el dinero público tras la crisis económica del 2008 que afectó la economía mundial. Sanders se dispone a atacar el sistema legal americano en el cual las corporaciones son consideradas personas con derechos humanos y el sistema tributario en el cual el 0.1% de la población maneja el 22% de la riqueza del país, la misma cantidad de riqueza que el 90% restante de la población (National Bureau of Economic Research). El mismo en el que multimillonarios pagan menos impuestos que sus secretarias.

 Por otro lado, en España, Pablo Iglesias y su partido Podemos proponen deshacerse de las puertas giratorias, en las cuales empleados de alto rango en el nivel privado reciben cargos públicos y viceversa creando conflicto de intereses y corrupción. También propone un desarrollo de la banca pública para balancear el tablero, que con la concentración bancaria y el incremento del poder de las instituciones financieras, termina dejando de lado al ciudadano y a las pequeñas y medianas empresas. Su partido tuvo muchísimos simpatizantes en las pasadas elecciones españolas llegando al congreso y rompiendo la hegemonía bipartidista del PP y del PSOE. 

Ambos defienden el desarrollo de planes energéticos y apoyan la economía social y solidaria. Ambos son activistas preparados que conocen al monstruo desde adentro. Bernie ha sido senador y alcalde con un record impecable y ha mantenido el mismo mensaje por 40 años y Pablo es un politólogo muy preparado académicamente y con experiencia trabajando en el Parlamento Europeo.  Pero cabe recalcar que, por más preparados y sensatos que sean, la ciencia política como toda ciencia social puede ser a veces muy impredecible. Por eso, es relevante y sumamente importante saber discernir no solo entre los distintos tipos de populismos sino también entre las propuestas, cuestionarlas y analizarlas. Usar el kit del escéptico de Carl Sagan en el ámbito político y recordar:

  “Los argumentos de autoridad tienen poco peso. Las «autoridades» han cometido errores en el pasado. Lo harán de nuevo en el futuro. Puede que sea más correcto decir que en la ciencia no hay autoridades; como máximo, hay expertos.”

De alguna manera combinar el romanticismo y lucha por el cambio del populismo progresista con la razón, experiencias y hechos históricos podría ser una interesante receta. Es cierto que estos párrafos pueden sonar parciales, pero basta con prender la TV o hacer un “search” rápido en Google para empaparnos de las propuestas de los populistas autoritarios o del empuje dogmático de los medios hacia el mismo camino político-social de los últimos 30 años, pero con elecciones que se avecinan y teniendo fenómenos similares ocurriendo en varios países de Latinoamérica, la frase de Howard Zinn resuena en mi cabeza.

                       “No puedes ser neutral en un tren en movimiento”