Por: Noret Hidalgo. 

Las Salas del Museo de Arte de Lima presentan la exposición temporal “Moche y sus vecinos, Reconstruyendo identidades”. La exhibición nos introduce al organizado universo de los mochicas y nos ofrece un panorama de los acontecimientos que el pueblo costeño tuvo que atravesar para consolidarse como tal. Además, se podrá conocer a las distintas sociedades con las que Moche mantuvo relaciones de convivencia, negociación y conflicto, particularmente con la costa norte y la zona alto-andina.

La muestra curada por los arqueólogos Cecilia Pardo y Julio Rucabado cuenta con un total de 80 piezas de cerámica, piedra y metal pertenecientes a colecciones nacionales y privadas. Las obras que se exponen forman parte del MALI, Museo Larco, Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, Programa Arqueológico San José de Moro-PUCP, Proyecto Arqueológico Huacas del Sol y de la Luna, y la Colección Rodríguez Razzetto‐Figuerola.

“Nosotros” y “ellos”

Los Mochicas se asentaron en el valle de Moche en la costa norte del Perú, su periodo comprende desde los 100 hasta los 850 d.c. aproximadamente. Las culturas aledañas como Recuay, Cajamarca y Huamachuco migraron a los cálidos valles de Virú, Santa y Nepeña; el contacto temprano con otros focos de civilización permitió que los Moche se nutrieran de elementos foráneos; sin embargo, este contacto no alteró su sólida identidad debido a que ellos mantenían una plena diferenciación entre lo propio y lo ajeno.

Lo anterior se sustenta en una pieza de la exhibición, en donde observamos una botella de asa estribo Mochica que representa a un guerrero foráneo arrodillado, se aprecian elementos que los Moches reconocían como foráneos: la pintura facial con diseños geométricos, los pendientes discoidales, el tocado con patas y garras de felino, entre otros componentes que diferencian su estilo. Cabe señalar que el personaje carece de porra (arma ofensiva) lo que indica que podría tratarse de un combatiente subordinado.

Relaciones de convivencia

La convivencia entre las sociedades serranas y la Moche se puede ejemplificar gracias a un conjunto de platos trípodes de la tradición Cajamarca. Dichos objetos formaron parte de las ofrendas encontradas en las Huacas de Moche y en San José de Moro, presentan una coloración bícroma y elementos de trazos finos decoran el interior, asimismo se sugiere que se emplearon en los rituales de los chacchadores de hoja de coca.

El Dragón Recuay es una bestia cosmogónica andina que se encuentra simbolizada en la iconografía Moche; se representa como un cuadrúpedo con rasgos de reptil y de ave, su postura es arqueada y se posiciona de perfil. Los Moche asimilaron esta criatura en su iconografía, no obstante la representaban de manera distinta, la cabeza de la criatura, por ejemplo, se ornamentaba con símbolos escalonados.

Intercambio con sus vecinos

Como se aprecia en las obras, la hoja de coca era indispensable para los rituales de los Moche, por ejemplo en una botella escultórica antropomorfa se aprecia a un personaje sujetando un calero y un tubo, estos elementos fueron empleados para mezclar la hoja de coca con la cal y así dar inicio a la ceremonia de chacchar coca. Ellos intercambiaban la concha Strombus con sociedades de las zonas altoandinas a cambio de la planta sagrada.

Sometiendo a los enemigos

No está demás señalar que los Mochicas fueron una sociedad guerrera y contaban con procedimientos singulares para acabar con sus enemigos. Decapitación, desollamiento, lapidación e incluso se estipula que emprendían viajes hacia las montañas, lugares sagrados donde se llevaba a cabo batallas a muerte. Una vez finalizada la contienda, los cuerpos de los enemigos eran arrojados al vacío donde eran devorados por las fieras de la montaña.

Ai-Apaec, el héroe legendario

Muchas sociedades rendían culto a seres divinos o semi-divinos, ellos eran catalogados como héroes que mantenían el equilibrio del cosmos y ello repercutía en el mundo terrenal. El héroe legendario de los Moche fue Ai-Apaec, intermediador y restaurador del universo. Según la leyenda, Ai-Apaec fue quien liberó al dios Sol de su cautiverio a manos de la diosa Luna y el Dios Búho, se enfrentó con criaturas marinas, atravesó la floresta oriental y logró intercambiar la concha Strombus por la hoja de coca, para poder llevar a cabo un ritual que agrade a los dioses y así liberar al Sol. Las aventuras que protagoniza el ancestro Moche las veremos plasmadas en las obras de la exhibición, las cuales involucran al héroe en sus distintas facetas.

Para finalizar, hemos podido resaltar algunas obras que ayudan a reforzar los discursos de convivencia, negociación y conflicto entre los Moche y sus vecinos. Sin duda la exposición cuenta con una gran cantidad de obras que nos acercan aún más a la experiencia vivida por los Moche. Una experiencia de la que todos pueden ser partícipes en el Museo de Arte de Lima hasta el 14 de agosto.

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Para más información sobre costos de ingreso y visitas guiadas consulta en: www.mali.pe