Un anuncio racista de Procter & Gamble y el Metropolitano
La publicidad de Downy no tiene ninguna relación con los verdaderos pasajeros
Es positivo y coherente que actores como Will Smith y directores como Spike Lee y Michael Moore hayan decidido boicotear la ceremonia del Oscar, porque, por segundo año consecutivo no existen afroamericanos, latinos u orientales entre los actores nominados
Sin embargo, lamentablemente, el racismo en el Perú es tan fuerte, que ni siquiera le darían trabajo a un actor como Will Smith. Es totalmente condenable que las minorías étnicas aparezcan infrarrepresentadas en las producciones y premios de Hollywood, pero es mucho más grave que en el Perú sea la mayor parte de la población la que está infrarrepresentada.
Un ejemplo es este comercial de Downy, un detergente perteneciente a la trasnacional Procter & Gamble (P&G), que ha sido filmado en Lima, en el Metropolitano, pero donde sistemáticamente han sido eliminados todos los pasajeros andinos, mestizos, orientales o afroperuanos. Curiosamente, P & G jamás se atrevería a hacer un aviso así en los Estados Unidos, porque sería inmediatamente acusada de racista. Vean acá el comercial: https://www.youtube.com/watch?v=U694zB2bC4s
En general, la idea de belleza, éxito y felicidad familiar sigue asociada a lo blanco y los actores de rasgos andinos suelen aparecer en poquísimos casos, como campesinos. Basta mirar también quiénes son los presentadores de los noticieros y programas de espectáculos o los participantes en los realities como Combate o Esto es Guerra.
No es la primera vez que P & G tiene anuncios polémicos, como el auspicio sistemático del programa Esto es Guerra, donde las modelos rubias aparecen escasamente vestidas lavando con detergente Ariel, uniendo el sexismo al racismo.
Probablemente, la justificación de los publicistas de P & G para eliminar a los verdaderos pasajeros del Metropolitano es que los consumidores peruanos son racistas y asocian la felicidad y el status con ser blancos. De hecho, esto ha sucedido con varias otras marcas globales que muestran más diversidad en su publicidad en otros países, como Coca Cola. Inclusive Benetton que en el Perú se anuncia con modelos rubios.
Sin embargo, ni las agencias de publicidad ni los anunciantes pueden encogerse de hombros culpando de todo al público. A ellos les corresponde también tener en cuenta criterios mínimos de responsabilidad empresarial. La publicidad racista es sumamente dañina: el permanente bombardeo publicitario con imágenes de personas blancas termina afectando la autoestima de la mayor parte de peruanos que no lucen como los supuestos pasajeros del Metropolitano.
Seguramente P & G dirá que su intención no es hacerle daño a los peruanos, ni contribuir con el racismo, pero la responsabilidad empresarial no se centra solamente en la intención de una empresa, sino en el efecto que causa en la sociedad. Esto lo comprendió hace unos años otra transnacional, Colgate Palmolive, cuya filial peruana era el principal auspiciador de La Paisana Jacinta, un programa que no solamente promovía el racismo, sino que, en una cruel paradoja, tenía como protagonista a una mujer andina desdentada, que no podía usar los productos de Colgate. Tras varios intentos fallidos de comunicación con la filial peruana, nos dirigimos a la sede principal de Colgate, que inmediatamente dispuso que cesara el auspicio del programa, disculpándose por lo sucedido.
En este caso, también P & G debería suspender comerciales tan ridículamente racistas y revisar el comportamiento de su filial peruana. El mínimo criterio que debería pedirle a sus ejecutivos en el Perú es que no desprecien los rostros de la mayoría de los peruanos.