CASO TAUCCAMARCA, LO QUE EL FUJIMORISMO OLVIDA
CASO PRONAA
Cronología:
[22/10/1999]
En la comunidad cusqueña de Tauccamarca, 24 niños mueren y 22 sufren lesiones internas luego de consumir un desayuno escolar contaminado con pesticida.
[27/04/2004]
Se ordena evacuar del otrora penal San Jorge a 49 internos intoxicados por alimentos contaminados con una sustancia fosforada.
[11/06/2004]
Hospitalizan a 37 niños de distintos wawa wasi de San Juan de Lurigancho, luego de comer mazamorra preparada con quinua que estuvo en contacto con veneno para ratas.
[18/01/2005]
En Ticllas (Ayacucho), 16 comuneros estuvieron a punto de morir por beber chicha morada elaborada con maíz que tenía residuos de insecticida.
[29/08/2006]
Una alegre pollada en Inahuaya (Loreto) terminó con la hospitalización de 402 moradores que comieron alimentos en mal estado.
CASO TAUCCAMARCA
[22/10/1999]
En la comunidad cusqueña de Tauccamarca, 24 niños mueren y 22 sufren lesiones internas luego de consumir un desayuno escolar contaminado con pesticida.
25-09-2011
http://lamula.pe/2011/09/25/tauccamarca-aun-clama-justicia/estebanmarchand
Tauccamarca aún clama justicia
El caso de los tres escolares fallecidos tras consumir alimentos entregados por el Pronaa nos hace recordar al terrible suceso ocurrido en 1999 en Tauccamarca, Cuzco, donde murieron 24 alumnos y más de 18 niños tuvieron que ser internados con diagnósticos de intoxicación, tras ingerir un desayuno escolar.
Después de 20 minutos de haber consumido el desayuno escolar, los aproximadamente 50 alumnos cuyas edades fluctuaban entre 3 y 14 años, comenzaron a sentir dolores abdominales, convulsiones, contracciones musculares , vómitos, desvanecimientos. Ello motivó la reacción inmediata del unidocente, quien dio aviso a los padres de familia, procediendo a socorrerlos, proporcionándoles aceite, mates y líquido jabonoso. Sin embargo, algunos menores fallecieron rápidamente mientras que otros fueron trasladados a la posta médica del Distrito de Cay- Cay, distante una hora de camino a pie, falleciendo en el camino. Ante la falta de atropina, asistencia médica y del tratamiento adecuado, fallecieron 24 niños, mientras 18 niños tuvieron que ser internados con diagnóstico de intoxicación por organofosoforado en el Hospital Regional de Cusco.
El informe policial y la versión oficial emitida por la Dirección General de Salud Ambiental – DIGESA del Ministerio de Salud señalaron que el desayuno escolar estaba contaminado con Parathión Etílico, un plaguicida que había sido prohibido desde el año 1998, un año antes de la tragedia. El producto era comercializado por Bayer S.A, específicamente para cultivos andinos sembrados por pequeños y medianos agricultores.
Hasta el día de hoy no se ha hecho justicia con las familias que perdieron a sus seres queridos en Tauccamarca, a pesar de que un informe de la subcomisión del Congreso encargada del caso señaló como responsable a los ministerios de Agricultura, de Educación, de la Presidencia y de Salud, así como al FONCODES y a la Empresa Bayer.
Por si fuera poco, fueron otros han tuvieron que pagar los platos rotos. El profesor encargado del centro educativo donde ocurrieron los hechos, Issac Villena, fue condenado a pagar una indemnización de 260.000 soles, de los cuales paga 50 soles cada fin de mes con su sueldo de maestro. Él además ha tenido que cumplir dos mil horas de servicio comunitario. Una injusticia.
(El comercio - 08/11/06)
Siete pueblecitos tuvieron su peor día por intoxicación con desayuno escolar
Los médicos y enfermeras no se daban abasto para atender a los niños. Aún no se sabe si la leche repartida se contaminó o tuvo un germen interno.
Por Raúl Mayo Filio, Corresponsal
Huancayo. Cientos de escolares con los rostros desencajados por el dolor, otros vomitando, algunos desfallecientes, llegaron ayer en carros patrulleros, ambulancias, taxis y camionetas rurales a los hospitales y centros de salud de Huancayo. Nunca antes se había vivido una emergencia de estas dimensiones en la llamada Ciudad Incontrastable. Desde siete pueblos del valle del Mantaro llegaban estos pequeños pacientes en brazos de sus padres o caminando a duras penas. Y, como si fueran víctimas de una plaga, todos coincidían en atribuir su malestar a las bolsas de leche pasteurizada y los panes fortificados que habían recibido en el desayuno escolar del Programa Nacional de Asistencia Alimentaria (Pronaa).
La emergencia se declaró al promediar las tres de la tarde, cuando niños de 4 a 11 años procedentes de Paccha, Cullpa Alta, Cullpa Baja, Cochas Chico, Cochas Grande, Pilcomayo y Aza colmaron los pasillos de los hospitales El Carmen y Carrión, así como los centros de salud y clínicas. Médicos y enfermeras no se daban abasto para atenderlos, en tanto los padres de familia expresaban su indignación por el daño causado a sus niños.
Fuentes del Pronaa refirieron en Huancayo que ayer se había distribuido 13.673 desayunos escolares en la capital de Junín y los pueblecitos de la periferia. Por su parte, el director ejecutivo del Pronaa, Ricardo Maraví Segura, al ser entrevistado en Lima, ayer a las 5 de la tarde, dijo que hasta ese momento la intoxicación se había presentado en tres colegios y que, de sus 537 alumnos, habían acudido 297 a los hospitales.
El doctor Mario Zúñiga, del hospital Carrión de Huancayo, informó que lo que se produjo fue una intoxicación alimentaria, con deshidratación severa en muchos de los casos. Admitió que algunos pequeños sufrieron insuficiencia renal por la deshidratación que les sobrevino. Tal fue el caso de cinco pacientes cuyo estado consideró grave.
Más tarde, el director regional de Salud de Junín, Luis Huamaní Palomino, informó que se quedaron internados 46 niños en el hospital El Carmen, 65 en el hospital Carrión y 5 en el puesto de salud de Pilcomayo. Los demás se fueron a sus casas por falta de camas en los nosocomios y porque se sentían mejor, luego de haber sido sometidos a una terapia de rehidratación.
Aún no se ha establecido el origen de esta intoxicación. La investigación se enfocará en determinar si la leche tuvo una contaminación externa o si tenía un germen interno. Por lo pronto, se intervino anoche la planta lechera del proveedor Productos El Tambo.
Testimonios
Hay preocupación entre los afectados
Danilo Canez Palomino
Director escuela 31545
"Son 172 raciones del programa de desayunos escolares que recibimos diariamente solo en esta escuela y hoy todos los alumnos se han puesto mal. Incluso yo también bebí la leche y me encuentro con unos cólicos terribles".
Nancy Manrique Benito
Madre de familia
"Mi hija empezó arrojando y se retorcía por el dolor de estómago. Los demás niños del barrio también se encuentran mal. Ella tiene 4 años y estudia educación inicial. No puede ser que hagan esto a nuestros niños".
Alfredo Jesús Cárdenas
Padre de familia
"Parece como si quisieran enfermar a nuestros niños. Hemos ido a la Fiscalía de la Familia y nos han dicho que van a investigar. Mi hijo de 10 años está muy mal en el hospital El Carmen. Él estudia en el colegio Nuestra Señora de las Mercedes de Pilcomayo. Me siento indignado".
Dani Sanabria Gómez
Alumno de primaria
"Tomamos la leche con un pan a eso de las 11 a.m. y todos nos sentimos mal, por lo que el profesor nos dijo que nos fuéramos de inmediato a nuestras casas. Después estuve arrojando por los fuertes dolores de estómago".
Unidad de Gestión Educativa presentará hoy denuncia penal
Felicinio Espeza Reymundo, director de la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL) de Huancayo, afirmó ayer que la intoxicación era una negligencia que debía ser penada, porque los productos que se distribuye a los niños deben pasar por un estricto control de calidad.
"A primeras horas de mañana (hoy) estaremos asentando una denuncia penal ante la Quinta Fiscalía de Huancayo, contra los que resulten responsables, como a los proveedores del desayuno escolar, la panadería Anicama que abastece los panes fortificados y a la empresa Productos El Tambo que embolsa y distribuye la leche pasteurizada", sostuvo mortificado.
Insistió en que se debía imponer sanciones drásticas a quienes resulten responsables y, además, revisar los contratos y mejorar las supervisiones.
El comisionado de la Defensoría del Pueblo en Huancayo, Mario Gamboa, manifestó que, con el representante de la fiscalía, se tomaron muestras del desayuno; es decir, el pan fortificado y la leche pasteurizada, para que fueran analizados. Una acción similar efectuó la Dirección Regional de Salud de Junín.
Willi Ladera Manyari, administrador de la oficina zonal del Pronaa, aseguró que los lotes de los alimentos de los proveedores serán analizados, como parte de una investigación.
Emilio Cabrera, director adjunto del hospital El Carmen de Huancayo, manifestó que se trata de una emergencia muy grande, pero que se logró atender a todos los pacientes. Personal del departamento de epidemiología de la Dirección Regional de Salud de Junín tomó muestras a los pacientes para identificar la causa de la intoxicación masiva.
Las cifras
4116 niños intoxicados quedaron internados en dos establecimientos de salud.
413.673 raciones de desayunos escolares se distribuyen a diario en esta zona ubicada en la comprensión de Chupaca.
"Hemos ordenado de inmediato la inmovilización del lote en planta del distribuidor"
Altavoz: Ricardo Maraví Segura, Director ejecutivo del Pronaa
¿Cuál es la información que tiene sobre la intoxicación masiva de escolares?
Sabemos que hasta el momento hay 300 afectados de tres centros educativos, internados en cinco establecimientos de salud; por eso quiero expresar mi preocupación. Es una lástima que estas criaturas se encuentren en tal situación. Quiero precisar que esta leche pasteurizada y embolsada para los desayunos escolares es distribuida a diario y directamente por el proveedor a cada colegio. Esto no pasa por los almacenes del Pronaa y la forma de controlar el producto es a través de inspecciones inopinadas para verificar sus condiciones sanitarias de producción.
¿Cuántos escolares recibían esta leche en los colegios de donde provienen los niños afectados?
En los tres centros educativos se distribuía leche a 537 niños. En todo Huancayo se cubre las necesidades de más de 225.000 beneficiarios.
¿Qué medidas de emergencia han tomado?
Hemos ordenado de inmediato la inmovilización del lote en planta del distribuidor Productos El Tambo para tomar las muestras y analizarlas. Además, pedimos a los colegios que eviten consumir la leche pasteurizada que entrega esta empresa hasta que nosotros validemos su calidad.
¿Cómo hará para recuperar la confianza de los padres de familia para que los escolares consuman leche del Pronaa?
Durante esta nueva gestión estamos tomando todas las medidas para poder garantizar la calidad del producto que estamos distribuyendo. Tenemos que considerar también que nosotros atendemos en forma diaria, por lo que este problema no es un hecho que se presente todos los días. La situación es lamentable, pero no debe hacer perder la credibilidad en nuestros productos.
¿Cuáles son las acciones que tomarán luego de determinar a los responsables?
Se procederá a aplicar las acciones administrativas y judiciales correspondientes para que los implicados asuman sus responsabilidades. Por ahora, nuestra preocupación central es coordinar todo lo necesario para la atención de todos los afectados. También estamos evaluando apoyar directamente a las familias. Incluso, con el gerente encargado de logística, Augusto Balta, estamos saliendo de inmediato hacia Huancayo para seguir personalmente el caso.
INFOREGIÓN
TAUCCAMARCA - CUSCO 20 octubre 2009 - 4:24 pm
Deudos de Tauccamarca siguen clamando justicia por muerte de 24 niños envenenados
Pese a que han pasado diez años de los trágicos hechos de Tauccamarca, donde 24 niños murieron envenenados tras ingerir leche combinada con el potente plaguicida Parathion, los deudos de este lamentable suceso siguen luchando por alcanzar justicia, informó la Red de Acción en Agricultura Alternativa, RAAA, institución que también indicó que Victoriano Huarayo Torres, representante de la comunidad llegará una vez más a Lima.
La RAAA informó, asimismo, que la demanda presentada ante el Séptimo Juzgado Especializado de Lima (Expediente N° 2001-29561-0-0100-j-cl-7), contra las autoridades de entonces, como la Dirección General de Salud Ambiental, DIGESA/MINSA, Servicio Nacional de Sanidad Agraria SENASA/MINAG y a la Empresa Bayer , que solicita una indemnización por daños y perjuicios, no ha sido resuelta.
La situación no es diferente en lo actuado en su momento por el Congreso de la República, donde el informe de la sub comisión que investigó el caso Tauccamarca en julio del 2002 no ha sido visto en el pleno del Legislativo, pese a que de acuerdo al acta de la sesión ordinaria N° 06 del 26 de octubre del 2005, esto se acordaba.
http://www.demus.org.pe/Menus/noticias/Tauccamarca_Demanda.htm
DEMANDA PRESENTADA ANTE EL TRIBUNAL CIUDADANO
HECHOS:
Alrededor del medio día, el 22 de octubre de 1999, Isaac Villena Núñez unidocente del Centro Educativo N° 50794 de la Comunidad de Tauccamarca, Distrito de Cay-Cay, Provincia de Paucartambo, (Cuzco), entregó al alumno Julián Manottupac Chile, de 14 años de edad, dos bolsas de cereales “Foncodito” para la preparación del desayuno. Su esposa Kelma Tapia Vásquez, consideró que no sería suficiente para todos los niños y tomó de la mesa una bolsa más de cereal “sobrante del día anterior” que se encontraba abierto y con la envoltura maltratada. El desayuno escolar fue servido a las 12:45 pm a todos los alumnos.
Después de 20 minutos de haber consumido el desayuno escolar, los aproximadamente 50 alumnos cuyas edades fluctuaban entre 3 y 14 años, comenzaron a sentir dolores abdominales, convulsiones, contracciones musculares , vómitos, desvanecimientos. Ello motivó la reacción inmediata del unidocente, quien dio aviso a los padres de familia, procediendo a socorrerlos, proporcionándoles aceite, mates y líquido jabonoso. Sin embargo, algunos menores fallecieron rápidamente mientras que otros fueron trasladados a la posta médica del Distrito de Cay- Cay, distante una hora de camino a pie, falleciendo en el camino. Ante la falta de atropina, asistencia médica y del tratamiento adecuado, fallecieron 24 niños, mientras 18 niños tuvieron que ser internados con diagnóstico de intoxicación por organofosoforado en el Hospital Regional de Cusco.
El atestado N°207-99 X RPNP/DIVINCRI de la policía del Cusco, describe los hechos, pruebas y evidencias de la tragedia donde los exámenes practicados han determinado que el envenenamiento de los niños se produjo por la ingesta de una sustancia organofosforada que se encontró presente en el desayuno escolar, causándoles edema cerebral, pancreatitis hemorrágica, asfixia por obstrucción de vías respiratorias altas y congestión visceral generalizada por ingesta de sustancia tóxica.
Según las investigaciones policiales y judiciales posteriores a la intoxicación masiva, se ha podido establecer que esta se ha debido a la ingestión directa del sustituto lácteo en polvo que en esa fecha distribuía FONCODES, producto que mezclado de manera circunstancial con un potente mortífero plaguicida en polvo, organofosforado denominado Parathión Metílico (conocido comercialmente como Folidol). Sin embargo; la versión oficial emitida por la Dirección General de Salud Ambiental – DIGESA del Ministerio de Salud, señala que el fatídico desayuno escolar estaba contaminado con Parathión Etílico, plaguicida órganofosforado que fue prohibido desde el año 19981.
Los niños sobrevivientes fueron sometidos a diversos exámenes médicos determinándose daño neurológico crónico, evidenciando alteraciones neuropsicológicas importantes y un déficit en la rapidez y coordinación motora en los niños intoxicados en Tauccamarca. Estos efectos son compatibles con daño orgánico inducido por sustancias organofosforadas.
Como consecuencia de este lamentable suceso al año siguiente, octubre del 2000, el Ministerio de Agricultura prohibió definitivamente el comercio de toda forma de Parathion en el Perú (Resolución Jefatural N°182-2000-Ag-SENASA).
DEMANDADOS:
Empresa Bayer S.A.
Bayer S.A. importó Parathion al Perú y lo comercializó específicamente para cultivos andinos cultivados por pequeños y medianos agricultores. Por lo que la Bayer S.A., sabía de antemano que el mencionado plaguicida iba a ser utilizado por personas quechua – hablantes y analfabetas, y sabía de igual manera que estos usuarios, sin poder leer ni entender la etiqueta tenían una mayor probabilidad de usar el producto de forma incorrecta, por la dificultad de entender las etiquetas del plaguicida.
También sabía la Bayer que no obstante que el producto estaba registrado solo para “uso restringido” debido a su alta toxicidad aguda, y que esta figura requiere según el Reglamento sobre el Registro, Comercialización y Control de Plaguicidas Agrícolas y Sustancias Afines, que la venta del producto sea limitada a aquellos usuarios que reciben una “receta técnica” de un ingeniero agrónomo licenciado, el producto iba a llegar a ser comercializado libremente sin ningún control post-registral de las autoridades pertinentes, es decir vendido libremente en las zonas rurales donde prácticamente no llega la extensión agrícola.
La compañía Bayer debía haber previsto el mal uso previsible del producto dado las condiciones socio-culturales del lugar donde se comercializaba el producto, y dado los hechos de que: el producto presente un daño no obvio por su apariencia; y que el producto envasado solamente en una bolsa de plástico, empaque que no sugiere que contiene un contenido altamente peligroso, y con etiqueta escrito en español que los ciudadanos andinos quechua – hablantes y mayormente analfabetos no pueden leer ni entender el aviso de toxicidad (que no es prominente en la etiqueta que presenta por el contrario se puede observar un dibujo amable de frijoles, zanahorias y papas)
Es negligente comercializar un producto químico peligroso cuando:
* Se puede predecir el mal uso del producto dada las condiciones socioeconómicas bien conocidos de las regiones donde de manera negligente la Bayer comercializó el plaguicida (porque fue parte de la estrategia de mercadeo comercializar el producto para uso en cultivos andinos que se sabe son producidos por agricultores pequeños, quechua-hablantes, analfabetos).
* Se comercializa en un envase inadecuado – bolsa de plastico chica- que no brinda ningún nivel de protección a usuarios y no da indicación adecuada del peligro del producto a usuarios analfabetos.
* Se conoce que el producto va a ser usado por personas analfabetas en una manera no congruente con las direcciones de la etiqueta.
La Bayer tenía conocimiento que el envase (bolsa de plástico) y el etiquetado iba a ser inadecuado para proteger al usuario por la tasa de analfabetismo y el porcentaje de quechua – hablantes; y que el plaguicida que tiene la apariencia de leche en polvo (un polvo blanco) no llevaba ningún agente/olor apestador para avisar a los usuarios de su toxicidad aguda: por lo tanto debía de haber previsto el “mal uso previsible” del plaguicida dada las condiciones del país.
En ese sentido, la Bayer tenía la responsabilidad de ejercer un mayor nivel de cuidado que no se hizo y el comercio del plaguicida paration en el Perú bajo estas condiciones. Bayer ni siquiera tomó ninguna medida cautelar para prevenir el mal uso del producto en las zonas rurales andinas tales como envasar el producto en recipientes con tapas protectoras, con etiquetado que lleva pictogramas ilustrando la peligrosidad del producto para la salud y vida humana para usuarios analfabetos, ambas medidas requerían inversiones mínimas relativas a las ganancias de esta compañía transnacional.
Finalmente, Bayer posee directrices internas que lo obligan a ejercer un cuidado responsable en la producción y comercialización de sus productos.
Las directrices internas de Bayer afirman que:
“El mercado tiene que ser observado continuamente para asegurar que nuestros clientes están manejando nuestros productos seguramente...El comprador del producto tiene que ser avisado de cualquier riesgo asociado con su uso, y cada producto tiene que llevar el etiquetado de aviso necesario” (traducido del inglés de la pagina web de Bayer S.A.2)
En las directrices para Cuidado Responsable la Bayer afirma que:
“Hay que dar a distribuidores y usuarios la información y consejo necesario para permitirles transportar, guardar, manipular, usar y disponer de nuestros productos con seguridad”.
“Si basado en la evidencia científica se vuelve necesario para evitar un peligro potencial a la salud o al ambiente, Bayer informará a compradores y al público y tomar la acción apropiada hasta y incluyendo el retiro del producto”
La empresa Bayer tiene una responsabilidad social y ética que debería asumir la industria de Agroquímicos como responsable del comercio y mercadeo de productos plaguicidas, en el aspecto de promover acciones de capacitación a los usuarios sobre los riesgos y peligros del uso de los plaguicidas, especialmente en aquellas comunidades campesinas que se encuentran en gran desventaja por la falta de educación y limitado acceso a la información, que sumado a la limitada infraestructura con que cuenta para la atención de casos de emergencia genera condiciones de alto riesgo para la salud. `
Ministerio de Agricultura – Servicio Nacional de Sanidad Agraria SENASA
El Paratión metílico y etílico fueron registrados como productos de “uso restringido”, debido a su alta toxicidad aguda. Es preciso recordar que paratión metílico y paratión etílico son clasificados por la Organización Mundial de la Salud de las Naciones Unidas como plaguicidas extremadamente tóxicos.
Ahora bien, bajo el Reglamento de Registro sobre el Registro Comercialización y Control de Plaguicidas Agrícolas y Sustancias Afines (Decreto Supremo Nro. 15-95-AG) se puede comercializar plaguicidas de “uso restringido” solo con la prescripción técnica de un ingeniero agrónomo especializado en protección vegetal, acreditados por el SENASA a nivel nacional.
En ese sentido SENASA como organismo público descentralizado de Ministerio de Agricultura y el mismo Ministerio de Agricultura tenían la responsabilidad de fiscalizar el uso y control de plaguicidas químicos de uso agrícola y de agentes productos para el control biológico de plagas en concordancia con su Reglamento de Organización y Funciones. Sin embargo, no se cumplió con esta función, hecho que derivo en la tragedia acaecida en la comunidad de Taucamarcca.
Por otro lado, el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (SENASA) como organismo encargado del registro, comercializaciòn y acciones de post registro de plaguicidas de uso agrícola, omitieron el cumplimiento del Artículo 82 del capítulo XV sobre educación, capacitación y divulgación del Reglamento para el registro y control de plaguicidas químicos de uso agrícola (Decreto Supremo Nro. 016-2000-AG). Este reglamento señala que “el SEÑASA, en coordinación con el sector privado involucrado y especialmente con la cooperación de la industria de plaguicidas, desarrollara programas integrales de capacitación en esta materia, intensificando acciones de información al público usuario y fomentará el desarrollo de buenas prácticas sobre el uso y comercialización de los plaguicidas químicos”. En el Perú, es conocido que la mayoría de las comunidades campesinas en la sierra que se dedican a la agricultura son quechua-hablantes, por lo que tienen serias dificultades para leer las recomendaciones señaladas en las etiquetas de los plaguicidas, hecho que los hace vulnerables en el momento de usar estas sustancias tóxicas.
Ministerio de Salud – Dirección General de Salud DIGESA:
En el momento de la tragedia la Comunidad de Tauccamarca no contaba con una posta médica, la más cercana era la Posta de Huasac, la misma que no tenían los insumos médicos necesarios que permita la atención inmediata en estos casos de intoxicaciones masivas causadas por plaguicidas.
Se ha comprobado, de acuerdo a análisis realizados por expertos que con equivalente a $ 20 dólares americanos del medicamento denominado “Atropina” se podrían haber salvado la vida de los 24 niños fallecidos.
Algo aún peor, en reiteradas ocasiones se solicitó a DIGESA el informe completo de las muestras recogidas en la comunidad de Taucamarcca, a fin de determinar cual fue el producto que produjo la intoxicación de los niños, los mismos que fueron negados sistemáticamente, situación que obligo la presentación de una Habeas Data con la finalidad de hacer valer el delito constitucional a la información.
Con este hecho se ha violentado nuestra norma constitucional que recoge en su artículo 7 que “Todos tienen derecho a la protección de su salud, la del medio familiar y la de su comunidad así como el deber de contribuir con su promoción y defensa (...)” toda persona tiene derecho a la protección de su salud, lo cual no aconteció porque producido el hecho existió una falta de atención médica en la comunidad.
DERECHOS VULNERADOS:
Luego de analizar los hechos y la responsabilidad de los denunciados queda claro que se han vulnerado derechos fundamentales contemplados en la Constitución Política del Perú, como:
1. El derecho a la vida, a la integridad moral, psíquica y física y al libre desarrollo y bienestar3. En el presente caso han perdido la vida 24 niños y alrededor de 18 niños tienen secuelas en la salud producto de la intoxicación. La vida de un niño es una pérdida que enluta a la familia, es inimaginable el dolor y miedo que sufrieron los padres al tener que ver morir a sus hijos. El actuar de Bayer, Digesa y Senasa ha afectado directamente el derecho a la vida de 24 niños, asimismo ha afectado la integridad moral, psíquica y física de 18 niños que hasta el día de hoy presentan problemas de aprendizaje, salud y desarrollo de capacidades.
2. La Comunidad y el Estado protegen especialmente la niño, al adolescente, a la madre y al anciano en situación de abandono4, El Estado a través de las instituciones no veló por la Comunidad de Tauccamarca, ya que Senasa permitió que la Bayer comercializará un producto altamente tóxico sin prever las consecuencias, asimismo, en el momento de los hechos en Tauccamarca no existía una posta de salud, los padres tuvieron que recurrir a la posta médica de la Comunidad de Huasac para obtener el medicamento necesario.
3. Todos tienen derecho a la protección de su salud, la del medio familiar y la de la comunidad5. Derecho que fuera violentado ya que si en el supuesto caso el desayuno preparado hubiese sido consumido por toda la población de Tauccamarca, la tragedia hubiera sido mayor. El producto “Folidol” no sólo presentaba un peligro inminente para la comunidad, sino también para el medio familiar y de la comunidad.
Es por los fundamentos expuestos que se ha entablado la demanda en contra de Bayer, Digesa y Senasa solicitando se sancione a las demandadas por los daños causados.
ANEXOS
1. Copia del Informe Final presentado por la Sub Comisión Investigadora de los luctuosos sucesos ocurridos en Tauccamarca–Cusco, respecto al fallecimiento de 24 niños y 18 intoxicados debido a la ingesta de alimentos contaminadas con plaguicidas.
2. Copia del atestado N° 207-99 X RPNP/DIVINCRI.
3. Copia de la sentencia de fecha 04 de setiembre del 2002, mediante la cual se condena a Isaac Villena Núñez como autor del delito contra la vida, el cuerpo y la salud en su modalidad de Homicidio Culposo Agravado y por el delito contra la vida, el cuerpo y la salud en su modalidad de Lesiones Culposas Graves.
4. Copia del Veredicto del Tribunal Nacional de Mujeres por los Derechos Ecónomicos, Sociales y Culturales. Bogota 29-30 de junio del 2005.
5. Copia del Veredicto del Tribunal Nacional por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las mujeres. Lima 2 de junio del 2005.
http://www.cbgnetwork.org/1963.html
El Comercio (Perú), 6 de mayo de 2007
CUSCO. A más de siete años de la intoxicación masiva
Sobrevivientes de Tauccamarca en pos de justicia y las promesas incumplidas
A sus 17 años, Robert se olvidó de recordar. Parece inmune al dolor. César, en cambio, tiene 15 años y aún suele sonreír, pese a que en su memoria golpean los recuerdos: hace siete años y medio ambos vieron cómo iban cayendo al suelo, uno a uno, 24 de sus compañeros, después de ingerir una mortal combinación de agua, leche y plaguicida.
"Fue un día triste", comenta el menor de los muchachos y se calla. A su costado, Robert pierde la mirada en el horizonte verde, prefiere olvidar, aunque sabe que eso es imposible. Respira hondo y revive en silencio aquella mañana del 22 de octubre de 1999. Esa en la que dos de sus hermanos perdieron la vida.
Lo observan Yesella (13) y Agustina (15). La profesora Ana Soledad Quispe conversa con ellas y tras varios intentos logra que articulen algunas frases. "Fue como a las 11 de la mañana, los chicos jugaban fútbol, de pronto vino el dolor y se comenzaron a revolcar en el suelo. Todo el mundo gritaba, después todo fue triste. No recuerdo más", sostienen intercaladamente.
Su maestra se disculpa por ellas diciendo que son introvertidas, como todos los 18 menores que sobrevivieron, como todo el pueblo, desde aquel fatídico día en el centro educativo 50794, en el cual la mitad de la población infantil de Tauccamarca murió.
"Ya nada es igual y dudamos de que algún día lo sea", sentencia Victoriano Huarayo, padre de Fredey y Héctor, sus dos pequeños de 8 y 12 años, que fallecieron después de tomar el desayuno que ese entonces proporcionaba Foncodes. También es papá de Robert.
"Mi hijo chiquito (Fredey) fue el primero en morir. No aguantó más de 12 minutos. Tratamos de llevarlo a la posta de Huasac, pero ya estaba muerto, porque está media hora de camino", recuerda y se le parte la voz. Al igual que él, otra decena de padres regresaron de sus chacras desesperados en busca de sus pequeños, pero todo estaba consumado.
Al principio, Mario Flores, presidente de la comunidad, no quiere hablar. Está a los pies de la tumba de uno de los niños. "Aquella tragedia nos golpeó y nos convirtió en el centro de la noticia. Vinieron de todos lados y nos vieron llorar. Nos ofrecieron tantas cosas y ya ve cómo estamos. Han pasado casi ocho años y aún seguimos en juicio pidiendo que se sancione a los responsables", afirma indignado.
Los 18 sobrevivientes, ahora jóvenes, siguen jugando y se pierden entre las cruces de las tumbas de sus hermanos y amigos, entre los recuerdos de un pasado que no quieren evocar.
TODO SIGUE IGUAL
El poblado de Tauccamarca, en el distrito de Cay Cai, provincia de Paucartambo, poco ha cambiado desde aquel trágico día. Las calles siguen sin asfaltar, no tienen teléfono y la antena parabólica --que alguien del gobierno de entonces les ofreció-- aún no llega. Si tienen una emergencia, como la de octubre de 1999, los afectados deben bajar hasta Huasac, el poblado más cercano, a media hora de caminata.
De las promesas que hicieran las autoridades y aquellos que llegaron con sus organizaciones solidarias solo se concretó la construcción de la trocha carrozable que une Tauccamarca y Huasac. Nada más. El resto quedó en el olvido. Eso le quedó claro a la alcaldesa de Cay Cai, Ortensia Cuadros, cuando visitó el despacho de Eliane Karp, entonces primera dama de la Nación, en el 2003. Dice que en esa oportunidad le dijeron: "¿Nosotros te ofrecimos algo? Reclámales a los que te prometieron que pondrían teléfono y antena parabólica".
Los pobladores ya no esperan nada. Solo quieren que se haga justicia. No piden más. Hace dos semanas viajaron a Lima citados por el Séptimo Juzgado Civil para participar en una audiencia de conciliación con los responsables de la tragedia.
A la cita debían acudir la empresa Bayer, fabricante del plaguicida que consumieron sus hijos y cuya venta estaba (y está) prohibida en el mercado; el Ministerio de Agricultura, que permitió que se comercializara esa sustancia tóxica; y el Ministerio de Salud, cuyos centros en la región no tenían ni medicinas ni el personal médico que hubieran podido salvar a los 24 menores.
Con la esperanza de buenas noticias, los campesinos dejaron sus tierras durante 15 días. Al llegar a la capital, ya en la ventanilla de la Corte Superior de Lima, les indicaron que la audiencia se había cancelado. Tres días de viaje para nada.
Solo se les informó que el Ministerio de Agricultura ha pedido que en el proceso se incluya al profesor Isaac Villena, quien repartió el desayuno mortal.
PALABRA DE PROFESOR
"No es justo que se haya culpado al profesor Isaac Villena de aquellos hechos. Él no tuvo la culpa. Qué fácil es hacer justicia en Lima", indica Victoriano, visiblemente indignado.
En su vivienda a muchos kilómetros de Tauccamarca, en la localidad de Pitucancha, el profesor Villena revive lo ocurrido y se defiende diciendo que él jamás hubiera sido capaz de asesinar a quienes consideraba sus hijos.
"Fue un accidente. Yo estaba de vacaciones y cuando regresé ordené que se hiciera el desayuno como todos los días, pero no sabía que se había utilizado la olla para preparar el plaguicida", sostiene desconsolado.
Por lo ocurrido, Villena estuvo preso un mes y fue condenado a pagar una indemnización de 260.000 soles, que cancela mensualmente abonando 50 soles de su sueldo. También debió cumplir dos mil horas de servicio comunitario.
El resto de los responsables sigue postergando el inicio del juicio civil con el que los deudos buscan la indemnización de los 24 pequeños que se fueron y de los otros 18 menores que aún lloran la tragedia.
Una demanda de nunca empezar
La demanda civil que los padres de los 24 menores fallecidos y 18 sobrevivientes han entablado contra los responsables de la tragedia no tiene cuándo empezar. La audiencia de conciliación en Lima se canceló y no tiene nueva fecha.
Según el ingeniero Luis Gomero, director de la Red de Acción en Alternativas al Uso de Agroquímicos (RAAA), que brinda asesoría legal a los deudos de Tauccamarca, la demanda civil plantea una indemnización de un millón de dólares por víctima. Es decir, 42 millones de dólares por todos los afectados.
Además, los deudos esperan que el Estado tenga presencia en el poblado, en el que se sigue esperando la posta que pudo haberles salvado la vida a muchos pequeños.
Gomero llamó la atención sobre el escaso control en las ferias agrícolas de las zonas altoandinas del país donde se venden pesticidas prohibidos.
Por Renzo Guerrero de Luna
TAUCCAMARCA:
¿QUIÉN FABRICÓ EL PLAGUICIDA MORTAL?
Han pasado tres meses desde la tragedia de Tauccamarca y no se ha encontrado ningún culpable. Muchos quizá han olvidado lo ocurrido, pensando que se trata de otra lamentable tragedia a la que los campesinos de la sierra están condenados por la fatalidad... ¿Es que no hay responsables?
El 22 de octubre de 1999, 24 niños murieron en la comunidad cusqueña de Tauccamarca luego de haber consumido el desayuno escolar. La muerte fue casi instantánea, en medio de los más atroces dolores. Otros 22 niños sobrevivieron, pero es posible que sus sistemas nerviosos hayan quedado seriamente dañados.
La tragedia evidenció las patéticas condiciones de vida de muchos campesinos andinos (dependencia alimentaria, ausencia de servicios de salud, pésimas vías de comunicación). Sin embargo, llama la atención que no haya existido mayor interés por averiguar quién fabricó el plaguicida que, en circunstancias no aclaradas del todo, los niños ingirieron.
RASTREANDO AL FABRICANTE
Según la versión oficial, el veneno causante de las muertes fue el Parathion etílico, que está prohibido en el Perú y anteriormente era comercializado por la empresa danesa Cheminova. Sin embargo, esta empresa lo sigue vendiendo en Centroamérica, lo que supuestamente daría sentido a dicha versión, que sostiene que el producto habría llegado por contrabando. Según la RAAA (Red de Acción en Alternativas al Uso de Agroquímicos), algunos frascos de Parathion etílico han sido encontrados recientemente en algunas ferias del Cusco y fueron vendidos ante la total indiferencia de las autoridades.
Sin embargo, existen dificultades para aceptar la veracidad de esta versión: el Parathion etílico es un líquido, y todos los testimonios de los pobladores coinciden en que el plaguicida usado en Tauccamarca venía como un polvo blanco. El ministro de Salud ha hecho referencia a un análisis de DIGESA sobre la leche contaminada, pero este documento no ha sido entregado al público, a pesar de las solicitudes de la RAAA.
Sería muy importante conocer el informe, porque el único Parathion en polvo es el Parathion metílico, que en el Perú se vende bajo la denominación de Folidol, como indicó Caretas en su artículo respecto a la tragedia (30-10-1999). Lo que ningún medio informó fue que la marca Folidol es propiedad exclusiva de Bayer, que lo comercializa en el Perú a pesar de que es un producto prohibido en diversos países (entre ellos, nuestro vecino Ecuador).
ADECUANDO EL PRODUCTO A LOS CONSUMIDORES...
Hace unos años, una compañía japonesa sacó al mercado un modelo de vehículos de doble tracción con ciertas deficiencias. Un grupo de compradores norteamericanos la demandó y la empresa aceptó pagar una notable indemnización. Acto seguido, retiró el vehículo del mercado... de ese país, porque pronto apareció en algunos países latinoamericanos gracias a que sus fabricantes conocían la debilidad del Poder Judicial y la falta de organización de los consumidores.
Muchas empresas transnacionales aprovechan estas ventajas para distribuir en el tercer mundo productos que no podrían vender en países desarrollados. Cuando se trata de un plaguicida tóxico, se busca que no sea prohibido y que se autorice la venta bajo determinadas restricciones, como que se venda solamente en lugares autorizados y que los compradores estén debidamente informados respecto a los riesgos tóxicos. Si no se cumple la prohibición del Parathion etílico, con mayor razón estas restricciones quedan en el papel. El Folidol se comercializa con toda libertad en el interior del país, muchas veces en los mercados, inclusive cerca de alimentos.
Además, un alto porcentaje de la población campesina no lee ni habla castellano y, por lo tanto, no puede comprender ni las instrucciones ni las advertencias. Curiosamente, en países con mayor grado de alfabetización, el Folidol está prohibido.
¿ALRIN O FOLIDOL?
Ahora bien: existe una tercera posibilidad. Algunas versiones tomadas de la población hacen referencia a Alrin, que es también un plaguicida en polvo. No está elaborado con base en el Parathion sino en el Metamidofos, que también es un organofosforado prohibido en muchos lugares. Tanto el Parathion como el Alrin son organofosforados, venenosque actúan de manera casi instantánea sobre el sistema nervioso.
El Alrin es elaborado por un laboratorio nacional: Tecnología Química y Comercio S.A., que además fabrica los herbicidas Zafa y Herbaxone. Sin embargo, ningún informe periodístico u oficial hacía referencia a este producto. Además, en algunos lugares de la sierra Alrin es un nombre genérico para señalar cualquier plaguicida en polvo, como mucha gente llama "Ace" al detergente y "Kolynos" a la pasta de dientes.
Si se hubiera revelado con claridad los nombres de los plaguicidas en cuestión y de las empresas que los fabrican, estas mismas habrían tenido interés en que se difundiera el informe de DIGESA o se ampliara la investigación. Al mismo tiempo, muchas personas hubieran tomado conciencia sobre los efectos de estos productos. (De todos modos, hasta la fecha Bayer no ha desmentido la afirmación de Caretas respecto a que se trataba de su producto Folidol.)
Según los datos que la RAAA proporciona, en el Perú existen ocho empresas que fabrican y/o comercializan cuatro compuestos químicos cuyo grado de toxicidad los ha hecho salir del mercado en la mayoría de países desarrollados. Estas empresas argumentan que su actividad se realiza de acuerdo con la ley, pero ¿no existe responsabilidad moral cuando se venden productos tóxicos basándose en resquicios legales... que las mismas empresas gestionan? ¿Acaso se ignora que el público al que están destinados es mayoritariamente analfabeto?
RESPONSABILIDAD DEL ESTADO, SÍ, PERO TAMBIÉN DE LOS FABRICANTES
La tragedia de Tauccamarca y muchas otras producidas cotidianamente que no causan mayor revuelo, demuestran que en el Perú no existen condiciones para manejar los plaguicidas tóxicos: la población se encuentra desinformada y, además, el Estado autoriza esos productos sin ocuparse de que se cumplan las restricciones para su comercialización.
Desde hace años se está gestionando la prohibición de los organofosforados y otros productos tóxicos: el Paraquat, el Lindano y el Aldicarb. Creemos que es hora de prohibirlos definitivamente y de sancionar a quienes no cumplen con las restricciones para la comercialización de estos productos. Las municipalidades de las zonas andinas deberían decomisar estos plaguicidas de los lugares no autorizados donde se expenden.
Más allá de argumentar que la venta del producto era legal, creemos que el laboratorio que lo fabricó tiene la responsabilidad social de otorgar una indemnización a las familias de los niños y de pagar el tratamiento de los que sobrevivieron. Para esto es fundamental contar con el análisis de DIGESA y reabrir la investigación para corroborar (o no) las declaraciones de los campesinos.
Bayer sostiene que produce plaguicidas precisos, inocuos para el medio ambiente... ¿No debería entonces retirar el Folidol del mercado peruano? Si se hubiera publicado que 24 niños murieron envenenados con Folidol en Alemania o Suecia, ni siquiera tendríamos que escribir este artículo para pedirles que aclaren su responsabilidad.
¿Qué se puede hacer frente a los plaguicidas?
Todos los años, en los centros de salud y hospitales de la zona andina ingresan al menos 6.500 pacientes por intoxicación debido al contacto con plaguicidas tóxicos. Sin embargo, los efectos para quienes sufren exposición permanente pueden pasar a menudo inadvertidos o ser atribuidos a otras causas.
El primer deber en la prevención de estos daños corresponde al Estado; y, al mismo tiempo, las empresas fabricantes y comercializadoras de plaguicidas deberían retirar del mercado los plaguicidas tóxicos y advertir por radio, en castellano y en quechua, sobre las precauciones que debe tomar la población cuando manipula sus demás productos.
Ante la falta de acción del Estado y las empresas, quienes trabajamos en las zonas rurales tenemos el deber de advertir a la población sobre los riesgos implicados en el uso de estos productos, así como de la necesidad de emplear permanentemente guantes, botas, máscaras y gorros para protegerse.
Nunca deben comprarse plaguicidas o insecticidas a granel que no vengan de un laboratorio reconocido. Deben estar siempre guardados bajo llave, nunca cerca del alcance de los niños y jamás colocados en botellas de bebidas gaseosas u otro recipiente. Es más barato y efectivo emplear métodos de carácter biológico para impedir la expansión de plagas, sin los riesgos permanentes que causan los plaguicidas.